Burbáguena, epicentro de la poesía aragonesa del momento

Segundo Encuentro de poetas del Jiloca organizado por Burbaca.

Texto: Enrique VILLAGRASA

 

Hace unos días en la Universidad de Verano de Teruel, en el curso: El paisaje de los libros: de literatura, naturaleza y escritores. Un lugar para escribir, curso dirigido por el profesor Nacho Escuín y el escritor Juan Villalba, se habló de reivindicar la provincia de Teruel como un lugar idóneo para el desempeño de la escritura y como paisaje de las obras literarias. Y se citó, entre otras cosas a esa poesía útil para comprender la otra realidad, sencilla o complicada, explicada con la poesía desde las realidades cotidianas. Siendo esta, la poesía, la única alternativa a la realidad.

Aunque tras el pasado incendio de Tornos que afectó y de qué manera a Burbáguena, la perspectiva desde la viña es distinta: el paisaje ha cambiado. Pero es y será un paisaje para escribir, pintar, esculpir, componer música… crear en definitiva. La provincia de Teruel y Burbáguena en particular tienen eso: facilita la creación, pues su paisaje abraza todo quehacer demiurgo.

En esta edición del Segundo encuentro de poetas del Jiloca, que organiza Burbaca (Asociación Cultural de Burbáguena) el próximo 12 de agosto por la tarde, delante de la puerta de la iglesia; se podrá ver y escuchar a seis poetas y un poeta:

El premiado y reconocido poeta y narrador, amén de dramaturgo, Antón Castro (Santa Mariña de Lañas-Arteixo, A Coruña, 1959), quien reside en Zaragoza desde el otoño de 1978; entonces tuvo su primera experiencia laboral en la vendimia en Cariñena y Alfamén. Ha publicado más de una treintena de libros de narrativa y poesía, de periodismo, biografías y ensayos. En 2020 publicó, con Ángel Guinda, El escritor de mi vida: Gustavo Adolfo Bécquer (Olifante). Y, coordina desde el año 2002 el suplemento ‘Artes & Letras’ de Heraldo de Aragón. En 2013 recibió el Premio Nacional de Periodismo Cultural, en 2020 el premio José Antonio Labordeta de Comunicación y en 2022 el Premio Pilar Narvión. Como ejemplo unos versos de un poema de su libro Vivir del aire:

 

LOS AMANTES DE TERUEL / 1

                                                A José Prieto y Vega Ruiz

 

Empecé a amarte por la letra redonda de aquella primera carta.

Me llamabas: “Madrina, Isabel”. Y luego me hablabas de la nieve,

de la soledad de los campos bajo los bombardeos,

de un tumulto antiguo de ira que se desbocaba como un corcel alborotado.

Me decías que cuando caía la noche el mundo se adelgazaba

En la brisa glacial desde los mansuetos, desde las colinas

Que se alzaban como farallones contra la tempestad inevitable.

Todos vivían en el desvelo final que precede a la caída y al adiós.

Recuerdo que ponías las primeras palabras a un paisaje que desconocía:

torres, mudéjar, escalinata, luz letal de las horas

en que la muerte avanza a trompicones entre los cuerpos vencidos,

luz letal de un vacío donde desaparecían los nombres y los rostros.

(…)

 

Lucía Martín Roy (Calamocha, Teruel, 1961) ya desde niña despierta un interés por la escritura. Más adelante, del 2020 al 2022 nace su pasión por transmitir. El primer libro coral publicado junto con otros relatos cortos y microrrelatos, forman parte de esta pequeña bibliografía que espera hacer más extensa. Su lectura intenta avivar los sentidos a los lectores de forma sencilla y natural. Participa en el libro coral Calamocha Caolín (Imperium, 2020), entre otros. Y, entre sus proyectos figura la publicación de su primera novela, la publicación del II libro coral de relatos cortos en cooperación con sus compañeros literarios de “Caolín”: Cristina Jiménez, Carmen Prado, Victoria Gonzalvo y Álvaro Blasco. Es una autora del Jiloca y calamochina de pura cepa, vivé aquí y viaja con la mente, como pueden escuchar en este poema:

 

EL EMBRUJO DEL JILOCA

Si tu fueras mi novio

Te llevaría de la mano

Por la senda del rio

Del rio de mi niñez

Si, del Jiloca

Tan pequeño y tan grande

Acompañado por palabras

En verso y prosa

De escritores que llegaron lejos

Que vinieron a verle, que se quedaron.

(…)

 

Asún Perruca Hurtado (Molina de Aragón, Guadalajara,1964). Diplomada en Magisterio por la Universidad de Alcalá de Henares, ejerce como maestra en Calamocha, localidad donde reside desde hace 30 años. En su tiempo libre escribe, sobre todo, poesía. A lo largo de su vida ha colaborado en diversas actividades culturales, tanto en Molina de Aragón como en la zona del Jiloca. Actualmente dirige el grupo de teatro de la Asociación “La Luna” y es autora de varias de las obras teatrales representadas. También es autora de tres novelas infantiles Los timbales de la lluvia, El tesoro de Ágata y Donato Leotardos y de varios libros de poemas que aún no han visto la luz. Recientemente ha publicado, junto a la artista calamochina Ritamarindo, un poemario ilustrado titulado Lunas Veladas. En él, contando en versos su experiencia con el cáncer de mama, y se atreve por fin a sacar su poesía de los cajones donde ha permanecido guardada tanto tiempo:

JILOCA

Vine a quedarme

a orillas de este río que nace

con los ojos abiertos.

Y bebí en sus fuentes claras

cuando mis entrañas secas

morían de sed.

(…)

 

Ana Fuertes Sanz (Monreal del Campo, Teruel, 1967). En Monreal creció, bajo el sol del verano y el frío del invierno. Lo que más recuerda de su infancia es el olor del azafrán en otoño y el olor de la siega en verano. Estudió en el Instituto Valle del Jiloca de Calamocha Bachillerato y COU, y luego en Zaragoza Ciencias Químicas. Cuando acabó la carrera empezó a trabajar como profesora de física y química. En los noventa trabajó en varios pueblos de Teruel (Valderrobres, Alcañiz, Monreal…) y es entonces cuando se decantó por escribir poesía, sobre todo como forma de acompañarle en la vida. Actualmente trabaja como profesora de Secundaria e imparte talleres de educación emocional para profesores.

UN DÍA FUIMOS RÍO

Un día fuimos río, y gota de rocío,

y conseguimos ser una esquina del viento,

y fuimos tierra seca, y fuimos paramera.

Un día fuimos río.

 

Un día nuestros cuerpos fueron gotas de lluvia

y granizo azotando en el centeno,

y semilla brotando bajo el surco entreabierto.

Un día fuimos río.

 

Un día nuestros ojos fueron gotas saladas,

y nuestros pies se hundieron en el barro reseco.

Un día fuimos flores, y fuimos también frutos.

(…)

 

Estela Puyuelo Ortiz (Huesca, 1976) es poeta, investigadora etnográfica y profesora de Lengua castellana y Literatura en Educación Secundaria (Gobierno de Aragón). Desde 1999 se ha dedicado a la investigación filológica y etnográfica como becaria del Instituto de Estudios Altoaragoneses (Diputación Provincial de Huesca. Además, escribió micropoemas para la exposición Minimal Natura. Collage y poesía (2015) de la artista multidisciplinar Irene Val y dirigió el espectáculo Eso tiene ser mujer. La casa de Bernarda Alba en clave poética (2018). Dirigió la revista digital rondasomontano.com desde su fundación en el año 2006 hasta el año 2013 y es colaboradora de Heraldo de Aragón, escribiendo reseñas literarias. En la actualidad está preparando un poemario sobre poesía y Yoga, tras terminar sus estudios como profesora de Yoga. Su producción poética se puede leer también de forma digital en su perfil de Facebook: www.facebook.com/estela.puyuelo

 

TIERRA

Has de saber que yo,
antes que, de mis padres,
nací de la tierra.
Soy la esperanza erguida de las tumbas anónimas
donde yacen todos los labradores que araron mi nombre.
La esperanza viva de todos mis labradores muertos.

La tierra siempre resucita.
Ellos lo saben.
Soy su semilla.

Mírame bien; yo no soy lo que parezco.
Visto, hablo, pienso, siento
como cualquiera que habita este siglo,
pero mi cuerpo es salvaje
como las garras del viento.

 

(…)

Cristina Jiménez Navarro (Calamocha, 1987). Primera generación calamochina de mi familia. Leer ha sido una de mis grandes aficiones desde pequeña, herencia de mis padres y abuelos. Periodista de profesión, al poco de comenzar a trabajar en Calamocha TV, me inicié en la escritura con el grupo que lanzó la Asociación de Mujeres bajo la batuta del poeta Juan Antonio Tello. Más tarde, lo retomé con los talleres de la escritora darocense Arancha García. Junto con mis compañeros Álvaro Blasco, Victoria Gonzalvo, Carmen Prado y Lucía Roy, publicamos Caolín en marzo de 2020, un compendio de relatos breves escritos durante las clases y que tendrá continuidad pronto con otro libro coral.

 

MI CIELO

 

Despertar entre luces rosas,

y un azul tímido y liviano

que el sol apaga mientras nace

y viste la tierra su halo.

Sentir el calor de sus rayos

en una mañana de invierno.

Si la niebla invade otros valles,

en el Jiloca brilla, eterno.

(…)

 

El fulgor del cielo se oculta

tras vetas añil y magenta.

El día muere en las montañas.

Y un estrellado negro impera.

No importa si está despejado,

si hay nubes, calima o cometas;

si el Sol o la Luna se asoman.

No hay cielo como el del Jiloca.

 

Alba Vidal (Barcelona, 1990). Maestra de educación infantil, actualmente está terminando la carrera de historia del arte. Empezó a escribir alrededor de los 10 años, animada por los concursos de poesía de la escuela. Desde entonces su relación con la escritura ha sido de idas y venidas, pero desde hace un par de años lo ha retomado de forma más asidua.  Afirma que «en relación con mi naturaleza, hallo en la poesía una vía de liberación emocional, donde puedo escribir sobre las pesadumbres de la vida, y sobre lo que muchas veces, mi alma silencia.»

 

DESPUÉS DE UN INCENDIO

De noche camino

por las aceras antiguas

tropezándome con muerte,

y solo muerte.

Seres desdichados

a la caza de una vida

que les germine entre las manos.

(…)

También, en el mismo acto, los profesores y poetas Nacho Escuín y Simeón Martín, presentarán las antologías que ha editado el Instituto de Estudios Turolenses en colaboración con la editorial Los libros del gato negro, en su colección Antología Poéticas: Teruel, campanas que doblan a lo lejos, de Idelfonso-Manuel Gil, con selección y preámbulo de Juan González Soto; Teruel en la mirada y en el alma de José Antonio Labordeta, con preámbulo de Ángela Labordeta y selección de Antonio Pérez Lasheras y Arpegios y mudanzas de E. Villagrasa.

Y, si a usted, persona lectora, le gusta también escribir al aire libre y disfrutar de la naturaleza y su paisaje. Teruel y provincia: Burbáguena y su Jiloca, sin ir más lejos es su lugar, pues es el mejor espacio de y para la reflexión que conozco: magia literaria. Ya saben que, en Teruel, la poesía es para el verano.

No quiero terminar este artículo sin citar dos libros que me parecen muy interesantes sobre el tema que nos ocupa, paisaje y literatura: Paseo literario. Antología de textos literarios aragoneses (Zaragoza, Gobierno de Aragón, 2002) de Ángel Longás y Simeón Martín y El paisaje literario. Antología (Universidad de las Palmas de Gran Canaria, 2008), de José Manuel Marrero Henríquez.