De Dante a Borges

La editorial Acantilado publica «De Dante a Borges. Páginas sobre clásicos», de José María Micó.

Texto: Enrique VILLAGRASA

 

De Dante a Borges. Páginas sobre clásicos (Acantilado) de José María Micó (Barcelona, 1961) es un libro que corrí a comprarlo (no siempre le envían a uno los libros las editoriales), pero que hasta las fiestas pasadas no he podido leerlo. Es que me gusta leer a los clásicos, también a los muertos, y cómo no también a los sabios que escriben sobre ellos y con ellos, en total complicidad, y el docto doctor Micó me tiene con sus escritos amarrado al gozoso o no banco de la lectura y tras leer este último ensayo no me cabe más que citar a su querido Dante: “Ahora quédate ahí lector, sentado,/ pensando en la delicia que has catado,/ si gozar quieres sin jamás cansarte”.

Micó, que logra con este ensayo que la tradición literaria esté de moda, nos dice en el prólogo con qué nos vamos a encontrar, con una lectura justa y necesaria de unos clásicos que están ahí pues “lo cierto es que no los define su representatividad y están ahí porque no se parecen a sus contemporáneos, porque transgredieron las normas, superaron las teorías e hicieron algo que nadie más hizo”. A mí me ha gustado recuperar a Ludovico Ariosto, Lope de Vega y a Baltasar Gracián y leer sobre Gabriel Bocángel y el conde de Villamediana, que grandes, qué poderío de imágenes en sus textos. Se puede decir que este ensayo trae al fin más luz, a la luz, si cabe, para disfrute de las personas lectoras sentadas.

Desde Por qué somos dantescos hasta Borges en el soneto, pasando por Dante y la Comedia: historia de un amor, Las pretericiones de Jorge Manrique, Ariosto y la mentira, El oro de los siglos, Ecos españoles de un eco italiano, Lázaro de Tormes, o la perfidia de la inocencia, Una idea de Cervantes, Cervantes y el Ariosto menor, Dante y Góngora, Épica y reescritura en Lope de Vega, El cancionero de Petrarca hoy, pasando por Quevedo, Las formas truncas de Rubén Darío y Gracián y la creación poética contemporánea, son los quince breves ensayos de este libro de 240 páginas, que te mantienen despierto y con el lápiz en la mano. Son textos de enorme inteligencia y de ahondar en el centro literario de estos autores para destacar a nuestros ojos esa virtualidad literaria de todos ellos. Pues con ella, con esa literatura, estoy desde muy joven, desde esos pasados años diríase. Estos autores y su literatura nos ofrecen siempre libertad y vuelo. Esa es la grandeza de estos clásicos que nos acompañan, su obra es belleza y esperanza. Y la grandeza de Micó es saberlo explicar para que nos acerquemos a ellos y disfrutemos. ¡Qué grande: inteligente y pedagógico este experto en literatura medieval y en el Siglo de Oro!

Por cierto, el autor, José María Micó es poeta, músico y traductor. Catedrático de literatura en la Universitat Pompeu Fabra y de su obra filológica y ensayística destacan diversas ediciones de clásicos españoles, antologías comentadas de poesía y varios libros, entre ellos Clásicos vividos, Para entender a Góngora y el que nos ocupa. Ha traducido a grandes autores europeos antiguos como Ramon Llull, Petrarca, Jordi de Sant Jordi, Ausiàs March y Ludovico Ariosto, además de poetas contemporáneos catalanes e italianos. A lo largo de su trayectoria ha obtenido numerosos galardones, entre los que se cuentan los premios Hiperión y Generación del 27, así como el Premio Nacional de Traducción en España y en Italia y el Premio Ángel Crespo por su traducción de Comedia de Dante. La editorial Acantilado también ha publicado un volumen que reúne toda su obra poética, Primeras voluntades. En los últimos años ha iniciado una actividad musical, y como parte del dúo Marta y Micó ha grabado los discos Memoria del aire y Sombras cotidianas.

Para terminar, cabe apuntar y dejar claro que es sin ir más lejos el canon y o la antología personal de José María Mico, de los clásicos de la literatura, y como tal hay que leerla y pensando que en ella, además, nos ofrece una lectura de los textos clásicos de lo más perspicaz e instructiva, aderezada de una gozosa ironía, para disfrute de las personas lectoras, en concreto en Borges en el soneto, por ejemplo y sin añadir nada más. Y parafraseando al propio Micó, podemos decir sin temor a equivocarnos que los espejismos de la realidad y las incertidumbres de los clásicos han tenido el mejor acomodo posible en este De Dante a Borges.