Jo Nesbø, premio Pepe Carvalho 2024, cuando apaga el teléfono móvil

Siguiendo el lema de la edición 2024 del festival de novela de misterio BCNegra, “Espíes com nosaltres/ Espías como nosotros”, vamos a ejercer de espías aficionados. A lo largo de esta semana previa al inicio del festival, desplegaremos unos informes razonablemente secretos sobre algunos de los escritores que participan. Empezamos poniéndonos tras los pasos de uno de los escritores de novela policiaca más truculentos, que recibirá la próxima semana el prestigioso Premio Pepe Carvalho que concede el festival BCNegra.

Jo Nesbø

Texto: Sabina FRIELDJUDSSËN   Foto: Stian BROCH

 

BCNegra volverá a reunir en Barcelona a la flor y nata de la novela criminal, en esta ocasión mirando al espía en su más amplia acepción, desde el agente secreto, al espionaje político incluido o incluso al espía que todos llevamos dentro. Finalmente, todo acabamos en algún momento ejerciendo cierto grado de espionaje, incluido ese público que desde la oscuridad de la sala analizará con detenimiento a los escritores que hablarán y gesticularán en las mesas y encuentros que se irán desarrollando a lo largo de diez días en la capital catalana.

Empezamos nuestro propio ejercicio de espionaje amistoso con el rubio de oro de la novela negra. De Jo Nesbø sabemos que es uno de los escritores de novela policiaca que más vende en el planeta Tierra, que aunque es ciudadano de la -generalmente- tranquila Noruega, sus libros son altamente perturbadores, con asesinatos rituales y todo tipo de oscuridades. Su nueva novela, La casa de la noche, se adentra directamente en el género del terror. Nos cuenta la historia de un chico huérfano de mente torturada, prototipo del marginado social. Cuando desaparece un chico del instituto en extrañas circunstancias, los compañeros lo ponen a él en el punto de mira. Pero no solo no ha sido él, sino que presenció algo terrible en una cabina de teléfonos cerca del bosque pero la policía no le cree. Solo le cree otra chica del instituto, tan marginada como él. A partir de ese momento, su afán por destapar lo que pasó en realidad en esa tarde aciaga, le va a complicar mucho la vida.

De Jo Nesbø  sabemos que fue futbolista, cantante, compositor o agente de Bolsa. Pero hay algunas cosas que son menos conocidas. Él es extrovertido, amable y tiene un gran sentido del humor, pero cuando sale de Noruega se aísla de los asuntos cotidianos hasta el punto de que lleva el teléfono móvil apagado o, si está de promoción, no lo lleva él encima sino su agente literaria. Y tiene en la cabeza una sola cosa, que no son la visita de monumentos ni las rutas turísticas habituales.,

En su última visita a España al festival Valencia Negra, mientras los periodistas lo perseguían por Valencia, él se escabulló sigilosamente. Los que lo vieron irse discretamente, afirmaron que llevaba en la mano una bolsa de plástico. Le vieron subirse a un vehículo con un par de personas más y desaparecer. Se quedaron con las ganas de saber qué contenía la bolsa. Alguno pensó inicialmente que podían ser CDs de música o libros, pero  el tintineo metálico lo desmentía.

Un amigo de Librújula tuvo ocasión de ver el contenido de esa bolsa que Jo Nesbø  llevaba celosamente cogida a bordo del coche que lo alejaba de miradas indiscretas. Y no era música ni libros: se trataba de un arnés, mosquetones y unas zapatillas deportivas extremadamente flexibles y suela de gola adherente, que se conocen como pies de gato. Podría pensarse que con esa equipación pretendería introducirse de manera clandestina en algún edificio para experimentar lo que alguno de sus turbios personajes realiza con nocturnidad y alevosía en sus novelas.

Pero el vehículo dejó atrás el casco urbano de la ciudad y recorrió varios kilómetros hasta la zona montañosa de Montesa.  Porque su obsesión es otra. La gran obsesión del escritor noruego en cuanto sale de su casa es retar su musculatura, su pericia y su vértigo, y escalar paredes verticales. A sus 63 años, los que lo observaron desde el suelo esa mañana alicantina trepar por la montaña vertical con una precisión y seguridad pasmosas no podían imaginar que quien estaba en esas alturas agarrándose a cada saliente era uno de los escritores de novela policiaca más exitosos de los últimos diez años. Los tópicos están para romperse: no todos los escritores son sedentarios. De hecho, ocultan más de lo que muestran.