Hic Sunt Dracones, de Olga Bernad
Olga Bernad es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza. Ha publicado los poemarios Perros de noviembre (2016), El mar del otro lado (2012), Nostalgia armada (2011) y Caricias Perplejas (2009) con Ediciones de la Isla de Siltolá; las novelas El buen amor (Nuevos Rumbos, 2013) y Andábata (Paréntesis, 2010), así como una recopilación de prosas que lleva por título Algunos cisnes negros (Ediciones de la isla de Siltolá, 2013). Su última publicación ha sido un libro de relatos: El polvo nihilista, que apareció en el sello Los libros del gato negro en 2019.
Ha sido incluida en diferentes antologías, tanto de narradoras (Hablarán de nosotras -2016, Los libros del gato negro), como de poetas (Yin -Olifante, 2010). Ha sido traducida al griego, al francés y al árabe. También ha participado en varios libros colectivos y revistas literarias con textos propios o colaboraciones críticas, entre ellas Turia, Rolde, Estación poesía, Anáfora, Isla de Siltolá, Quimera o el suplemente cultural del Heraldo de Aragón, Artes&Letras. Actualmente escribe una columna semanal en El Periódico de Aragón y prepara su nuevo poemario que aparecerá en el otoño de este 2021.
HIC SUNT DRACONES
Has venido a buscarme
cuando ya unos hombres me recuerdan a otros,
tus miradas a otras, tus palabras
a otras que hace tiempo me dijeron.
Y cuando ya he buscado detrás de las canciones,
de los nombres que acarició mi lengua,
de los cuerpos que ardieron ante mí.
Tantos incendios
fueron luces fugaces apenas presentidas
a lo lejos por dios o por el diablo
o por quien sea
que gobierne ese páramo desde el que me sonríes.
Debo decirte cuando me preguntas
en qué pienso o qué me preocupa
que vivir es también negarse a hacerlo.
Cómo voy a contarte las cosas que me pasan,
la sangre que me hierve mientras guardo
las formas y la voz. Y también guardo
algunas cicatrices y locas estampidas
de bisontes azules contra mi corazón,
los bisontes azules que golpean
y corren hacia mí o desde mí o acaso
galopan sobre mí. A veces duermen
dóciles por mis venas; tengo entonces
la sangre acariciada por un frágil ejército
de niños navegantes.
Pero cómo decirte que me duelen
y me gustan, sentirlos es sentir
y así es mi extraña vida. Si despierta
de noche la manada, yo quisiera
ser ellos, no ser yo; correr con ellos
-brutales y magníficos-, son ellos
mis canciones de amor.
Has venido a buscarme cuando sé
que estoy perdida. Vete
tras tu triste pedazo de realidad, conquista
con tu sangre tus propios desengaños.
Perros de noviembre
Olga Bernad
Ediciones de la Isla de Siltolá
88 págs. 10€