El intemporal perfume de la poesía de Celia Carrasco

La poeta navarra Celia Carrasco publica «Limos del cielo» (4 de Agosto).

Texto: Enrique VILLAGRASA

 

Siempre me ha llamado la atención Egipto, esa bendecida tierra negra: esos fértiles limos que dejaba el Nilo tras las inundaciones de color negro: esa cultura tan asombrosa, brillante. Como brillante y asombrosa es la poesía de Celia Carrasco Gil (Tudela, 200) en este cuadernillo que llega a mis manos: Limos del cielo (4 de Agosto), que es a la vez nuevo poemario y selecta selección de sus poemas publicados (2016-2022): “Limos del cielo es al mismo tiempo poemario y selección, libro unitario en la temática, pero también diverso en cuanto a la procedencia de sus textos”.

Así, los poemas ‘Invocación desde el acantilado’, ‘Inspiración pintoresca’, ‘Granada’, ‘Tormenta verdinegra’, ‘Mochuelo versión 2.0.2.0.’, ‘Al otro lado de la red’ y ‘Sobre fondo olvidado’ forman parte de Entre temporal y frente (Olifante, 2020), mientras que ‘Selvación’, ‘Ahorcado amazónico’, ‘Niña de agua’ y ‘Espeleología’ pertenecen a Selvación, XXII Premio Gloria Fuertes de Poesía Joven (Torremozas, 2021).  Y, el poema ‘El despertar’ vio la luz en el número 140 de la revista Turia (2021). Y los demás –la serie ‘Tambor del Inframundo’ y los poemas ‘El bulbo’, ‘Ajoblanco’ y ‘Lac Daumesnil’– se publican ahora por primera vez.

Este recorrido particular e íntimo de y por su obra nos da cuenta de la creatividad y utilización del lenguaje vanguardista por la poeta Celia Carrasco: que logra ese intemporal perfume de la poesía. Sabiduría poética la de esta joven genia que se refleja en la búsqueda de las fuentes literarias (egipcias y griegas, entre otras), de ese limo fértil: “Y allende la palabra, fuiste voz,/ rodilla oral o cráter que nos funda”.

Y con esta lectura no nos queda más remedio que descender al inframundo, pues allí, en ese lodo, es donde las personas se empujan y se aglomeran ante las nuevas mitologías que nos acechan: “La masa se desfonda en su melancolía. Es fécula que nubla la mirada, o tal vez padre virgen sobre el lodo, que quebranta los pasos, los retiene, que quebranta los pasos, los repite, cuando el agua nos pesa y es pirita, dolor fosilizado, mineral de legaña en cada sedpedida”. Y descubrir que ‘Tambor del inframundo’ nos enseña que la verdadera creación requiere que renunciemos a la apropiación, como bien dice la poeta: “Compadezco a la fiera del lenguaje, a la herida del nombre, a la voz carroñera que nos nimba”.

Pero es en el poema dedicado al lago del parque Bois de Vincennes donde la poeta demuestra que ha aprendido y aprehendido a sentir el pensamiento y a pensar el sentimiento unamuniano. De ahí que su poesía sea intelecto y emoción en magnífica imbricación. Puesto que si sus poemas son bellos es por esa revelación de inteligencia poética: pues sus versos despiertan la emoción, la capacidad imaginativa y el entendimiento en la persona lectora que se acerque a su poesía. “Entre criptas de luz,/ de enjambres escoltados por el viento,/ entiendes la calumnia de la piedra,/ del risco que fue ave alguna vez, del jeroglífico/ triangular del cuerpo”.

Creo que la poesía de Celia Carrasco genera expectación y es en el silencio creador donde se realiza, como expresión de su ser y en ese erotismo de su poesía es donde radica esa otra forma de conocimiento; y el placer que nos produce leerla es por ese espacio creado, imaginado, de encuentro con el otro, con la comprensión de la otredad, que siempre es diferente: “Polvo de la paz blanda/ trocada en armadura”.

Por último, hay que señalar que este Limos del cielo está precedido de tres citas de otros tres grandes y admirados poetas, como son Maria Zambrano, José Ángel Valente y Edmond Jabès, que nos jalonan el recorrido de su poesía, y por una nota a la edición de la propia autora, quien nos cuenta el porqué y hacia dónde mira su obra: “Hacia allí miran las algas de pestañas de una niña en la espeleología de otros tiempos. Y ven esa columna de acreción que es toda geología de la piel. Ven un limo del cielo en la palabra. Ven un ajo terroso que a su vez es fulgor que reverbera”.

 

EL BULBO

El bulbo, la joroba,

el sótano implosivo del albor,

apenas un vampiro en el desierto.

Ajo, fulgor terroso,

fiel

decapitación

de

tu

silencio.

Absorción de las sombras

del lenguaje:

la entraña en floración

y el despertar apócrifo

del cielo.