«Vamos a recoger los escombros», de Alfredo Pérez Alencart
Enrique Villagrasa escribió así sobre la poesía de Alfredo Pérez Alencart: «Poesía que entra por los poros y se adueña de todo».
Nacido en Perú, en 1962, este poeta y profesor universitario enseña Derecho del Trabajo en la Facultad de Derecho de la Universidad de Salamanca, ciudad donde reside y ejerce una intensa labor cultural. Ha sido reconocido con los Premios Internacionales de Poesía: Vicente Gerbasi (Venezuela, 2009), Jorge Guillen (España, 2012), Umberto Peregrino (Brasil, 2015) y la Medalla Mihai Eminescu (Rumania, 2017). Autor de los poemarios: La voluntad enhechizada (2001), Madre Selva (2002), Pájaros bajo la piel del alma (2006), Cartografía de las revelaciones (2011), Prontuario de infinito (2012), Memorial de Tierraverde (2014), Los éxodos, los exilios (2015), El pie en el estribo (2016) y Ante el mar, callé (2017). Sobre su obra poética se han publicado los siguientes estudios: Alencart, poeta de todas partes. Ensayos y Notas (Hebel-Betania, 2015) del poeta y profesor universitario venezolano Enrique Vitoria Vera (Coordinador), La obra poética de A.P. Alencart (Hebel-Betania, 2017) del poeta y ensayista colombiano Jaime García Maffla y Visión poética en tres libros de Alfredo Pérez Alencart (Hebel-Betania, 2017) del poeta y profesor puertorriqueño David Cortés Cabán.
A continuación publicamos su poema inédito «Vamos a recoger los escombros»
Vamos a recoger los escombros
y ver qué se puede hacer con lo que ha quedado.
Los días caídos, las horas sombrías,
los minutos que mucho se hicieron notar:
escarbemos todo ese tiempo
que trajo su propio pavor mientras pasaba;
limpiemos las viejas llaves del corazón;
desenterremos los cánticos que quedaron debajo
de tantas bocas turbadas; saludemos
de nuevo a quienes se apartaban
al vernos…
Tenemos el fervor para seguir,
una linterna alumbrando nuestros pasos
aunque los coches con sirena sigan
su tránsito frenético y todavía pocas parejas
se tomen las manos cuando el crepúsculo.
Nada de jolgorios: solo muestras de humildad
para que el árbol del miedo
no siga floreciendo.
Vamos a recoger los escombros
y ver qué se puede hacer con lo que ha quedado.
Alfredo Pérez Alencart
Inédito