Magdalena Lasala reivindica la figura de Teresa de Vallabriga en su novela «Los Lirios del Sol»

La Esfera de los Libros publica la novela histórica de Magdalena Lasala «Los Lirios del Sol».

Imagen parcial del retrato de María Teresa de Vallabriga pintado por Goya.

Texto: Enrique VILLAGRASA

 

Una vez más nos vuelve a sorprender la poeta y narradora Magdalena Lasala (Zaragoza, 1958) con su novela Los Lirios del Sol (La Esfera de los Libros), que si bien es una novela reivindicativa de la figura femenina y emblema de la Ilustración Teresa de Vallabriga, viuda del infante Don Luis de Borbón y Farnesio, tío carnal del rey de España Carlos IV, y del feminismo en la España monárquica del siglo XVIII es a la vez un atractivo juego con el Tarot en la mano y un saber y conocer aquella casa de los dioses de alabastro, la antigua casa Zaporta, y el porqué del Patio de la Infanta. Más ecos y voces del esoterismo y de la masonería.

En esta novela hay mucho trabajo de investigación, seis páginas de bibliografía lo demuestran, más la semblanza histórica de Doña María Teresa, condesa de Chinchón y suegra de Godoy, y de otras grandes mujeres más y de esas otras luchadoras, tan valientes como desconocidas; hay historia y leyenda, amor e intriga y siempre sociedades secretas, como no puede ser de otra forma para contar la historia de forma agradable e inquietante y que enganche a las personas lectoras, y además significada con el culto a la diosa femenina, la Gran Madre o la madre Tierra, incluido. Y lo más curioso y significativo, si cabe, los capítulos son los arcanos mayores del Tarot y llevan como delantal versos exquisitos, de la propia autora. ¡Ahí es nada!

En la novela aparece la revolución francesa y sus ecos de guillotina, también el nombre de Goya, quien está muy relacionado con la reina Vallabriga, la infanta, quien sufrió persecución por parte de la Inquisición, al igual que Sabina de Santángel, cristiana del siglo XVI. Aunque para mí la verdadera heroína de esta historia es la hija de Rosa de Rosas, ahijada de Teresa de Vallabriga, Escarlata de Rosas para más señas, la narradora, quien tiene además un enamorado fantasma, Guzmán de Arce, de ojo cuidado con él. Escarlata “tenía el privilegio de servir a la infanta como cronista de todo lo que ocurría dentro de esa casa y en Zaragoza, como si algo en nosotras comprendiese que estábamos recogiendo el relato del final de una época que nadie comprendía aún que estaba llegando”.

Así pues, este viaje interior y exterior de las protagonistas de esta novela, peregrinas de su propio viaje, le lleva a crear la escuela Los Lirios del Sol a Teresa de Vallabriga, para descubrir y desarrollar el talento de las mujeres, sin condición social que valga, en la novela al menos: y fue otro de los protagonistas y enamorado de Teresa, Francisco del Campo quien pensó una forma de establecer oficialmente la escuela de la infanta, para callar murmuraciones sobre el carácter caprichoso de Teresa de Vallabriga y sobre lo que hacía él, pues ya terminaba el verano y todavía seguía en su casa. Así fue constituida la escuela de Los Lirios del Sol”.

En esta novela que te engancha desde la primera página a la última, 385, es de necesaria y justa lectura. En ella hay, pásmense ustedes, ecos de aquella mujer Sophie de Sang, bisabuela de Escarlata, y reencarnada en la protagonista de la búsqueda del grial femenino, con Robert Langdon, que en la novela famosa se dice que ha escrito el ensayo titulado Símbolos de una diosa femenina perdida. Esto ya es de nota y para los que hayan leído la obra de Magdalena Lasala, La casa de los dioses de alabastro, y la novela de Dan Brown, de cuyo nombre no quiero acordarme.

En definitiva, la logia-escuela-novela Los Lirios del Sol relata aquel momento histórico que pudo representar un tremendo cambio educacional en el ámbito de la mujer, siglo XVIII, pues aquellas mujeres nobles y otras de clase alta, económica, pasaron de ser educadas para ser buenas esposas a descubrir y apasionarse por saber y conocer, por la lectura y por la educación femenina, para su propia independencia intelectual y económica. Y la infanta Teresa de Vallabriga, grande entre las grandes y menospreciada por doquier, refleja como pocas la idiosincrasia femenina, el ser mujer y hacer valer sus derechos. Las monarquías nunca han traído nada bueno. Fueron las ilustradas las que fundamentaron las bases de la educación femenina en todas las clases sociales, al menos en la novela. Novela escrita con lenguaje ágil y sencillo, fácil de entender.

Cabe apuntar, por último, que la escritora Magdalena Lasala es autora de una extensa producción literaria, que abarca todos los géneros. Posee una amplia formación multidisciplinar, volcada como finalidad primordial en la escritura. Con más de cincuenta obras publicadas, muchas de ellas cuentan con múltiples reediciones y han sido traducidas a distintos idiomas. Recibió el Premio de las Letras Aragonesas en 2014 y es miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis y de la Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País. Por cierto, hoy miércoles 20 de este mes de septiembre, a las 19 horas, en Ibercaja Patio de la Infanta (San Ignacio de Loyola, 16) de Zaragoza, Magadalena Lasala presentará esta su novela, Los Lirios del Sol, acompañada por José Luis Rodrigo, director general de la Fundación Ibercaja, y Sara Fernández, consejera de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza. ¡No se la pierdan la novela ni la presentación, si pueden, claro!

Cabe citar, finalmente, el significativo y explicativo poema de Lasala que le sirve de introito de esta novela, del libro Seré leve y parecerá que no te amo (Olifante, 1993): “Por explicarme y explicarte/ y comprenderte y comprenderme/ llamé a las puertas que abrían otras puertas/ abrí ventanas que invitaban al vuelo/ recogí la llave del gran secreto,/ conocí la verdad./ Ahora he de guardar silencio”.