Un poema, el mejor regalo que podemos hacer a nuestro cerebro
21 de marzo, Día Mundial de la Poesía.
Texto: Enrique Villagrasa
Poetas de toda condición y tendencia para este Día, que según la Unesco, celebrado cada año el 21 de marzo, conmemora una de las formas más preciadas de la expresión e identidad y lingüística de la humanidad. La poesía, practicada a lo largo de la historia en todas las culturas y en todos los continentes, habla de nuestra humanidad común y de nuestros valores compartidos, transformando el poema más simple en un poderoso catalizador de diálogo y paz.
Pues bien, uno se pasea por las bibliotecas, las revistas especializadas como Librújula, sin ir más lejos, y por las librerías y ojea y hojea… y aquí va esta propuesta de lectura para hoy y mañana: si ustedes, personas lectoras, quieren y aceptan unos sugerentes y placenteros deberes: donde la calidad y la belleza brillan por doquier. La poesía se debe leer, escuchar, ver, saborear, recitar, regurgitar, pasear o lo que ustedes quieran. Pero, recuerden que es el mejor regalo que le podemos hacer a nuestro cerebro o al de la persona vecina: leer poesía, claro. Poesía con enjundia, poesía poderosa, potente, con pensamiento, con profundidad; poesía justa y necesaria donde las haya. Son poemas que nos ayudan a conocernos y a conocer al otro, con su paisaje y su paisanaje. Fascínense, descubriendo nuevas y maravillosas cosas con estos poemas y su misterio y pasen un muy buen día.
Abel Santos (Barcelona, 1976), de La bella lejanía (La Garúa)
HAY ALGUNOS QUE VUELVEN
De tantas cosas que queremos
ya no sabemos
qué vamos a querer en la vida.
Sin embargo, el corazón
no se molesta
en tomar decisiones,
y en la sombra
se ríe en secreto
de todas las opciones,
libertades
o cadenas
de las que presume
el pensamiento.
Mientras y esté vivo
en esta casa se hará
lo que yo diga.
Sesi García (San Sebastián de los Reyes, Madrid, 1992), de Ciudad perdida por otra ciudad (Siltolá)
MAITINES
Soñar que sueño con algunas cosas
que luego casi siempre se me olvidan.
Soñar con el espejo
de las preocupaciones superadas.
Soñar con el empleo de un seudónimo
anglosajón en las novelas
populares y policíacas
escritas en los blanquinegros años cuarenta.
Soñar con un espacio exótico,
de fronteras difusas
y memorandos agolpados
a caballo entre Periferia y México.
Soñar que el valle chilango posee
razones suficientes para mi calendario.
Aurora H. Camero (Bogotá, Colombia, 1994), de Violeta (La Bella Varsovia). Accésit del I Premio Ana Santos Payán para Proyectos de Libros de Poesía
el deseo está listo para amar/ y no tengo más
preguntas/ estoy tan plena/ a la vista/ de mi
preciosa verdad/ yo te escucho/ todo lo que
escribo/ nace de tus dedos/ la hora es/ la hora
que es/ y nos tiñe/ …tan cerca del ojo del mundo/ el
deseo está listo para amar/ y yo quiero tanto…/
tantísimo/ estoy dispuesta a dar/ todo/ estoy dis-
puesta a recibir/ todo/ como una niña entre mis
brazos/ me desnuda/ me llama/ yo la alimento
devota/ acaricio su llanto/ en el sueño que anhela/
((ella cuelga de mi))
José Antonio Santano (Baena, Córdoba, 1957), de Sepulta plenitud (Olé Libros)
MACELLUM
De la piedra el silencio
crece,
reverbera su luz en el mercado
y todo se acomoda al lenguaje
de peces y hortalizas,
verduras, carnes,
aromáticas hierbas.
De la piedra nace
ese mágico instante
que la rutina muda
en exquisito fruto.
En la piedra habita
absoluta
la vida.
Ricardo Díez Pellejero (Bilbao, 1971), de El silencio del colibrí (Olifante)
CEMENTERIO MARINO
Apaciento carneros misteriosos,
rebaño blanco de mis quietas tumbas.
Paul Valéry
Allí quedó su magisterio
mirando al étang de Thau o a orillas del Moncayo
y aquí queda nuestra torpeza,
aún por ludir,
escribiendo un hilo de fuga
en las caracolas que adornarán las puertas del olvido,
enseñando a hablar salazón
a quienes llegan
y esperan una lluvia
que les otorgue
algo parecido a una pertenencia marina.
Yves Namur (Namur, Bélgica, 1952), de El libro de las siete puertas (Fundación Ortega Muñoz), en edición bilingüe de Emilia Oliva García
SOLO
El silencio del Simple
Podría elevar la Palabra
Mucho más allá de las palabras.
Es el único
Que podría elevar la Palabra,
Lejos
A los márgenes,
Lejos
A lo que está vacío
Y el vacío.
Juli Mesa (Arrecife, 1990), de Soo (La Bella Varsovia). I Premio Ana Santos Payán para Proyectos de Libros de Poesía
HAY DOS SIGNOS:
la enfermedad
el silencio de la enfermedad
articular el balbuceo
Magdalena Lasala (Zaragoza, 1958), de El amor, la vida y tú (Olifante)
CIMA
Sentir lo que tú sientes, quiero lo que sientes, vivirlo vivirte
quiero sentir como tú, vivirte en tus sentidos mudos, saber
cómo eres, lo que eres fuera de mi idea, saberte amarte en lo
que eres, tu verdad.
Tu verdad quién eres amor, que fuera de mi sueño, fuera de la
imagen seducida, cómo eres en la penumbra del límite intuido
quién eres, quiero serte amor, sentirte cuando sientes así.
Luis Santana (Medina del Campo, Valladolid, 1957), de El frío que corresponde (Arial-Marte)
EL HILO, LA HERIDA
El hilo se llenó de sangre
lana
y la madeja que rueda
sobre la mano
de amapola.
La herida cuelga
del hilo
agrieta el ojo
él se lamenta
el pozo que los contiene.
En la boca la tazadura
de nuevo el desamparo.
Luis Marigómez (Nava de la Asunción, Segovia, 1957), de Vislumbres (Huerga y Fierro)
luna casi llena
la cenada con espigas huecas
sin recoger
al aire denso de calor
Júpiter y Venus muy juntos
en el cielo
calle de la muerte
y de la vida
Miguel Veyrat (Valencia, 1938), de Vértigo (Bartleby)
HEMISFERIO
No quedarán soles para disolverla
La materia obscura en su sesera
Zurcida está la mirada
Al hemisferio izquierdo
Y ya no puede atravesar
Una y otra vez el alba
Como cuando entero
El corazón despierto en
Llamarada de fuego para encender
La materia abierta en su sesera
Elías Gorostiaga (Valencia de Don Juan, León, 1963), de Las provincias de Bente o vivir en un Chagall (Pre-Textos). V Premio Internacional de Poesía Juan Rejano-Puente Genil
28.
Silente y sin esfuerzo es el vuelo de los búhos.
Así las nubes jóvenes intentan mover el alcaduz,
los cangilones de noria que no giran.
Sin fuerzas, las nubes jóvenes pasan hacia el mar plano y seco,
escuchan el silencio de los pozos.
Tomàs Camacho Molina (Ponferrada, León, 1960), de El pez en la chistera (Petrópolis)
XL
No tendré ninguna piedad
con los versos que no me gusten.
Seré despiadado,
aun conmigo.
Verónica Aranda (Madrid, 1982), de La rosa contra el lino. Antología poética (Polibea)
X
Seguimos el ritual
esparciendo jabón de olivas negras
y entramos al vapor
como a un teatro.
La piel transpira libre.
Sale su melodía, se proyecta
luz almagre en las fuentes.
Cuando llegue la noche,
olerá a manantial y a almendras dulces.
Entre el agua y la piel, espacio abierto
a un diálogo fértil.
Indagaremos en la transparencia.
y Miguel Hernández, <<Compañera de nuestros días>>. Antología de poemas y prosa con presencia de mujer (Adeshoras). Edición de José Luis Esparcia
ANDALUZAS
Andaluzas generosas,
nietas de las de Bailén,
dad a los verdugos fosas
antes que fosas nos den.
Parid y llevad ligeras
hijos a los batallones,
aceituna alas trincheras
y pólvora a los cañones.
Sembrada está la simiente
y vuestros vientres darán
cuerpos de triunfante frente
y bocas de puro pan.
Lambert Schlechter (Luxemburgo, 1941), de Peatón de la Vía Láctea. Pequeños vaniloquios a lo largo de los días novenas (Huerga y Fierro). Edición bilingüe. Traducción de Laura Salguero Esteban y Margarita Osorio Menéndez
jamás he comprendido por qué escribió
que abril era el mes más cruel
la primera semana del cuarto mes
es sin duda la más bella del año
el momento crucial
del carrusel de las estaciones
vuelta a la luz, a la vida
tras la negra noche del invierno
la magnolia abre sus miríadas de sexos