Gigamesh, la segunda librería de Fantasía y Ciencia-ficción más grande de Europa, cumple 40 años muy friquis
La librería Gigamesh fundada por Alejo Cuervo, el editor que trajo a España «Juego de Tronos», acaba de cumplir 40 años como santuario de la literatura de géneros fantásticos.

Iñigo y Alejo Cuervo: ayer, hoy y mañana de Gigamesh.
Texto: Antonio Iturbe
A Alejo Cuervo le encanta la palabra friqui, con «Q». Ya le gustaba antes, cuando no estaba de moda serlo. Muy jovencito, tras foguearse con el fanzine Tránsito, empezó como editor con una revista artesanal de ciencia ficción llamada Gigamesh en honor a una broma iniciada por Stanislav Lem y secundada por Luis Goytisolo. Como librero se inició los domingos en el Mercat de Sant Antoni de Barcelona y habilitando un rincón de la tienda de artesanía de su madre para vender libros de género fantástico.
Fue allí, una tarde que ya es leyenda, cuando entró una señora a pedir La Celestina y, desde detrás del mostrador, le respondió: “Lo lamento, aquí solo tenemos vicio y subcultura”. Un lema que, en una placa, preside la entrada de la librería Gigamesh 40 años después.
Alejo Cuervo también ha compaginado su tarea de librero con la de editor. Tras pasar por la editorial Martínez Roca en la época en que el sello se dedicaba a la ciencia ficción, antes de que la maquinaria aplanadora del Grupo Planeta la descafeinase, montó su propia editorial, con el mismo nombre que la tienda: Gigamesh.
Las editoriales grandes no estaban interesadas en ese nicho de friquis de la ciencia ficción obsesionados con novelas de mundos explosivos y fantasías de espada y brujería. Por eso no prestaron mucha atención cuando esa minúscula editorial Gigamesh se quedó los derechos de un tipo rechoncho con barba de náufrago llamado George R. R. Martin. El exitazo de Juego de Tronos fue monumental y ayudó a que la librería Gigamesh abriera en una nueva ubicación en la calle Bailén de Barcelona en un espectacular local con dos kilómetros lineales de estanterías dedicadas a la Fantasía, la ciencia ficción y los juegos de rol, convirtiéndose en la segunda librería del género más grande de Europa, tras la mítica Forbidden Planet de Londres.
Ayer se cumplieron 40 años de la apertura de la primera Gigamesh y su fundador, Alejo Cuervo, lo quiso celebrar al estilo de la casa: en la sede de la librería, sin parafernalia ni discursos, entre amigos, abriendo la librería a los clientes que ya son amigos.
Se sentó de manera desenfadada en la mesa por la que han pasado todos los grandes autores españoles e internacionales de ciencia ficción, también los medianos y pequeños. Una sala donde se realizan firmas de libros, hay partidas de juegos de rol o se celebran clubs de lectura. Esa misma tarde, ya había tenido un mano a mano con Cristina Macía, traductora de los libros de George R.R. Martin, codirectora del Festival Celsius y cómplice desde los inicios de Alejo Cuervo. Cristina Macía ejerció de inmoderadora con mucho sentido del humor en un acto que quería ser un encuentro entre amigos.
Fueron pasando por la tarima amigos de la casa y empleados, que también forman parte de la familia. Humberto Revilla“Truman” explicó que cuando abrió la librería tenía 8 años: “no puedo imaginar mi vida de friqui sin el faro que ha sido Alejo”. Explicó que muchos del mundillo del Fantasy “cuando Alejo Cuervo se dispuso a editar Juego de tronos con una edición de salida de 4.000 ejemplares le dijeron ¡Estás loco!”. Pues no lo estaba tanto.
Marta Belmonte señaló que “en aquella época ser friqui era una cosa rarísima y el blanco de todas las collejas. En un mundo donde todo el mundo escribe, yo soy lectora y Gigamesh ha sido ese sitio donde te sientes en casa”. El artista gráfico Cels Piñol ha explicado cómo empezó a frecuentar la primera tienda de Gigamesh y Alejo Cuervo le hacía cambiar los libros que se quería llevar por otros que le recomendaba, y eso terminó siendo una gran escuela. La escritora Susana Vallejo explicó que venía expresamente desde Madrid en autocar para venir a la librería: se plantaba en la puerta incluso antes de que abriesen para no perder ni un minuto.
También desfilaron por el estrado el gerente Víctor Monzonís y algunos de sus libreros. El ya legendario “librero del mal”, Antonio Torrubia, que de saltarse las clases de su curso de informática para merodear por los pasillos de la librería saltó al otro lado del mostrador, saludó lo justo para regresar a la caja porque la tienda estaba que ardía. Se quedó en representación de los libreros Anna Maria, con más de 30 años a bordo, que también era una clienta tan habitual de la tienda a la que un día se le ocurrió pedir trabajo y enseguida la aceptaron. Cuando Alejo Cuervo señaló que a la hora de cierre tenían que apremiarla para que se fuera a casa. “¡Teníamos que echarla!” ella dice que 33 años después sigue siendo así, porque ama su trabajo, y al decirlo incluso se emociona.
También estuvo presente el relevo generacional, Iñigo Cuervo. Alejo acaba de anunciar que a sus 65 años, deja paso. Su hijo Iñigo, joven y risueño, que creció jugando con su hermano entre los pasillos de la librería y aprendió a leer con los cómics, se hará cargo del timón. Al preguntarle cómo van ser los siguientes años, afirmó con rotundidad: “Continuidad. Seguir en la misma línea. Hay un buen futuro por delante. ¡Tenemos que apuntar a la tercera generación!”.
Al preguntarle a Alejo Cuervo por ese lema que permanece en el frontis de la tienda 40 años después, “vicio y subcultura”, afirmó que “los vicios que tenemos son cada vez más pijos. ¡Me ha llegado una troqueladora para cantear las fichas del Game World! La comunidad friqui se está volviendo cada vez más pija.”
Remató Cristina Macía, poniéndose seria por primera vez en una tarde de celebración: “con la oleada reaccionaria que está viviendo, como no defendamos con fuerza nuestro territorio del vicio friki y la subcultura nos van a arrollar”.
Después de unos segundos de silencio meditabundo el grito resucitador: “¡A tomar una copa de cava!”
Hoy jueves 11 de junio siguen las celebraciones: conversación entre Alejo Cuervo y Antonio Torrubia, el jueves hay sesión de terror en la que intervendrá la filósofa, escritora y librera de Gigamesh, Isabel del Río. Y el viernes la cosa no decae. Deseamos larga vida a Gigamesh. Más que una librería, un refugio para la imaginación.
Para saber más sobre estos 40 años fantásticos podéis escuchar a partir del viernes 13 de junio a Antonio Torrubia, Cristina Macía e Isabel del Río en nuestro programa del LIBRÚJULA PODCAST que dirige Carlos Luria, dedicado a los 40 de Gigamesh. Está disponible en Spotify, Ivoox y las principales plataformas.