El abecedario casual de Lorenzo Silva

Como si de un interrogatorio se tratara, nos hemos metido en el papel de investigadores y hemos sometido a Lorenzo Silva a nuestro cuestionario particular y estas han sido sus respuestas.

Texto: Lorenzo SILVA  Foto: Carlos Ruiz B.K

 

Amor: Esa luz a la que no cabe negarse, aun con sus sombras.

Barcelona: Mi ventura, mi otra casa y la playa de Don Quijote.

Camino: Allí donde te espera, a la vuelta de un recodo, tu ser profundo.

Desafío: La sal del existir. Y del investigar. Y del escribir.

Familia: Llama que a la vez alumbra, caldea y disipa los espejismos.

Gendarme: Quien te exime de tener que estar a lo que le plazca al matón.

Historia: Una madeja que nadie, ni el más listo, puede desliar por sí solo.

Investigación: La quimera, irrenunciable, de tratar de dilucidar la verdad.

Juventud: El tiempo de los hallazgos, del que se vive luego para los restos.

Kafkiano: Ávido de fe, razón y piedad. Dice “absurdo” quien no lo entendió.

Ley: La única defensa frente al iluminado, que siempre encierra un déspota.

Muerte: Región inefable e indescriptible. No importa y hace que todo importe.

Nacionalismo: Desorientación sideral. Todo está lleno de dioses (Tales dixit).

Ñoño: De sentimiento flojo. Nadie está exento de serlo alguna vez.

Obra: Lo que hacemos, lo que somos. El resto: ruido, humo y hojarasca.

Peregrina: Mujer con una meta. Sin prisa por alcanzarla.

Quijotesco: Uno que sabe que ceñirse a lo conveniente es un plan demencial.

Rabia: Energía que libera o que condena. Incumbe al rabioso discernirlo.

Santiago: Un pescador. Una ciudad. Un itinerario. Mejor sin Matamoros.

Thriller: Una fruslería, si se queda en dar sustos y no va un poco más allá.

Universal: Lo que de tu aldea se entiende sin estar empadronado en ella.

Víctima: El centro, la razón de ser de una pesquisa. Olvidarlo es un pecado.

Web:. Desde algún lugar te observa una araña. Las arañas no son amistosas.

Xenofobia: Ilusión de pertenencia a un lugar llevada al extremo del delirio.

 Yo: Una lata. La literatura es una forma de acarrearla y evitar patearla.

Zozobra: De donde sale, al final, lo único que verdaderamente aprendemos.