Surrealismo y misterio en «El Tribunal de los secretos» y «Armada de locura»

Ediciones Dolmen publica por primera vez en España la serie completa «El Tribunal de los secretos», un clásico del cómic de la última década del siglo XX.  Y La Cúpula, la novela gráfica «Armada de locura» sobre la vida de la pintora y novelista inglesa Leonora Carrington. 

Texto: Manu GONZÁLEZ  Ilustración: Teddy KRISTIANSEN

 

En 1993, la editora de DC Comics Karen Berger englobó las seis series que estaba editando bajo un mismo y oscuro paraguas: Vertigo Comics. Shade, el hombre cambiante, Sandman, La Cosa del Pantano, Animal Man, Hellblazer y La Patrulla Condenada, series que habían ensalzado los nombres de guionistas como Alan Moore, Neil Gaiman o Grant Morrison, podían volar más libres ya lejos de la férrea dictadura de la continuidad de la casa de Superman y se abrían las puertas a otras historias más oscuras y menos apegadas al universo DC, como Predicador, Los Invisibles o Transmetropolitan. Aunque no todo sería nuevo, otras historias siguieron renovando el antiguo pero excitante mundo de color de más de cincuenta años de cómics locos y surrealistas. Ahí estaban Sandman: Mistery Theatre, Kid Eternity o los veinticinco números de la serie de Steven T. Seagle y Teddy Kristiansen que Dolmen ha recopilado en dos tomos y que en un principio se títuló La Casa de los Secretos.

Publicada entre 1996 y 1998, El Tribunal de los Secretos fue la serie más noventera en el sello editorial de cómics que definió esa década (con permiso de Image, claro). Ocurría en Seattle, la protagonista era una joven punk nihilista con un peinado imposible de la época y había grupos de rock. La idea de retomar el título de una mítica antología de cómics de terror y ciencia ficción (House of Secrets) de los 50 y 60 (donde nació la mítica Cosa del Pantano) se le quedó muy corta al autor de Misisipi, Steven T. Seagle, quien tenía poco más de treinta años en la época en que comenzó a escribir el libreto de esta historia. Seagle no tuvo el pasado rebelde de su personaje, Rain Harper, pero siempre fue un enamorado de la música y participó en varias bandas de instituto y universidad antes de ponerse a escribir cómics. Con su nueva historia, Seagle metería a Vertigo en la contracultura rock de principios de los noventa convirtiendo el grunge en un cómic místico sobre el perdón y el castigo en una mansión encantada con un jurado de fantasmas que juzgan asesinatos, robos, violaciones o simples mentiras. El personaje de Harper tendrá que asistir a estos espirituales seres de férreas normas legales en sus extraños juicios del Más Allá. Para el arte se contó con el danés Teddy Kristiansen, quien venía de triunfar con el cómic europeo Superman y la Bomba de la Paz y cuyo estilo anguloso y expresionista, digno del mejor Fritz Lang, convirtió un cómic de aires punk-grunge en una experiencia cercana a El Gabinete del Doctor Caligari. Todo un acierto visual para una rara avis en su época, como el neoyorquino Ted McKeever, otro de los artistas más personales de Vertigo y toda la década de los noventa. El Tribunal de los Secretos nunca llegó a editarse completa en España en su época: una espinita clavada que nos hemos arrancado gracias a la excelente labor de los editores de Dolmen. Por fin podemos tener en nuestras manos un clásico de la última década del siglo XX.

Tan surrealista como el cómic de Vertigo fue la vida de la pintora y novelista inglesa Leonora Carrington. Rebelde, feminista, antifascista, víctima e hija acaudalada de un hombre de negocios que siempre la repudió por su rebeldía, Carrington estuvo en primera línea de la vanguardia parisina del surrealismo. Mantuvo una larga relación sentimental con Max Ernst hasta que estalló la Segunda Guerra Mundial y tuvo que huir a España, donde fue violada e internada en un manicomio de Santander. Al final pudo encontrar su lugar y su vida en Ciudad de México, donde se convirtió en una de sus artistas más reconocidas hasta su muerte, en 2011, a la edad de 94 años. La académica Mary S. Talbot realiza una labor biográfica encomiable al juntar la psique, el arte y la historia de Carrington en Armada de locura, novela gráfica publicada por La Cúpula en la que destaca el arte del genial Bryan Talbot, quien crea un delicioso viaje visual por la mente destrozada y surrealista de Carrington a finales de los años treinta y principios de los cuarenta.