Sexto Piso publica por primera vez en español «Los Cantos» completos de Ezra Pound

L0s «Cantos«, el poema épico más importante del siglo XX.

Texto: Enrique VILLAGRASA

 

Releer a Ezra Pound (Idaho, 1885 – Venecia, 1972) es entender por qué fue el poeta más influyente en las vanguardias del siglo XX: nos mostró su mundo (de)construido. Y ahora, tenemos la suerte de que Sexto Piso haya publicado esa obra ingente, todos sus Cantos (2018), por primera vez en español, con magnífica traducción de Jan de Jager y prólogo de Giorgio Agamben: volumen que comprende hasta el canto CIX, recogiendo asimismo los borradores y fragmentos de los cantos CX a CXVII y el apéndice traducción de los cantos italianos. ¡Ahí es nada el trabajo del traductor, muchos años de clavar codos diríase!: “Los animales salvajes son ahuyentados de los campos/ en este mes se recogen los simples”.

Posiblemente la recuperación de estos Cantos, para que veamos que el mundo, la vida, tienen sentido, sea el mejor regalo para el cerebro; y espero que llegue a todas y cada una de las personas lectoras, para que de una vez por todas se sepa qué es poesía y qué no: la poesía habita estos Cantos. La tradición está para que la conozcamos. ¡Basta ya de patrañas, persigamos la belleza y la calidad en y con este renacer poético!: más de 1.200 páginas de poesía en un solo volumen. Cultura a raudales, felizmente imbricada para el gozo lector. ¡Hay otras traducciones, pero no son esta!: “La tremenda tragedia del sueño en los hombres abatidos del/ campesino”.

Aquí está esa voz de voces, ese espejo y testimonio de su época, de la nuestra también, en la que al decir de todos los entendidos en su literatura están incluidas todas las épocas y en la que un mundo como el nuestro, inquieto y múltiple, busca su lugar ameno donde recalar, o al menos persigue el camino para llegar. Puesto que el universo está vivo, con una naturaleza viva, según Pound y su verdad lírica. Creo que el poeta para ser siendo debe estar en la incesante búsqueda de la verdad y la poética claridad y el Pound de los Cantos da ejemplo y logra que la poesía anide en ellos: en esos instantes de verdad. La poesía es percibir y trasladar esa percepción a la vida nuestra de cada día: “Pero te daré un lugar en el Canto, te daré la palabra a ti”.

Tengo que apuntar que el traductor nos hace un favor a los lectores, para no perdernos en la lectura con las notas al margen: no hay. Sí que están el tono y el registro del original: hay abreviaturas, procacidades, usos regionales, arcaísmos, versos telegráficos, parodias y chistes. Se puede decir que Jan de Jager ha hecho una traducción ofreciéndonos todo su voltaje poético, el de Cantos y el suyo. Y nos ha propuesto una lectura horizontal, sin cabecear en busca de… Una lectura muy gratificante que las personas lectoras sabrán agradecer; y no hay que y no tener miedo a esta lectura. Así lo escribió Pound y así nos lo ofrece De Jager, quien también comenta que “En el original, hay extensos pasajes en otras lenguas: prefiero no traducir esos pasajes, porque están en otra lengua en el original, y porque quiero que el lector de la traducción se encuentre con la misma opacidad (o no) con la que se encuentra el lector del original. La excepción la constituye la traducción de los Cantos italianos LXXII y LXXIII: hemos agregado en un apéndice la versión castellana gentilmente cedida por Jorge Aulicinio”.

Quiero señalar que, si el filósofo italiano Giorgio Agamben escribe esto en su prólogo, será por algo y pienso que no le falta razón: “Que el poeta que ha percibido con la mayor agudeza la crisis de la cultura moderna haya dedicado un número impresionante de opúsculos a los problemas de la economía es, en este sentido, perfectamente coherente, <<Los artistas son las antenas de la raza. Los efectos del mal social se manifiestan sobre todo en las artes. La mayor parte de los males sociales son, en su raíz, económicos>>”.

Tengo claro que traducir poesía es hacer un gran favor a las personas lectoras de poesía, dada la fascinación por las lenguas de los traductores, al menos se les supone, y por la posibilidad que se dan y nos dan de ser en palabras de otro y darles esa y o una nueva vida. Cosa que siempre es de agradecer. ¡Gracias, Jan de Jager!

Cabe recordar, por último, que Ezra Pound se graduó en lenguas románicas en la Universidad de Pensilvania y después se mudó a Londres, donde trabajó como corresponsal para distintos medios estadounidenses. Allí comenzó a frecuentar los círculos literarios, y a publicar distintos poemarios y traducciones de clásicos orientales y europeos. Tras la Primera Guerra Mundial se mudó a París, donde siguió siendo parte del devenir literario de la ciudad, ayudando a otros escritores como T. S. Eliot, D. H. Lawrence, Doss Passos o Hemingway. A lo largo de su periplo por Europa, estuvo trabajando en la que sería la obra de su vida, los Cantos. Su lectura es un desafío que les encantará: “Una lucecita, como una bujía/ que lleve de retorno al esplendor”.

 

Canto XX

 

(…)

 

Y con campos de heno inundados de sol.

Agostino, Iacopo y Bocata.

Te haría feliz el olor de aquel lugar

Y nunca te cansarías de estar allí, ni en soledad

Ni en compañía.

Sonido: como del ruiseñor que está muy lejos para oírlo.

Sandro, y Boccata, y Iacopo Sellaio;

Las ranunculáceas, y el almendro,

Varas dispuestas en espalera

Duccio, Agostino; e l’olors,

El olor de este sitio, d’enoi ganres,

El aire que se mueve bajo las varas,

Los cedros allí al sol,

Heno recién segado en la ladera d ela colina,

Y el agua en la acequia

Entre los dos prados más bajos; sonido,

El sonido, como ya dije, de un ruiseñor

Demasiado lejos para llegar a oírlo.

Y la luz cae, remir,

De su pecho a sus muslos.

 

(…)