Rosa Montero contra el paso del tiempo

En Librújula hemos buceado en el pasado y en la obra de Rosa Montero, una de las escritoras de nuestro país más queridas y reconocidas del panorama literario actual. Participará en el diálogo de BCNegra “El fondo de la cuestión”, junto al escritor francés Olivier Truc, el martes 6 de febrero.

Texto: Begoña PIÑA  Foto: Iván GIMÉNEZ

 

Rosa Montero nació un 3 de enero. Cuando tenía cinco años, una tuberculosis la obligó a quedarse recluida en casa. Hasta los nueve años pasó el tiempo escribiendo y leyendo. Su aventura literaria había comenzado. Aquel episodio infantil seguramente desató también la curiosidad, necesaria para cualquier creadora… o creador. No debe ser casualidad, o lo es muy grande, que otro 3 de enero, unos años antes, naciera el cineasta y escritor Manuel Gutiérrez Aragón, y viviera confinado en su casa también por una dolencia infantil que le llevó, a través de la lectura, por mundos de la imaginación. Universos que él como Rosa Montero han seguido explorando. Como Julio Cortázar, Charles Dickens, Rubén Darío, Philip K. Dick… niños o adolescentes igualmente señalados por la enfermedad, que de algún modo marcó sus creaciones. Extraños regalos de la infancia.

Lo siguiente en la vida de Rosa Montero fue un recorrido normal de estudios -Periodismo y Psicología-, y de participación, menos normal y mucho más apasionada, en grupos de teatro, como la legendaria compañía Tábano. Con ésta estrenó Castañuela 70, mítico montaje teatral contra la dictadura, a medio camino entre la comedia bufa y la revista musical. La obra provocó la ira de grupos de ultraderecha que sirvieron de excusa a las autoridades para su prohibición.

En aquel espectáculo se denunciaban, desde la caricatura y la parodia, la obsesión por la propiedad, la publicidad, la televisión, el imperialismo, la burguesía, la familia y el sexo. Son temas que siguen apareciendo, más o menos subrayados, en la obra literaria de esta autora.

Joven periodista en cabeceras emblemáticas como el Diario Pueblo o las revistas Garbo y Hermano Lobo, ya en 1976 puso un pie en El País, periódico al que ha seguido vinculada desde entonces. En él ha vivido una historia de amor con el periodismo y ha destacado, muy especialmente, como entrevistadora y articulista.

Rosa Montero atesora más de dos mil entrevista a personajes esenciales en la historia reciente de la humanidad, como el ayatolá Jomeini, Yassir Arafat, Olof Palme, Indira Gandhi, Richard Nixon o Julio Cortázar. Depuró tanto su técnica en este género que ahora se estudia en universidades españolas y latinoamericanas. Por otro lado, sus artículos son materia de estudio en la enseñanza secundaria y aparecen en las pruebas de selectividad.

Una periodista, precisamente, en la España de los años ochenta protagonizó su entrada en la literatura, Crónica del desamor, en 1979, aunque en realidad fue cuatro años más tarde cuando Rosa Montero despegó brillante y definitivamente como escritora con la novela Te trataré como una reina. Desde entonces no ha parado de escribir, casi cuarenta libros, entre los que hay magníficas novelas, cuentos, artículos periodísticos o ensayos.

Los dos más recientes, La desconociday Cuentos verdaderos. La primera es su regreso al género negro y está escrita mano a mano con el autor francés Olivier Truc,. El libro es el resultado de un experimento patrocinado por BCNegra a iniciativa del festival Quais du Polar, de Lyon, que cada año plantea a un autor francés y a otro del país invitado (en esta edición, España) escribir una historia que suceda en ambas ciudades. El otro título, a punto de salir a librerías, reúne las crónicas que la autora escribió en prensa a lo largo de los años ochenta.

Reconocida con los galardones más importante, entre ellos el Premio Nacional de las Letras, Rosa Montero no se detiene –“escribir es una manera de vivir, es una manera de estar en el mundo”- y mantiene intacta la curiosidad que floreció en sus lecturas de la infancia y algunas de sus obsesiones.

Tal vez también entonces, aquella temprana enfermedad caló tan hondo que a simple vista no se puede llegar a ver, pero es posible que fuera entonces cuando nació su “inquietud más personal, porque siempre he tenido una conciencia agudísima del paso del tiempo y de la muerte”. Ese desasosiego, compañero constante, se exhibió felizmente mucho tiempo después, en 2011, como regalo de su sesenta cumpleaños, con la aparición en su vida de un personaje especial, el de Bruna Husky, una replicante de combate, “aterrada por la muerte”. “Me siento más cerca de Bruna Husky que de ninguno de mis personajes”.

El personaje nació en Lágrimas en la lluvia, pero ha reaparecido varias veces después; en 2015, en El peso del corazón; en 2018, en Los tiempos del odio, y en 2019, en el apéndice Animal oscuro. Es más que posible, y muy esperada, su vuelta, al fin y al cabo, es una especie de alter ego con el que la escritora comparte “la obsesión con la muerte que desde pequeña he tenido, mis ataques de angustia y esa mezcla de ferocidad a la hora de comerse el mundo, esa especie de ferocidad en las venas, de avidez, de desesperación por vivir, de alegría furiosa por vivir”.