Ocho libros de poesía de 2025 que no te debes perder
Esta es nuestra propuesta de los mejores libros de poesía publicados en 2025 de las y los poetas del momento en España: Josefina Aguilar, Sonia San Román, Regina Salcedo y Ana Martín Puigpelat; y Fernando Sanmartín, Manuel López Azorín, Kepa Murua y Francisco López Serrano.

Texto: Enrique Villagrasa
La eternidad menguante (Pre-Textos) de Josefina Aguilar Recuenco (Almería, 1971), poemario galardonado con el VII Premio Internacional de Poesía Juan Rejano-Puente Genil. Es poesía del instante, que tras leerla y sin nombrar nos hace ver el mundo otro: esa otredad que nos libera y nos hace personas. La poesía sabe esperar como: <<El agua lleva esperando a la sed/ durante toda la eternidad>>. El fulgor de estos versos, Carroll aparte, le echa un pulso a la soledad. Sabiendo que por mucho que salgas de tu casa no sales de ti mismo: <<Contundente el cielo mascarea>>.
Esa pequeña víbora disfrazada de diosa (4 de agosto) de Sonia San Román (Logroño, 1976). La poesía es vida, es pasión y es algo más: es <<Esa pequeña víbora disfrazada de diosa>>, último verso y a la vez título del último libro de poesía que ha escrito la poeta y profesora riojana Sonia San Román. No sé cómo un libro tan pequeño, en formato de cuarto de folio y con escasas 50 páginas, puede contener tanta poesía, tanto amor y tan desgarrador. Los tsunamis no duelen tanto como leer estos admirables versos arrasadores: <<Al menos Dios tuvo la deferencia de pactar con Noé/ para salvar a su familia>>.
Viaje a Creta (Sloper) de Regina Salcedo (Pamplona, 1972). La escritora, guionista y coordinadora de talleres y clubs literarios es la orfebre más destacada de la poesía española en su atrevimiento y juego con el lenguaje, sin lugar a dudas; pues hay que ver con qué cuidado, precisión y mimo trabaja sus poemas: ya lo vimos y la leímos en el excelente poemario Lo que dejamos fuera (Huerga y Fierro, 2020). Y hoy nos vuelve a sorprender con este Viaje a Creta (Sloper), que nos recuerda a aquel maravilloso Mapa de Grecia de Enrique Badosa, salvando todas las distancias que sean necesarias.
La hermana aprendida (Bartleby) de Ana Martín Puigpelat (Madrid, 1968) es toda una grata, muy grata sorpresa de poemario, este que nos ocupa, para las personas lectoras que rondan la vejez y la soledad anciana pues en él nos vemos reflejados con grandísimo acierto cabe apuntar. Y es sorpresa, además de por sus versos, por los comentarios de los lectores que ocupan la primera y segunda página del libro, y también por el índice de primeros versos que es todo un poema, como el último verso del último poema. Poesía para intranquilizar conciencias, en esas y otras tardes de soledad: <<El tiempo lo cura nada>>.
Costa Oeste. Poemas de Göteborg (Papeles mínimos) de Fernando Sanmartín (Zaragoza, 1959). <<En ningún lugar puedes estar seguro/ Has revisado tus posibilidades y ahora/ Estás en el vacío esperando un golpe de suerte>>. Versos de Roberto Bolaño que me vienen a la memoria tras leer Costa Oeste. Pues si, estaba esperando a Godot llegó este breve, pero justo y necesario, a la vez que intenso y certero poemario que trae ecos de mil lecturas mil y de autores que nos son gratos. Y es que estos versos de Sanmartín son de lo mejor que he leído: <<sus disparos en la noche/ una advertencia del error>>.
Ni ya tengo otro oficio (Mahalta) de Manuel López Azorín (Moratalla, Murcia, 1946). Es una pequeña joya poética del mejor Barroco, pues Manuel López es el poeta que mejor sabe y plasma que la poesía es palabra sujeta a ritmo y no otra cosa. Es un clásico de nuestros días. El poeta sabe que todo poema es pasión y gozo y que es útil para alumbrar nuestra existencia, sabiendo que: <<Vive la realidad/ en la fragilidad de la quimera>>. Metros clásicos para iluminar el amor y resplandecer con él y en él. Sabiendo y conociendo que los días todos se suceden y pasan, enredan y ruedan hasta más allá del límite infinito.
Ella lee (Chaman) de Kepa Murua (Zarautz, Gipuzkoa, 1962). Con los ecos de la madre lectora, ya desde el título, el poeta nos propone su particular diccionario: poemas abiertos y atrapados en complicidad con las personas lectoras. Poemas cincelados por mano de orfebre, desde líricos a narrativos, que dejan constancia de la apuesta vital del poeta y su compromiso con la existencia. Creo que es un poeta que se entrega y de qué manera, desde el primer al último verso, explicándonos esa su experiencia existencial que bien valen su lectura con lápiz: <<el incendio se apagará, pero la ceniza/ no volverá a ser lo que era>>.
La casa habitada por el árbol (Posidonia) de Francisco López Serrano (Épila, Zaragoza, 1960), Premio Mallorca de Poesía en castellano, 2024 y publicado en septiembre pasado. Un poemario donde no hay ni exceso de noche ni sobredosis de estrellas. Es esa búsqueda que por más que uno salga de su casa no sale de sí mismo, que decía Horacio. Es un poemario cultura, inteligente, que domina el verso endecasílabo y sus estructuras. Excelentes sonetos, excelentes instantes poéticos con poderosas imágenes. Poesía, que es siendo, con enjundia, con pensamiento, de la que no hay: <<El futuro es tan solo/ un pasado que espera>>.
No dejen de leer poesía y regalar poesía, pues ella fue es y será un magnífico regalo para el cerebro, quien lo probó lo sabe: aunque ella, la poesía sabe esperar. ¡Buenas fiestas y mejor 2026!









