“Mi madre dice que es la abuela», de Octavio Gómez Milián
Octavio Gómez Milián (Zaragoza, 1978) es profesor de matemáticas en un instituto de secundaria. Ha sido editor de fanzines, grabado discos de rock recitado y trabajado en radio. Entre sus libros de poesía destacan Ciudad de mármol(2005), Nada mejor para esta noche (2008), Lugares comunes (Premio Isabel de Portugal 2010), Con la llegada de la sangre (2017) y Recuento (2020). Ha escrito relatos, dietarios y teatro. En 2021 editó El imperio de las luces (Premio Isabel de Portugal de narrativa). Colabora en Heraldo de Aragón y en Zona de Obras. Tiene un blog de cultura pop en el diario 20minutos, «Motel Margot». Colecciona muñecos, tebeos, vinilos y cromos, esperando la vuelta de lo analógico junto a su hijo.
Motel Pandora (Prensas de la Universidad de Zaragoza) es un libro, al que pertenece el poema Mi madre dice que es la abuela. Es un libro en el que tan significativo es el título del mismo: motel, hotel de carretera de paso, como nuestra existencia, y Pandora, quien según la mitología griega tenía un recipiente con todos los males de la humanidad y lo abrió y así nos va, pandemias mediante; pero, lo último que quedaba en el recipiente, jarra o caja, antes de que lo cerrase era la esperanza. Si el miedo de los hombres creó a los dioses, también dispusieron de remedios a todo ello, no solo muerte y desengaño: “haces de su vida un amago/ de espejo roto. Cristales de reemplazo”.
Además, creo y estoy convencido de que la disposición de los poemas y los primeros versos de cada uno de ellos dan cuenta señera, singular y significativamente de lo que es la pasión de vivir con intensidad. Me he quedado emocionado y extasiado ante tamaña proeza. Se puede leer el índice de este libro como un poema total. Este poeta conmueve como pocos. Qué grande. Qué poderío. Esto es tener duende, queridas personas lectoras. No digo que no tenga oficio, que lo tiene, tiene ángel, faltaría más, es un poeta de raza. Tiene erudición y frescura, ingenio, se disfruta con la lectura, aun siendo el tema que es, y se fascina uno con el poeta, descubriendo en y con la lectura que el pasado deber ser referencia y no residencia: ha realizado una gran catarsis y ha dado cuenta de las conocidas cinco fases del duelo: la negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación: “saldremos de esta vida y arrastraremos/ por la arena de la playa/ a la muerte muda”. Enrique Villagrasa
Mi madre dice que es la abuela
quien barre la luna con una cabeza
de muerte. Yo te creo. Me dices
que ahora traes en reparto bidones
repletos de sangre. También te creo.
Mordí mis labios para que fuera
sangre la que hablara y lágrima
la que ahogara mi voz.
Uñas saladas camino del corazón,
los pulgares se acumulan frente al resto
de la carne. En mis viajes busco
ciudades debajo de las ciudades,
como venas debajo de las venas:
allí el silencio será purísimo
y el llanto un desconocido.