El peregrinaje telúrico de la poeta Ángela Serna

La Única Puerta a la Izquierda publica el primer tomo de su poesía: «Ser palabra desnuda. ¿Quién es esta mujer que pasa?»

Retrato de Ángela Serna a lápiz y acuarelas de Juan Pablo Álvarez Merino.

Texto: Enrique VILLAGRASA

 

A todos nos gustaría, como bien y acertadamente señala la poeta Ángel Figuera:  “Sí, también yo quisiera ser palabra desnuda…” en la cita que abre el volumen Ser palabra desnuda. ¿Quién es esta mujer que pasa? (La Única Puerta a la Izquierda), de la poeta Ángela Serna (Salamanca, 1957), aunque vasca de adopción. Ni verso ni poema, desnuda palabra desnuda, como al principio de los tiempos, que vive, que lucha, que acontece, que nos celebra: esto es el poemario antología, que nos ocupa, Pues, esta mujer que pasa, que vive, que lucha, que acontece, que celebra es la poeta que mira, que dialoga con su memoria y se bate el cobre con el lenguaje, dejándose girones de su alma en esta fuente de poesía y que busca “REGRESAR de la sombra”. Creo que alrededor de esta poeta, Ángela Serna, sigue girando la poesía: “Palabra a palabra, desde la única/ habitación sostenida por la luz”.

La antología cuenta con las ilustraciones de la pluscuamperfecta fotógrafa Mary Zurbano y las palabras de la humanista engarzadora Ángela Mallén, encargada de la edición de contenidos, quien en el prólogo asegura que: “En cuanto al contenido, en este primer tomo compendian cuatro poemarios que abarcan un lustro (de 2006 a 2011). No sigue el orden de publicación, sino el que parafraseando a León Felipe, permite afirmar: toda mi poesía no es más que un solo y único poema. Así lo entiende la autora. Así puede ser y debe ser. El poemario tiene un delantal con dos citas, la citada de Ángela Figuera y la de León Felipe que dice: “Y toda mi poesía no es más que un solo/ y único poema. Creo que así/ debe ser y puede ser”. Creo que la poesía de Ángel Serna como la de León Felipe es oración pura y dura, aunque a veces se disfrace, pues: “Sólo las frases/ dictadas esta noche/ llorarán mi despedida”.

El volumen está dividido en De eternidad en eternidad, con dos partes: la primera del mismo título citado y la segunda Variaciones; Luego será mañana, con tres partes: Luego, Será y Mañana; Pasos (El sueño de la Piedra); La desmesura del círculo y ¿Quién es esta mujer que pasa? Los cinco capítulos tienen su pertinente corolario o miradas donde se recogen textos de diversos autores sobre la obra de Serna, entre otras cosas. Todas ellas interesantes, muy interesantes, y muy inteligentes como son las palabras de Mallén, y además en A modo de epílogo: “Y por eso su antología quiere y debe ser ontológica”. Totalmente de acuerdo. “para ser. Para seguir siendo.// Y olvidar”.

La poesía de Ángela Serna es para seguir siendo la luz perfecta, que ilumina todo lo visible e invisible más allá del lenguaje, admiradas personas lectoras. Y esta lo es pues goza de magia, sorpresa, revelación y aderezando todo esto, fascinación rítmica, incluso habiendo leído casi toda su poesía. Sorprende y me sorprende: “más allá del cielo/ y de la tierra// más allá del mar”. Cabe apuntar que este volumen está dedicado a todas las personas sedientas de poesía, como usted y yo: “Para cuantas personas beben de la poesía/ como si fuera una fuente, por pura sed”.

Por último señalar que en esta poesía de Ángela Serna los poemas son hondos, tienen enjundia, y suenan a verdad con la misma humildad e íntima grandeza de lo que se afirma en su ser siendo: “Reconocer el soplo/ de la palabra silenciada”. Y, no solo esto, esta poesía es además de una nitidez e inteligencia asombrosa, pues las personas lectoras sentimos al leer estos poemas, que al lado de las mismas, no delante ni detrás, está presente esa inteligencia: “Ser el insecto amorfo que seremos/ antes de ser mariposa”. De ahí que no sea una poesía ficticia como a la que estamos últimamente mal acostumbrados. Pues debe quedar claro que no puede haber inteligencia sin emoción. Y estos poemas están igualmente ordenados musicalmente, que no es poco. Y la autora bien lo sabe y lo practica, la poesía no se puede leer como oratoria, debe leerse como música: “Sentir en el aire/ el olor a lavanda”. Y son poemas donde los versos siempre está a punto de emprender vuelo: “Ser danza./ Sólo danza./ Danza”. También, la poesía de Ángela Serna me recuerda a aquellos monjes giróvagos: “Y volar.// Por fin volar// Desasirse”. Qué grande. Qué poderío de imágenes. No dejen de leerla. Esta poesía es el mejor de los regalos para el cerebro.

 

No quiero ser herida

ni rasguño

o llaga

de una historia

ajena a mi historia

y sin embargo

tan mía…

 

(Luego será mañana)