El fantástico, motor de la literatura catalana

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Albert Sánchez Piñol, Marc Pastor, Irene Solà, Iván Ledesma, Isabel del Río, Inés Macpherson… son algunos de los escritores catalanes que están llevando el género fantástico a lo más alto.

 

Texto: Karen Madrid

 

El género fantástico está siendo un potente motor creativo para la literatura catalana, hasta el punto que cada vez más autores están apostando por el terror, la ciencia ficción, la fantasía o la hibridación de estos géneros. Prueba de esta apuesta la encontramos en el programa del Festival 42 de géneros fantásticos, que del 6 al 10 de noviembre se realizará en la Fabra i Coats de Barcelona. Muchos son los autores nacionales que se darán cita en el certamen para presentar sus historias fantásticas, escritas en catalán o en castellano. Pero, más allá de este encuentro imprescindible para los amantes del género, las estanterías de librerías y bibliotecas delatan la presencia de autores catalanes que, con sus obras, están teniendo un fuerte impacto entre los lectores y están influenciando la literatura del resto del Estado o, incluso, de más allá de nuestras fronteras.

Antes de este boom del fantástico, de la mano de la aparición de numerosas editoriales especializadas, hubo una generación de autores que popularizaron el género entre el gran público, tanto de nuestro país como a nivel internacional. La aparición, el 2002, de La pell freda/La piel fría de Albert Sánchez Piñol impactó con fuerza a los lectores catalanes primero, y después  al resto. A día de hoy, la ópera prima del autor (invitado en el 42 de esta edición) ya se ha traducido a 37 lenguas. Un fenómeno parecido lo vivió un año antes, en 2001, Carlos Ruiz Zafón, con La sombra del viento; un título que supuso el salto a la fama del autor barcelonés y ha llegado a todo el mundo. Pero, ¿qué ha pasado en estas dos décadas?

En la actualidad, son muchos más los autores catalanes que escriben fantástico y algunos han superado las barreras del género, llegando a un público más mainstream y consiguiendo un impacto parecido al de sus antecesores. Entre ellos se encuentra Marc Pastor, que se hizo un nombre con La mala dona/La mala mujer, traducida posteriormente a una decena de idiomas. Aunque se trata de una novela negra, este éxito permitió que títulos fantásticos como Biokio, Farishta o Els àngels em miren/Los ángeles me miran llegaran a un público más amplio y fueran traducidos al castellano. Este 2024, Pastor ha publicado Riu de Safirs, donde hibrida el western, la novela negra y la ciencia ficción, recuperando el universo creado en Biok’ y Farishta. La novela ha llegado a las librerías a través de una editorial generalista, Edicions 62, hecho no habitual en novelas de género.

Otra autora que revolucionó el ámbito literario, además con su primera novela, fue Irene Solà con Canto jo i la muntanya balla/Canto yo y la montaña baila, publicada el 2019. Solà partió del folclore para crear una fábula que no dejó indiferente, sobre todo por sus recursos narrativos. La gran difusión mediática hizo que Et vaig donar ulls i vas mirar les tenebres/Te di ojos y miraste las tinieblas, fuera especialmente esperada. Una novela, publicada en 2023, que mantiene el estilo y la temática de la anterior.

A parte de estos fenómenos literarios, hay muchos autores que han marcado un antes y un después en el género por su manera de narrar. Unos de los más prolíficos es Iván Ledesma. El también guionista se ha metido en el bolsillo a los amantes del terror con su narrativa cinematográfica, su lenguaje directo y sus personajes, muy reales y humanos. En el último año ha publicado la segunda parte de Negorith, Ante dioses indiferentes y A ambos lados del espejo.

Por otro lado, la consolidada autora de terror Isabel del Río, ha despuntado especialmente con su primera novela de ciencia ficción: Mare/Madre. Del Río parte de una space opera clásica, pero la acaba transformando en una alegoría sobre el poder de la maternidad, en muy pocas páginas. La obra ha removido tanto a los lectores como a la crítica, siendo claramente reconocida. Además, supone una mirada femenina de un subgénero que era clásicamente masculino. Simultáneamente a la aparición de esta obra, otras autoras nacionales han enmarcado sus historias en el espacio, como Isa Janis con Regreso a Gaozu y Rere les esquerdes’ (este último, publicado hace tan solo unos días).

Aún en el ámbito de la space opera, recientemente se han publicado las dos primeras obras de la hexalogia de Stella Signata, Els confins i la tenebra y Des de sempre i fins a l’infinit. El ambicioso proyecto de Ricard Efa sitúa en el mapa de la literatura catalana, por primera vez, una saga de ciencia ficción en el espacio al mas puro estilo Dune o La Fundación, con una calidad literaria comparable a la de los clásicos del género. Todo, después de su gran debut  literario, Les màquines del caos/Las máquinas del caos, ya que Efa viene de décadas trabajando en el ámbito del cómic como ilustrador, reconocido sobre todo en el mercado franco-belga.

Otra aportación inédita en la literatura catalana es la del boy love Mentre durin les espelmes, de Josep Rodríguez. Inspirándose en las historias de los manga japoneses, el autor barcelonés explica una historia de amor entre un adolescente y un fantasma, con un lenguaje juvenil y múltiples referencias otakus. El éxito de esta obra facilitó la publicación de una segunda parte, Mentre el cel no ens reclami, y en los próximos meses se editará la tercera (y última).

Más allá de estos autores, hay que poner la lupa en nombres prometedores que con sus primeras obras han demostrado un nivel y un enfoque único. Entre estos destacan Roser Cabré-Verdiell, que con Aioua ganó el premio revelación del 42 del año pasado, el joven Edgar Cotes, que con L’àngel cruel se llevó el premio Ictineu a la mejor obra escrita en catalán, otorgado por la Societat Catalana de Ciència Ficció i Fantasia, o Inés Macpherson, autora de Els fils del mar, una novela poética y con trasfondo feminista.

Todos estos autores demuestran como el fantástico escrito en Cataluña es cada vez más plural, tanto en voces y estilos como en subgéneros empleados. Sin duda, las obras que se están publicando no solo ayudarán a perder el complejo de inferioridad que a menudo ha acompañado a los creadores nacionales, sino que marcarán las tendencias de los títulos venideros.