«Agosto 2045», de Esteban Beltrán Verdes
Agosto 2045 (Huerga y Fierro), libro al que pertenece el poema elegido para este Club de poesía, del poeta y director de Amnistía Internacional en España, Esteban Beltrán Verdes (Madrid). Es un poemario que ya desde el título busca ser un juego con el lector, no es al azar, dice el autor. Agosto ha sido el mes en el que le han ocurrido muchos acontecimientos importantes a lo largo de su vida, como por ejemplo el empezar a escribir poemas o este libro. Y la fecha de 2045 porque el libro es un lugar que no está en el presente, pero tampoco en el futuro. <<Me gustaría pensar que es un tiempo en el que, aunque estaré un poco fastidiado, todavía contemplaré como ser vivo>>, Beltrán dixit. Esteban Beltrán también es autor de los poemarios Marian o la muerte que no admite olvido (Cuadernos Hispanoamericanos, 1990), editado por Félix Grande y La jodida intensidad de vivir (Vaso Roto, 2018). Profesor en universidades de España y Argentina, ha escrito el ensayo Derechos torcidos: tópicos, medias verdades y mentiras sobre pobreza, política y derechos humanos (Debate, 2009).
El poeta Juan José Téllez destaca en la solapa del libro que: <<En agosto alguien pensará en mí y habré resucitado, escribe Esteban Beltrán en esta rayuela lírica, en la que dialoga consigo mismo, con el lector y hace conversar a los poemas entre sí. El pretexto, en este caso, es la muerte. O las diferentes formas de morir, o de resucitar. Hay un constante memento mori en esta obra, pero por lo tanto hay tiempo para la vida. Por estos poemas, de estructura heterodoxa, circulan los ecos de un infarto paterno, de suicidios que tal vez no lo fueran, de la hilazón que juntan en un espacio sin ámbito y en un tiempo sin almanaques a los ancestros y a los descendientes, a los hijos y a ese largo botín de recuerdos y vivencias que hemos ido arracimando a lo largo de nuestras existencia: pasiones y ternuras, canciones o películas. El poeta ha creado una estructura compleja pero sus palabras van directas al corazón de sus lectores. Explican, sin duda, sus miedos, sobre todo a la senectud. Sin embargo, también ofrece la esperanza cierta de que morir sea, ya lo dejó escrito, una extraña forma de resurrección>>.
XVIII. AGOSTO
Lo noto.
Me lo noto.
Regresa el tiempo
que no vuelve,
el ruido de los días
que son historia.
Asoma lo perdido
por casa,
y se deja ver,
intacto, lo roto.
En agosto
alguien pensará en mí
y habré resucitado.
Agosto 2045
Esteban Beltrán Verdes
Huerga & Fierro
122 págs. 15€