Reencuentro con la poeta Guadalupe Grande

La editorial Alkibla edita el singular libro homenaje «Esa llave ya nieve»

Texto: Enrique VILLAGRASA

 

Esa llave ya nieve (Alkibla) de Guadalupe Grande (Madrid, 1965-2021) es un pluscuamperfecto y poliédrico libro que nos da cuenta de la poética y la poesía de su autora, quiero creer que es su biografía o un mapa que nos permite acercarnos, descubrir, conocer a la poeta y sus obras. Un grupo de amigos ha recogido el material: textos, poemas, fotografías e ilustraciones, entre otros, y los ha hilvanado para dar cuenta de su enorme quehacer demiurgo, creativo, y homenajear a su autora, de vasta cultura, amante de la música y de la pintura. Crítica con la sociedad actual y reivindicativa de la justicia y la igualdad.

Guadalupe Grande era hija de los poetas Francisca Aguirre y Félix Grande. Licenciada en Antropología Social, publicó los libros de poesía El libro de Lilit (Premio Rafael Alberti 1995), La llave de niebla (2003), Mapas de cera (Málaga, 2006, y Milán, 2009), Hotel para erizos (2010), Métier de chrysalide (traducción de Drothèe Suarez y Juliette Gheerbrant, Évian-les-Bains, 2010), y Mestiere senza crisalide (antología traducida al italiano por Raffaella Marzano, Salerno, 2015). Junto a Juan Carlos Mestre realizó la selección y traducción de La aldea de sal (2009), antología del poeta brasileño Lêdo Ivo.

Como crítica literaria colaboró en diversas publicaciones. En el año 2008 obtuvo la Beca Valle-Inclán para la creación literaria de la Academia de España en Roma; a partir de entonces profundiza en su dedicación estética, aunando fotografía, collage y gráfica digital en una sorprendente y reveladora poética.

También, trabajó en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid, en la Casa de América y en el Teatro Real. Fue responsable durante estos últimos años de la actividad poética de la Universidad Popular José Hierro (San Sebastián de los Reyes, Madrid) e impartió talleres de creación literaria en el Ateneo Cultural Primero de Mayo de Comisiones Obreras.

Esa llave ya nieve

Este exquisito libro se divide en tres partes o llaves: del tiempo (5 textos inéditos), de la memoria (5 inéditos) y del sueño (3 inéditos). En cada una de ellas anidan diferentes acontecimientos y momentos de su vida. Una perfecta imbricación entre vida y obra. Y cada una de esas secciones están adecuadamente distinguidas, hasta impresas con papel diferente y con tamaños detalles estéticos y tipográficos para potenciar esa singularidad tan suya. Siempre al borde del abismo creativo. Siempre siendo ella y su particularidad: poeta y su poesía, sin adjetivos. Ilustraciones asombrosas. Calidad y belleza por doquier.

Creo que su poesía es memoria e indagación, compromiso, y un preguntarse sobre la vida en los paisajes y escenarios que tenemos. Escribía versos de gran sensibilidad y sutileza, que en este espectacular libro podemos (re)leer. Todo en ella, en su poesía, tenía validez, desde la derrota al sueño y la contemplación mística y todo con un lenguaje sencillo, fácil de leer y comprender, elaborado y útil como regalo para el cerebro: “La vida se desploma mansa/ y se refugia en el agua”.

Esta selección y edición de textos, que han realizado diversos poetas y amigos, junto con los editores son: Lorena Esmoris, Sarah Martín, Juan Carlos Mestre, Miguel Ángel Muñoz Sanjuán, Mario Obrero y Raquel Ramírez de Arellano. Y han colaborado el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes y la Universidad Popular José Hierro (Departamento de publicaciones). Hay que señalar, por si no quedase claro, que las ilustraciones y fotomontajes que aparecen en este libro son obra de Guadalupe Grande; y que las fotografías recogidas pertenecen también a los archivos de Guadalupe y amigos. “Ahora que ya no estáis/ y por fin sabéis quien soy,/ por favor, queredme”.

Así pues, Esa llave ya nieve da cuenta de su obra poética, gráfica y diarística y es la mejor forma y manera de que siga viviendo en y más allá de sus versos esta poeta iconoclasta, que me recuerda a Pasolini y a quien dibuja en una ilustración, sin ir más lejos. Fue, no me queda ninguna duda, una personalidad irrepetible y singularísima, repito, en el panorama poético contemporáneo, sin tendencia alguna, caracterizada por esa curiosidad de las grandes genias, así como por la heterodoxia. Una poeta desafiante: “Como queriendo no ver demasiado,/ miro tristemente el mar”.

En definitiva, podemos escribir que la poesía de Guadalupe Grande se mueve entre los temas universales, vida, muerte, amor, dolor y el tenaz paso del tiempo, y los más cercanos, como esa vivida e implacable deshumanización de la gran ciudad, desde la óptica crítica de su mirada. Unos poemas existencialistas que son latigazos cerebrales, que te revuelven el estómago, pero limpian y sanan. ¡No duden en leer los textos y poemas de esta superlativa, justa y necesaria obra, Esa llave ya nieve, en ver y mirar las experimentaciones con las fotografías, las ilustraciones, los collages: lo agradecerán!

 

No solo de sol se vive.

Has quedado como una estatua de sal

juntando a pedazos tu memoria,

mendigando lejos de ningún lugar.

Aquí ya no hay tardes,

solo un día larguísimo

cansado de no anochecer.

El tiempo te ha abandonado,

ya no existe esa hora

que vierte en las tazas el color de la memoria.

Se perdieron las tazas milagrosas

que encendían la tarde antes del anochecer.

Queda el cansancio de las horas,

la luz infatigable y ciega,

el día fijo en el calendario,

un soplo que no es capaz de morir.