Adiós a Reino de Redonda, hola a la Fundación Javier Marías

La editorial fundada por Javier Marías se despide tras dos décadas de publicar libros asombrosos con “Duelo sin brújula”, donde Carme López Mercader, su cómplice de trabajo y vida, habla de su ausencia pero también de su presencia. Ella ha puesto en marcha la Fundación Javier Marías para apoyar la investigación del Síndrome de Distrés Respiratorio Agudo que se llevó la vida del añorado escritor.

Texto: Antonio Iturbe  Foto: Asís G. Ayerbe

 

La decisión, tras la muerte de Javier Marías, de cerrar la editorial Reino de Redonda (no faltaban ofertas de grupos editoriales para comprarla) resulta triste pero muy coherente y digna. Carme López explica que “era él quien decidía los títulos que iban a formar parte de nuestro catálogo. Aunque los comentase conmigo, o de común acuerdo buscásemos o descartásemos algunos, las ideas eran suyas, que sabía lo que quería rescatar o mantener vivo o dar a conocer, mientras que mi tarea era convertir esos libros en objetos materiales y hacer que tuviesen una vida pública. Una tarea sustituible, a diferencia de la de Javier, que ahora nadie puede continuar”.

La editorial publica la segunda parte del interesantísimo viaje a los Balcanes durante los años 1930 de Rebecca West (de cuya primera parte dimos noticia en la revista  Librújula de mayo), Cordero negro y halcón gris. A través de la mirada sagaz y la prosa elegante de West se vislumbran las grietas en los cimientos de Europa. Un libro que la enfermedad de Javier dejó en suspenso.

Pero el colofón final a estas dos décadas de edición Redonda es un libro breve, intenso y muy necesario, escrito por la propia Carme López Mercader y titulado Duelo sin brújula.

No esperen encontrar aquí un relato escabroso de la enfermedad de Javier Marías porque este no es un libro sobre la muerte, sino sobre la ausencia. Tampoco es un manual de autoayuda para superar el duelo porque, precisamente, lo que viene a decirnos es que cada uno ha de decidir cómo ha de ser su siguiente etapa de la vida sin que lo atosiguen con recetas infalibles para superar la muerte de un ser querido. De hecho, mira con escepticismo los libros de la gran experta mundial Elisabeth Kúblert-Ross. A Carme López no le parece que se puedan establecer “fases en el duelo”, como si el duelo fuese un lanzamiento de la NASA o una cosa de ingenieros. Para ella es algo mucho más íntimo e individual. Explica que, a veces, la buenísima intención de las personas de alrededor por ayudarte hace que quieran sacarte a toda prisa y a estirones de un pozo del que tú todavía no quieres salir porque prefieres encontrar tu propio tempo y no subir en un ascensor supersónico, sino por una escalera que tú mismo te construyes poco a poco. Y es que el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones.

Habla del dolor animal de la pérdida, de los remordimientos del ¿podía haber hecho más?, de ese robot que se activa dentro para que tu cuerpo cumpla con sus funciones básicas en los peores momentos, de la inanidad de las palabras de consuelo, del momento temible de la noche cuando se hace el silencio… y de otras cosas que a Javier Marías le habrían hecho sonreír, aficionado como era a cierto tipo de literatura, pero que ha de descubrir el lector.

Y estas páginas también son, tal vez de manera inconsciente, un retrato a ráfagas, discontinuo y delicado, de ese Javier Marías de puertas hacia adentro. Un punteo de complicidades que complementa y contrapesa todos los demás retratos profesionales, parciales, wikipedias y ditirambos académicos que debían divertirle bastante. En cualquier situación cotidiana de su convivencia que nos muestra Carme López asistimos a ese sentido del humor del guasón tierno que era. Ese autor del máximo prestigio que habría podido llegar al premio Nobel resulta que era un bailarín regular pero que le gustaba bailar en la intimidad; te emociona que de repente se levantara del sofá y se pusieran juntos a bailar.

Los buenos libros son ventana y también son espejo. Aquí hay pasajes que nos hacen pensar mucho en nuestra propia relación con las personas que queremos. Aunque cada línea se curva con el peso de la ausencia de Javier, hay algo luminoso que late encerrado dentro de la membrana del dolor de Carme. Aquí no hay moralejas, ni consignas ni recetas del duelo ni frases de calendario, pero te das cuenta de lo mucho que vale la pena compartir la vida. Hace que nos demos cuenta de que el amor es más poderoso que las matemáticas. Que uno más uno no son dos, sino que uno más uno vuelve a ser un uno de dos cabezas y cuatro piernas que da vueltas por el salón de la casa bailando.

Nace la Fundación Javier Marías para la investigación del SDRA

Javier Marías murió de Síndrome de Distrés Respiratorio Agudo (SDRA), una enfermedad poco conocida fuera del ámbito sanitario. La fundación que nace este otoño de 2024 tiene como fin principal recaudar fondos para la investigación de las consecuencias neurológicas del SDRA, la forma más severa de insuficiencia respiratoria que existe.

Su tratamiento requiere ingreso en la unidad de cuidados intensivos y soporte de ventilación mecánica. En los últimos años, se ha descrito una relación de este síndrome con alteraciones neurológicas relevantes. Hay casos en los que, a pesar de lograr la recuperación de la función pulmonar, los pacientes no pueden ser liberados de la ventilación mecánica por su estado neurológico.

Dada la gravedad de todas estas consecuencias, y la pobre financiación de la investigación científica y médica por parte del Estado español, la Fundación Javier Marías se plantea conseguir financiación privada para impulsar una línea de investigación para el estudio de la interacción entre pulmón y cerebro. Se prevé crear una red de investigación y colaboración entre profesionales y especialistas, así como herramientas que a la larga permitan predecir el desarrollo de las complicaciones neurológicas del SDRA.