Vida y milagros del Rey de las municiones, Fritz Mandl

Papeles mínimos publica la novela «Las ficciones de Fritz Mandl« de Eduardo Pogoriles.

 

Texto: Enrique VILLAGRASA

  

La novela Las ficciones de Fritz Mandl (Papeles mínimos) del escritor argentino Eduardo Pogoriles (1954) sigue la estela existencial de un conocido industrial austriaco del armamento, creador, fabricante y distribuidor, Fritz Mandl (1900-1977), de ascendencia judía, para dibujar el diverso escenario de intereses, económicos y políticos, en la Austria previa a la llegada del nazismo y de la Argentina peronista, a la que se exilia años más tarde el protagonista. La historia novelada de este industrial austriaco se desarrolla siguiendo dos hilos narrativos, dos caras de la misma moneda: el temporal, en el que nos acercamos, descubrimos, a su personaje participando en escenas clave, como el Atardecer en un cementerio austriaco y o Un entierro en Mar del Plata, 1943, y los encuentros con personajes históricos que conocieron a Fritz, estos completan el retrato, como si el narrador, un periodista argentino en Madrid, compusiera dos espejos distintos donde se refleja la misma persona. Y en esta doble técnica poliédrica y polifónica se encuentra el gran qué de esta singular obra de memorias novelada. Al menos, a mí me ha sorprendido gratamente.

Cabe explicar, para contextualizar, que el industrial Fritz Mandl se hizo cargo a los 19 años de Hirtenberger Patronenfabrik, una fábrica de municiones que heredó de su padre, Alexander, con casa matriz en el distrito de Baden, Baja Austria, no muy lejos de Viena, y con filiales en Hungría y Holanda. El joven empresario, que se hizo conocido alrededor de Europa como el “Rey de las municiones”, se jactaba de no mezclar política con negocios: vendía municiones a los italianos para atacar Etiopía y a los etíopes para defenderse de los italianos. Así también a los egipcios, a los turcos, a la mayoría de los países europeos, incluida España, y también a la Argentina, Uruguay, Bolivia, Brasil y Colombia. Tenía negocios en casi todo el mundo, además de los pertinentes contactos con altos funcionarios de diversos países.

En esta novela diario también aparece el eco del glamur de Hollywood y el reflejo de la tensión social de la guerra en Europa durante los años treinta; o sea, el mundo tragicómico de esa existencia. Estas ficciones son un magnífico retrato sociopolítico económico y religioso de aquella sociedad. Europa y Argentina. Por cierto, que es muy interesante el leer lo que cuenta de la prodigiosa ingeniera y actriz, Hedy Lamarr, que anduvo casada con el protagonista, Fritz Mandl. El autor narra secuencias de la vida de Hedy Lamarr, Hedwig Eva Maria Kiesler, quién fue la creadora de la tecnología en la cual hoy se basan las comunicaciones móviles, Bluetooth, Wi-Fi y GPS. En la novela se cuenta que: “Hedy Lamarr busca un financista para desarrollar un invento que el Pentágono descartó. Es increíble, dice que inventó un sistema para controlar y dirigir torpedos bajo el agua por radiofrecuencia”. ¡Ahí es nada!

Hedwig Kiesler era una joven bella y superdotada que estudiaba ingeniería y teatro cuando protagonizó el primer desnudo total femenino y el primer orgasmo en la gran pantalla en la película Éxtasis, en 1933. Parece ser que Fritz se enamoró de ella y se casaron en agosto de 1933. Fritz era uno de los hombres más ricos del mundo al hacerse cargo de la fábrica de armas de su padre. Entre los clientes de Mandl estaban Mussolini, Hitler, Fritz Thyssen, entre otros, y también entre sus amistades se encontraba Truman Capote, Hemingway, Orson Welles y el general Perón, entre otros muchos, claro.

Estos hechos y otros de nuestro pasado reciente reflejan estados sociales y políticos importantes; aprender de la historia, ahondar en cómo los diferentes totalitarismos inciden fuertemente en los individuos o los grupos humanos, son elementos que aparecen en esta novela diario y que bien vale reflexionar sobre ellos. Dividida en trece capítulos y compuesta por apenas 122 páginas. Además de los capítulos citados están Memorias de un periodista argentino en Madrid; Del diario personal del diseñador francés Jean Michel Frank; El memorándum de Manuel Savio; El fantasma de Perón; El sueño de Nora Gregor; El otro Fritz, un encuentro en Buenos Aires, 1950; El tercer hombre, un encuentro casual en el lago de Como, 1959; Una noche en la ópera de Viena, 1955; La agonía del príncipe Starhemberg, 1956; Últimas horas de Mandl en Viena, 1977; y Heinrich Starhemberg y las memorias del periodista argentino en Madrid.

Son, no cabe duda, unas memorias asombrosas relatadas por el periodista argentino exiliado en Madrid, con muchos nombres conocidos y de los que sabíamos más bien poco: “Durante buena parte del año 1983 me imaginé volviendo a Buenos Aires porque parecía que la democracia volvía a la Argentina y eran muchos los que tenían esperanzas. Hasta que un día de ese mismo año acepté lo que sentía muy adentro. Nunca volvería a vivir en mi país. Tenía que dejar de vivir en el pasado y si así eran las cosas ¿por qué escribir la leyenda del fabricante de armas? Argentina posiblemente tendría una segunda oportunidad, pero yo no, porque los años no habían pasado en vano. Me sentía viejo, cansado y sin ilusiones, era un extranjero en todas partes y quería pagar viejas deudas. Solo me quedaba la ilusión de escribir. Eso me salvo”. Y qué bien escribe y narra Eduardo Pogoriles.

Pogoriles ha plasmado secuencias, trozos, momentos relevantes, de unas vidas excitantes e inquietas que se codearon con figuras y hechos resonantes de la historia del siglo XX. Pergeña como pocos las pasiones irracionales y explosivas de los personajes. Y hasta hace dudar de que Fritz Mandl, pueda o no ser considerado nazi, sólo por pertenecer a una antigua familia fabricante de municiones que funcionaba desde 1860. El industrial vivió épocas tan complicadas como las dos anteguerras mundiales, requisaron todas sus propiedades e intentaron secuestrarle y se escapó a Francia al entrar Hitler en Austria. Nunca aceptó el pasaporte alemán del Anschluss (anexión de Austria a Alemania, 1938, tras el referéndum de marras), y su padre Alexander estuvo en Auschwitz.

Eduardo Pogoriles (General Pinedo, Chaco, Argentina). Periodista, dramaturgo y guionista. Cursó los estudios de Letras en la Universidad de Buenos Aires. Como periodista ha trabajado en los diarios bonaerenses Clarín y Tiempo Argentino, entre otros. Como dramaturgo estrenó Haciendo tiempo (1984), en el Teatro Municipal San Martín de la capital argentina, con dirección Rubén Szuchmacher. Escribió guiones y adaptó para la televisión, junto a Gabriel Díaz, relatos de Ricardo Piglia y Juan José Saer para el ciclo Ficciones que dirigía Sergio Renán.

He disfrutado mucho leyendo estas memorias noveladas. No dejen de leerla, también les salvará. Al menos a mí me ha salvado, me ha ilusionado, entusiasmado, a un mes de mi jubilación como periodista: “Mi padre decía que quien ve sus propias oscuridades ya ve algo. Pero si yo no quiero ver mis oscuridades, ¿ellos podrán ver las propias?”