Días de libro y rosas: el loco Sant Jordi de Barcelona
Nuestra redactora se lanza a la calle para vivir su Sant Jordi a pie de calle en una jornada donde, según datos de la Cámara del Libro de Cataluña, se ha batido el récord de facturación, libros vendidos y colas en los estands para conseguir la firma de los autores. Los más deseados: María Dueñas y Javier Cercas.
Texto y foto: Gaia Tilotta
El 23 de abril, Día Internacional del Libro y la Lectura, en muy diversos puntos de España los libros toman las calles y ciudades como Madrid o Zaragoza (donde es festivo para celebrar el Día de Aragón) se han convertido en grandes jornadas populares. Cataluña y su celebración del día de Sant Jordi, extraordinariamente concurrido y efervescente en Barcelona, donde además de libros se venden millones de rosas, sigue marcando la pauta. La Cámara del Libro de Cataluña ha informado que se han superado en esa comunidad los 26 millones de euros facturados y se ha llegado a los 2 millones de ejemplares de libros vendidos. Según su esperado ranking, en lengua castellana, el autor de ficción más vendido ha sido María Dueñas con “Por si un día volvemos” (Planeta) y en el ensayo ha sido Javier Cercas con “El loco de Dios en el fin del mundo” (Random House), cuya salida ha coincidido en un extraño alineamiento con el fallecimiento del Papa Francisco, ese “loco de Dios” de su título.
Esta es la crónica de una jornada de libros, flores, escritores, lectores, pregoneros, libreros, influencers, futbolistas y mucha calle.
EL LOCO SANT JORDI
Pese al día laborable esta mañana la ciudad se despierta con aire de día de fiesta. El frenesí típico de Barcelona teñido de una expectativa alegre. Faltan diez minutos para las nueve y bajo corriendo por la Rambla: los libreros están abriendo las cajas de cartón y exponiendo los libros en sus mesas, los floreros sacan las rosas que colorearán las calles durante todo el día y cuyo precio es proporcional a el de los alquileres. Antes de llegar al Palacio de la Virreina, donde empezará oficialmente el día de San Jordi con el desayuno inaugural, veo unas adolescentes hacer cola: “Estamos aquí desde las siete y media para Alice Kellen, ella empieza a firmar a las 11:00 pero queríamos ser las primeras”.
En el Palacio se respira una electricidad colectiva mientras escritores, editores y periodistas intercambian saludos y contactos en la espera del discurso del alcalde y de la pregonera de Sant Jordi 2025, Cristina Rivera Garza, la ganadora del premio Pulitzer por El increible verano de Liliana. El alcalde, Jaume Collboni, comenta: “Sant Jordi es el día para respirar al unísono, como dijo ayer nuestra pregonera Cristina Rivera”, “Garza” añade la autora prontamente su segundo apellido, “Pues, respirar al unísono es lo que hacen los barceloneses en este día. ¡Viva la cultura, viva los libros y viva Barcelona!”, concluye Collboni de una manera que no tiene nada que enviar al “¡Buenos libros!” del locutor de nuestro Librújula podcast, Carlos Luría.
Rivera Garza añade que “Sant Jordi es un día para festejar todo el ecosistema de los libros: editores, libreros, lectores, pero también quien hace posible el acceso público a la lectura y quien nos enseñó a leer: bibliotecarios, profesores… La lectura nos enseña a ser críticos y a estar presentes por completo. Hoy es una fiesta importante pero también de las más felices.” A solas, después, nos comenta estar curiosa y lista para su primer Sant Jordi. Participan por primera vez en la fiesta del libro y de la rosa en Barcelona también Sabina Urraca, Paulina Flores y Sonia Guillen Codomé a quien conozco porque le saco una foto con Flavia Company, “es que es la autora preferida de mi hija, no me lo puedo creer” comenta realmente ilusionada. Su excitación es compartida también por Bélen Rojas Guarda y Sonia García de BiblioMusiCineteca Ediciones, una editorial independiente que nace para “destacar el potencial creativo de Latinoamérica”.
Mientras tanto, ante el disgusto de un hombre que pensaba poder hacer jogging el día de San Jordi, las calles se han ido llenando. Cuando llego delante de las mesas de la Casa del Libro, ya hay una cola tan larga para Javier Sierra que los organizadores mandan algunos lectores a la siguiente firma del escritor. Por otro lado, en las mesas de La central, Rodrigo Fresan y Núria Perpinyà matan el tiempo hojeando algún libro o mirando distraídos el móvil. Pierre Lemaitre goza interactuando, estrictamente en francés, con un modesto número de lectores. Mientras habla, mueve la mano derecha con la que agarra el bolígrafo negro que usa para firmar. “C’est tres gentil!” Repite tres veces cuando una pareja francesa, naturalizada barcelonesa, le regala una rosa antes de irse.
A las once y pico vuelvo a las estanterías del FNAC, las chicas que había visto a primera hora ya se han ido, pero en su lugar encuentro dos colas larguísimas y expectantes para Alice Kellen e Inma Rubiales, que sonríen entusiastas a sus lectoras. Mientras esperan, las chicas intercambian comentarios sobre qué les ha gustado de los libros que llevan en las manos: sus copias están vividas y tienen muchos pósit para volver a encontrar los párrafos que más les han impactado. Para mi sorpresa, encuentro en la cola algunos hombres mayores y, cuando les pregunto si son apasionados, todos me contestan que están ahí en lugar de sus hijas porque “hoy tenían instituto”. Igual de larga está la cola para María Dueñas que, a las 11:00 de la mañana, ya cuenta con 600 personas, aunque las asistentes se pasan unos cuarenta años respecto a los de Rubiales y Kellen. La autora firma las copias con elegante cortesía sin alterar nunca su impecable compostura.
En la avenida Diagonal, un poco lejos del centro, los fans de Andrés Iniesta hacen cola para que les firme La mente también juega, el libro que recoge su trayectoria como futbolista donde explora los retos y dificultades, como me explica una chica verdaderamente apasionada, acompañada por el novio. Sin embargo, Iniesta habrá tomado las firmas de Sant Jordi como un trabajo que necesita practicidad porque ni mira a las personas a las que firma copias, dejando a muchos decepcionados.
Agradezco volver a Paseo de Gracia y sumergirme en el bullicio de gente sonriente. Sentados al lado en las mesas de La Central están Javier Cercas e Irene Solá. Los dos dan la bienvenida a cada uno de sus lectores: él le da la mano al principio y una palmada amistosa en el hombro al final, sin rehusar nunca alzarse para tomar una foto cuando se la piden; además, sorprende por su plurilingüismo charlando con naturalidad en francés, catalán e italiano. La autora catalana regala sonrisas que le hacen brillar los ojos. Poco más allá, Sara Mesa se muestra reservada, poniéndose la mano izquierda sobre la clavícula derecha como en un abrazo, pero también se pone en actitud de escucha atenta con sus lectores.
Por la tarde, acontece un misterio digno de BCNegra: a las 4:30 Manuel Vilas desaparece de la mesa por un imprevisto, dejando a sus lectores colgados. Al contrario, Rosa Montero acoge a los suyos con la consabida amabilidad. En las mesas de ONA, Marina Garcés, filósofa, ensayista y autora de La pasión de los extraños: Una filosofía de la amistad, firma las copias de pocos pero buenos asistentes. Firma con letras muy claras y redondas y escucha con atención y cercanía a sus lectores entre los que hay tanto personas mayores como estudiantes de universidad.
Termino el día cerca de San Antoní, en las estanterías de Crisis. Al lado de Paulina Flores está Mario Obrero. El poeta, clase 2003, comenta: “Sant Jordi es una cura de humildad: te da la posibilidad hermosa de agradecer cuando se te acerca alguien y, a la vez, entender que vendes lo que vendes”. A los pocos que se le acercan para una firma o simplemente para intercambiar unas palabras, ellos también muy jóvenes, los trata con cercanía e incluso suelta unos abrazos.