«Tiananmen», un poemario arriesgado del poeta chileno Ivo Maldonado

 

Texto: Enrique VILLAGRASA

 

El poeta y editor polifacético chileno Ivo Maldonado (Talcahuano, 1978) ha escrito Tiananmen (Puerta de la Paz Celestial) (Casa Bukowski) en estado de gracia, pues es absolutamente sorprendente por versos de esta talla, entre otros muchos: “No tengo sueños por despertar” y o “Un callejón como tu corazón en esta tarde de/ neblina”: primero y último verso de este singular poemario. Y tres leer este libro uno se pregunta qué hace un poeta chileno en China, y tal vez la respuesta la encontramos en la cita del reconocido político y filósofo Mao Zedung: “El que no ha trepado la gran muralla,/ no es un verdadero hombre”. Cabe apuntar que el prólogo de este libro está firmado por Juan Carlos Mestre, Premio Nacional de Poesía de España, 2009, quien asegura que: “Ivo Maldonado ha escrito un libro único, ha deletreado un alfabeto inédito en nuestras letras, lejos de todo modismo y habitado por una fulgurante presencia de signos, de nuevas semánticas que amplían los horizontes significativos del porvenir”. ¡Ahí es nada!

Poco más se puede decir; pero podemos apuntar que tras leer estos poemas de Maldonado en Tiananmen uno se siente emocionado y conmovido. De alguna manera es la primera sensación que te dejan versos como estos: “Un resplandor de alquimia alumbra/ mi página en blanco”. Que es como descifrar la poética de la poesía: “En este tornado de luciérnagas/ En este barco de escaleras/ En esta fiesta de besos mordidos/ Habitando la herida de una lengua muerta”. Y al igual que Hölderlin también nuestro poeta pide que los poetas despierten de su letargo, a todos los que duermen todavía; ya que: “Eres una Pagoda de Aire/ Que alimenta mis aves de lluvia./ Tu sangre es el puente de madera/ Por donde transito ebrio/ Y a exceso de velocidad”.

Son poemas que hay que leer, releer, casi casi memorizar: “Una bala se estrelló en la cabeza del/ mundo” o “Una máscara grande para encontrar lo/ absurdo de las líneas de las manos”. Aunque a pesar de esto o por esto, por el poemario desfilan los grandes temas de la literatura, como el amor y la muerte, la soledad y el viaje, y de forma apenas sugerida, la búsqueda de un fundamento ideal de la realidad: “frente al gran Buda de Oro. Las tropas/ musulmanas Huí,/ azotaron sin piedad”.

Cuando Ivo escribe estos versos: “Mi gran corazón ha vuelto al ocho infinito./ Beijing es una ola de fuego/ entre fantasmas errantes”, al lector le acuden esos deseos del gran Antonin Artaud: “Quisiera hacer un Libro que trastornase a los hombres, que fuera como una puerta abierta que les llevase a donde nunca hubieran consentido ir; una puerta simplemente encajada en la realidad.” Y para nada está lejos de este propósito el poeta, pues en Tiananmen con unos versos dotados de una asombrosa capacidad de expresión y una riqueza espontánea de imágenes y de alusiones nos muestra ese perseguir el verso, ese traspasar la puerta; pues “Dentro de mí crece un puente/ atrapado a las telarañas de una Ciudad/ Prohibida”.

Creo que Maldonado es un poeta excepcional, es pura pasión e instinto y dota a sus versos de ritmo y sonido. “No van a detener el vuelo de un dragón/ No pueden detener el canto de un poeta…/ He devuelto las piedras al torrente del río/ El Desierto de Gobi me envuelve en su tibieza”. Y uno se siente feliz de ser contemporáneo suyo, pues en definitiva uno está para leer tamaños versos y escribir sobre ellos. Así pues, Tiananmen, un texto que contiene verdadera emoción poética y es capaz de conmover, es uno de los poemarios más innovadores y arriesgados en estos momentos de la poesía panhispánica: “No hay bomba atómica que destruya la primavera”.

 

 

CIUDAD PROHIBIDA

Quiero una calle que tenga tu nombre Ann Cocó.

Una calle nítida y sonriente como tus ojos

Rasgados y negros

Donde puedan transitar hadas y duendes.

 

Quiero tu ternura invadiendo naciones.

Un bombardeo de caricias en el corazón de los

Villanos.

Un ataque sorpresa a los dictadores del mundo.

Una bomba atómica de besos en la frente.

 

Quiero tus manos señalando el camino, Ann

Cocó

 

Un país donde los periódicos no hablen solo de

Crímenes y asaltos.

Un país sin fronteras ni militares.

Un país ecológico y sustentable.

 

Quiero un planeta como tus sueños, Ann Cocó.

Un planeta dulce y transparente.

Un planeta cargado de frutas del dragón y

Poemas de Li Yu.

Un callejón como tu corazón en esta tarde de

neblina.

 

 

 

 

 

 

 

 

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