Poesía para este invierno incierto
Más de 10 sugerencias para disfrutar leyendo poesía durante estos días de invierno.
Texto: Enrique VILLAGRASA
Incierto pues desconocemos qué ficha moverá la pandemia. Pero nuestra mejor defensa la poesía, que es deseo, que es arpegios y mudanzas. Que es rejuvenecimiento, que es lo que mejor nos podía pasar: ser lectores de poesía. Y si podemos leer Poemas a Miguel (Homenaje a Miguel Labordeta) (Libros del frío), en un esfuerzo de la Asociación Aragonesa de Escritores, luego podremos leer, para enero, la anhelada Poesía completa de Cristina Peri Rossi en Visor. Y mientras, podemos acercarnos a la librería de costumbre y ver todos estos libros y hacernos con ellos:
Palabra de árbol (Antología poética, 1976-2020) (Hiperión) de Francisco Javier Irazoki (Lesaka, 1954). Antología que es memoria, esas experiencias íntimas o profundas que recuerda, y lenguaje para expresarlas. Ahí esas evocaciones de la infancia, con todos los condimentos, que este poeta intelectual sabe aderezar como nadie. Esa su independencia siempre me ha llamado la atención. Sus poemas son posturas éticas y estéticas sin igual. Él sabe mirar dentro y fuera, aquende y allende. Metáforas mil y lenguaje diamantino. ¡Realidad, palabra inventada!
Finlandia (RIL) de Marisa Martínez Pérsico (Argentina, 1978), con prólogo de Hugo Mújica. Poesía que persigue el otro: esa persona lectora, a veces o casi siempre triste, que busca a quién leer. La poeta, si lo es y esta lo es, siempre se pondrá del lado de los débiles. Es una poesía libre, sin condiciones, que aman, que nos ama y reclama desde la sombra y hacia la luz festejada. Desde ese país lejano donde se ilumina el norte: tal vez pues ahí está el final, que no deja de ser principio de esa calidez que la poeta da a sus versos. ¡Poder redentor de su poesía!
Yacimiento (Huerga y Fierro) de Óscar Ayala (Carpio de Tajo, Toledo, 1967) es el poemario más maduro, divertido y libertino de este poeta. Me encanta leerlo pues en él vero crecer a los árboles desde sus raíces, no veo las ramas ni sus hojas ni sus frutos. Este poeta es capaz de elaborar un poeta con los restos de los restos de cualquier actividad. Tal vez, y solo tal vez, este sea aquel poema río que todos los que escribimos quisiéramos. Esas ruinas, que tal vez solo Baudelaire comprenda, son las que más conmueven y convencen. ¡Versos cual latigazos cerebrales!
Fumar en la bañera (Cántico) de Rut Muñoz (Valencia, 1976) y Esmeralda Berbel (Badalona, 1971) es el amor de dos mujeres fumando en una bañera diríase; pero no, es mucho más es la escritura versificada de una historia, la voz poética de dos personas que anhelan, desean, persiguen vivir la vida: vivir su existencia, experimentarla y ser ellas voz y parte. Todo aderezado con metáforas, con humor y con fina ironía: acidez brillante de la que Quevedo estaría orgulloso. La poesía que nos regalan es hallazgo de ese su lenguaje y poemas dentro de sí y sus palabras.
Las formas del enigma (Carena) de José Lupiáñez (La Línea de la Concepción, 1955) es el último poemario de uno de los mejores poetas andaluces, lo que es lo mismo que decir del mundo hispano, pues son sus versos leyenda que quedan en el cerebro de las personas lectoras. Poeta que pasa de moda y modos, usos y costumbres, y persigue el descubrir el porqué de la mágica realidad, esa palabra inventada, y de sus rincones y esquinas. En su poesía como en el Barroco empieza a clarear el día, en esas huellas que nacen en la arena viva de la vida.
Electra destronada (Olifante) de Eliana Dukelsky (Buenos Aires, 1982) es una poesía de espejos, en el devenir telúrico del silencio de la poeta, mitos griegos aparte. Es una poesía que abre el mundo, que nos lo ofrece en bandeja, pero cuidado solo las sombras que proyecta esa luz en la caverna, que no es la realidad, si la memoria que todo lo recrea, como esa infancia nuestra cuando la recordamos. Versos, poemas, escritura limpia y concisa que recuerdan a los brillantes aforismos de Oráculo manual y arte de prudencia de Gracián. ¡Arpegios y mudanzas!
Perpetuum mobile (Dos Aguas) de José Luis Campos Duaso (Barcelona, 1965). Qué es pues la poesía. Ese movimiento fiel y perpetuo que abre conciencias y despierta mentes dormidas, no habiendo mar que se lo impida. Esta es pues la poesía extraordinaria de este poeta en este poemario excelente y prometo que a quien lo lea le cambiará la vida o al menos le mostrará otros senderos y no ese camino oficial que (no)hay que seguir. Una poesía que me ha sorprendido, pues es superior a nuestro sentir y a nuestros sentidos. ¡Poderío y belleza!
Caracol (RIL) de Lola Nieto (Barcelona, 1985). Una poesía que no es íntima y sin un lago y donde las pequeñas olas producidas por el caer de una piedra llegan y de qué manera. La poesñia convive con la poeta y esta le y la descubre a ese su yo poético tan peculiar. Recreación de un ser presente y sido. Tal vez la cadencia de estos versos nos da el sonido perseguido y nos faculta para escuchar el silencio. Poemas cual cuchillo de cocina que bien saben qué piel buscando van. Tengamos presenta aquello que nos decían en la infancia si duele es que sana. ¡Poesía viva!
Aullido (Arscesis) de Jaime García Ortega (Valencia, 1996), con ilustraciones de Israel Barranco y prólogo de Juan Antonio Tello, más fotografía y notas de Zoe Tello Sanz. Un poemario de búsqueda, que aun siendo la primera obra de este poeta, no oculta esa posible falta de oficio ese algo indefinible y tan atractivo, que vive en quienes buscan la poesía. Son versos guiados más por la intuición que por la lógica y que para nada nos recuerdan a Allen Ginsberg, como se pudiera pensar. Poemario lleno de metáforas y mitos en este autorretrato diríase.
La piel es quien mejor lo entiende (Tigres de papel) de Inma Luna (Madrid, 1966). Creo que la poesía de Inma es siempre una aventura, pero que conmueve y engancha. Igual es por ese ser antropóloga, que siempre mira y ve al otro. reconozco que estoy atrapado en la belleza y el discurso de esta poesía tan directa. Y me divierte ese acarrear la nada de un lado a otro, como si el destino de todos fuese el salir de aquí. El tema de la identidad en su poesía lo veo asociado con el del exilio, esa condición errática. Ese pedir de la poeta de estar suelta, cual verso.
Esta es una propuesta, no me cansaré de decirlo hay más, vayan y revuelvan libros en las librerías y curioseen y lean y después quédense con la mejor poesía posible. ¡Buenas Navidades o Felices Fiestas de invierno!