La cárcel Modelo de Barcelona se llenará de poesía, música, teatro y debates para recordar a Salvador Puig Antich

Con motivo del 50 aniversario de su ejecución, se iniciará el 2 de marzo una semana de debates y manifestaciones culturales para reflexionar sobre su valor como símbolo de la represión de la dictadura. La Asociación Colegial de Escritores de Cataluña se sumará con un recital poético.

Texto: Santiago BIRADO

 

En aquellos primeros años de 1970 en los que el franquismo parecía petrificado después de treinta años de dictadura, decidieron que iban a cambiar el mundo. Querían cambiarlo todo de arriba abajo, eliminar todas las desigualdades y todas las injusticias sociales. Y querían cambiarlo ya, sin demoras políticas ni prebendas sindicales que consideraban parches. Ellos querían la revolución comunista inmediata y que las clases trabajadoras se levantaran en armas contra el capitalismo hasta derribar el sistema. Se hacían llamar MIL (Movimiento Ibérico de Liberación) aunque en realidad no llegaban a una docena de militantes, casi todos catalanes. Para financiar las publicaciones y las acciones con objeto de concienciar a los obreros de sus derechos y la necesidad de levantarse, encontraron una forma de financiación en los bancos, pero no pidiendo créditos sino atracándolos.

Eran radicales. Se sentían desquiciados por aquella falta de libertad de una España oprimente. Y eran jóvenes, muy jóvenes. La desgraciada tarde de septiembre en que cinco policías fueron a detener a dos miembros del MIL después de un atraco en que había sido herido el cajero, Salvador Puig Antich tenía 25 años. Cuando él y su compañero del MIL, Xavier Garriga Paituví, se percataron de que había cinco policías de paisano esperándolos en un bar de la calle Girona, trataron de huir. Hubo un forcejeo, se dispararon las pistolas por los dos bandos. Puig Antich quedó herido. El subinspector Francisco Anguas Barragán murió a causa de varios impactos de bala; al menos tres de ellos los realizó Puig-Antich. Un juicio militar condenó al joven militante a la pena de muerte. Desde muchas instancias europeas, incluso el Vaticano, se pidió el indulto, pero un 2 de marzo de 1974 se le aplicó en la cárcel Modelo de Barcelona la muerte con el garrote vil. El régimen de Franco agonizaba, pero iba a morir matando.

Puig Antich se convirtió en icono de la rebelión y símbolo de la represión de la dictadura. Por su juventud, por no haberse atendido las circunstancias de la muerte del funcionario de policía aunque fuese muy triste (tenía 24 años el subinspector Barragán) en medio de un intercambio de disparos que no constituían un asesinato a sangre fría y por ser el último preso político ajusticiado con el brutal sistema del garrote, eliminado poco tiempo después.

50 años después de su ejecución, esa cárcel que lo vio morir se llenará de vida cultural del 2 al 7 de marzo. En la cuarta galería de La Modelo habrá una nutrida actividad durante toda la semana con actos abiertos a la ciudadanía hasta llenar el aforo de 300 personas. Participarán una treintena de artistas, intelectuales y gente de la lucha política en diversos debates e intervenciones.

Habrá gente de la universidad como Anna Sallés y Carles Vallejo. La música como herramienta de lucha representada por Lluís Llach, Borja Penalba y Anita Tijoux. La literatura comprometida con Francesc Escribano, Jordi Panyella, Laura Restrepo y Nuria Cadenas. Teatro combativo con Ferran Rañé, Gloria Rognoni, Jordi Coca, Sergi Belbel y Berta Prieto. Cine social: Fernando León de Aranoa, Manuel Huerga, Najwa Najjar y Belén Funes. La ilustradora María Corte, que realizará un mural en el exterior de la prisión. La mirada al proceso judicial con los juristas Francesc Caminal, Olga de Cruz, Xavier Arbós y Sònia Olivella, acompañados por el músico Albert Marquès y la voz del preso norteamericano Keith Lamar, desde el corredor de la muerte. También la presencia de  las hermanas de Salvador Puig Antich: Imma, Montserrat, Carme y Merçona. Los actos se desarrollarán con el apoyo de la concejalía de Memoria Democrática del Ayuntamiento de Barcelona

La Asociación Colegial de Escritores de Cataluña (ACEC) ha querido sumarse. Su presidente, el escritor y periodista David Castillo, muy comprometido en la recuperación de la memoria de los movimientos antifranquistas incluso en sus novelas, participará en un recital poético que presentará una de las personas que mejor conoce la resistencia anarcosindical, el escritor y activista Ferran Aisa. Castillo explica que “Yo tenía 13 años cuando mataron a Puig Antich y conservo todos los poemas de aquella época, que son en castellano porque yo empecé a escribir poesía fascinado por Juan Ramón Jiménez. Aisa resulta especialmente importante en estas jornadas porque conocía al propio Puig Antich. Salvador era de detrás de la Plaça Sant Jaume y Aisa del barrio chino en una Barcelona que era muy pequeña”. Hace unos años David Castillo publicó en 2010 en el diario Avui, del que era responsable de las páginas de Cultura, un artículo agudo e indignado porque el gobierno municipal de entonces en Barcelona puso en marcha una campaña para concienciar (o asustar) a quienes no pagaban billete en el trasporte público con el eslogan “Quien la hace, la paga”. Les afeaba que utilizaran, quería pensar que por ignorancia, el eslogan que utilizaron públicamente los capitostes franquistas para justificar la ejecución de Puig Antich. El mismo grito que usaron los que celebraron su ejecución manifestándose alegremente en la Gran Vía de Barcelona. Durante esta semana, en la cárcel Modelo se cambiarán los gritos por reflexiones, música y poesía.