Gata Cattana: Poesía para despertar a la noche

Aguilar publica su obra poética completa.

Texto: Enrique Villagrasa

 

Supongo que presentar la poesía de Gata Cattana (Ana Isabel García Llorente, Adamuz, Córdoba, 1991) a estas alturas del siglo me parece del género tonto, sabiendo que fue una persona dotada con el don de la palabra y ahí están sus poemas y textos recogidos bajo el título Poesía completa (Aguilar). Es, no me cabe duda alguna, una poesía para despertar a la noche de su sueño más profundo: “los derechos humanos empiezan en casa”. ¡Ahí es nada!

Este volumen que apenas tiene 230 páginas, incluida la Nota de la editora, tres páginas, Mónica Adán Frutos y un prólogo de dos páginas de Lorena G. Maldonado, dan cuenta de lo que digo: “Ellos me han hablado de la madre/ y la esposa./ Pero yo les hablo de la mujer./ La mujer torbellino, con sus huracanes. UNA MUJER./ De esas”.

Todos sus poemas, tanto los de La escala de Mohs, como los recogidos bajo el título de No vine a ser carne: Textos de adolescencia (Anteriores a 2010) y Textos posteriores a 2010, son un desafío ético y estético, una apuesta por el feminismo y la justicia social y un diálogo con la muerte. Esa muerte que estaba ahí esperando que llegara ese marzo de 2017. Aunque creo y deseo no equivocarme que sus versos son en definitiva ese festejo, esa celebración de la vida y del amor apasionado por todo bicho viviente, incluidos los bípedos implumes, a los que nos queda: “La palabra dada, el tiempo que perdimos en quimeras y el valor añadido de la lealtad”.

Se han podido decir muchas cosas de ella, pero era poeta con todas las letras, aunque fuera una cantante de rap impenitente, tocada con el don de la música también. Ella era consciente de todo y se sabía elegida: ella y su personaje: “Tú y la luna parrandera/ con la cara de cordero/ que una vez te presté yo”. Poemas y versos cincelados con mano firme, qué poderío, qué de imágenes y tropos, cuánta belleza por doquier. Necesitamos de esta poesía feroz, salvaje, crítica, feminista y solidaria, para despertar conciencias ante este mundo cínico que nos ha tocado en suerte: “Cuando el hambre ciega, la inflación arremete y las deudas se solapan y apenas nos dejan decir que somos quienes somos, es cuando más somos; es cuanto nos queda”.

Lorena G. Maldonado en su prólogo dice que Gata Cattana era más que rapera y más que poeta: era médium y no seré yo quien le quite la razón. Y además acierta al comentar las múltiples Anas que la habitaban y señalar que todavía “hoy te estoy buscando debajo de todas las cosas, en el secreto que hace que se yergan los juncos”. Y no es para menos esta poesía que tiene muchos ecos lorquianos.

Por su parte, Mónica Adán, la editora, da cuenta con toda la razón de la esencia y enjundia de este volumen, pues: “nos da idea del inmenso talento de la mujer que fue y de la que pudo ser. Ana, con toda seguridad, estaba destinada a ser ejemplo para muchas mujeres, a tener una fructífera carrera en la música y en la literatura, a ser un revulsivo para muchos y un azote para tantos”.

Sin ir más lejos es una poesía que nos es útil a las personas lectoras, pues nos sirve para desbloquearnos emocionalmente, para ser felices y no ser ni resentidos ni coléricos: era su objetivo: “Habla de amor,/ como si fuera una presencia/ y no una ausencia”.

¡Léanla, por favor, si aún no lo han hecho, personas lectoras! ¡No les defraudará!: “Y, si alguna vez negociamos un mundo nuevo, queremos café para todos y todas, que ya van muchos siglos fregando las tazas”.

 

TAN SOLO SOY EL MEDIO

Como Fidias escogía entre las rocas

la más dócil para darle carne y hueso,

así busco en el lenguaje las palabras que utilizo.

No habrá una tilde, una coma, un punto.

Son dictados que me vienen de allá arriba,

se muestran impertinentes.

Si la forma no es precisa,

yo tan solo soy el medio.