Gabriel y Galán y Pérez Alencart, dos poetas del pueblo

«Regreso a Salamanca» y «Alencartiana», dos antologías que recogen poemas y testimonios de lectores críticos

Texto: Enrique VILLAGRASA 

 

Regreso a Salamanca (Edifsa) es una antología en homenaje a José María Gabriel y Galán (Frades de la Sierra, Salamanca, 1870-Guijo de Granadilla, Cáceres, 1905) en el marco del XXIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos celebrado en Salamanca y cuyo director de los mismos y antólogo es el poeta y profesor de la universidad salmantina, el peruano-español Alfredo Pérez Alencart (Puerto Maldonado, Perú, 1962). Este libro recoge una docena de poemas de Gabriel y Galán, cuyo retrato –portada del volumen- es del gran pintor Miguel Elías; también poemas inéditos de una cuarentena larga de poetas de aquí y de allá, sin fronteras que valgan; y la mayoría de la correspondencia del poeta con otro poeta grande, don Miguel de Unamuno.

Cabe señalar hoy que en Gabriel y Galán la poesía tenía una intencionalidad social más que estética, conocida por todos los que han leído su obra. Nos hablaba de los problemas de su tierra y su secular atraso: finales del s. XIX. Era, pues, una poesía dialectal extremeña y salmantina donde sonaban ciertos vulgarismos castellanos. Su estilo era el propio de quien vivía y bebía de los temas del pueblo, de lo rural: en ese sustrato y no en otro: “Pero quiero que los hijos del trabajo/ no derritan de sus carne las sustancias/ en la vieja brega estéril que me oprime;/ en la ruda brega torpe que los mata…/ No con riegos de sudores solamente/ se conquistan y enriquecen mis entrañas./ ¡Hace falta luz fecunda!/ ¡Sol de ideas hace falta!”

La poesía para Gabriel y Galán no era un vano halago a nada ni a nadie. Está escrita con versos que te remueven el alma y te acompañan, no se olvidan como los de tantos y tantos poetas premiados. Es una poesía viva escrita desde el pueblo y para el pueblo. Hasta llegó a escribir en el dialecto extremeño o castúo, en esa libertad de expresión tan anhelada por tantos. Valga el ejemplo de los versos del poema El embargo: “¡Señol juez: que neguno sea osao/ de tocali a esa cama ni un pelo,/ porque aquí lo jinco/ delante de usté mesmo!/ Llevaísoslo todu,/ todu menus eso,/ que esas mantas tienen/ suol de su cuerpo…/ ¡y me güelin, me güelin a ella/ ca ves que las güelo!… El poema guenta la trágica historia de un hombre a quien van a embargarle la casa el mismo día que su mujer había fallecido. Versos que nos son cercanos hoy, más que ayer, en esta nuestra sociedad neoliberal.

Y, llama la atención en el proemio a esta antología reivindicativa de la poesía de Gabriel y Galán, casi como una queja, estas letras de Pérez Alencart: “Gracias a todos los poetas, de aquende y de allende, que quisieron sumarse a este homenaje. Sépase que la invitación fue mucho más amplia, especialmente en el plano local” y pocas páginas más adelante puntualiza: “Planteados así los hechos, sin exaltaciones, ¿quiénes somos nosotros, meros aprendices, para estar ninguneando los poemas que escribiera José María Gabriel y Galán? Máxime cuando en nuestro ahora se palmea a vates premiados cuyos versos casi no contienen poesía ni conmueven a quien los escuchan o leen”. ¡Justas y necesarias palabras! Es bueno que desde Salamanca se dejen oír voces claras, duras y frías al respecto de poetas y poesía, en esta España.

La ofrenda poética va desde poetas del quehacer de José Luis Puerto al propio Pérez Alencart, pasando por Emilia González Fernández, Carlos AganzoElena Díaz Santana, Enrique Viloria, Verónica Amat, José María Muñoz Quirós, Boris Rozas, Mónica Velasco, José Alfredo Pérez Alencar y Juan Carlos López Pinto, entre otros. Poetas todos de los diversos y múltiples rincones del mundo, que han dejado por escrito su testimonio por el poeta Gabriel y Galán.

De José María Gabriel y Galán, fallecido muy joven, 35 años, se puede contar que su primer libro, Extremeñas (1902), escrito en dialecto extremeño, fue editado con un prólogo del reconocido poeta catalán Joan Maragall, quien ni corto ni perezoso, consideró a Gabriel y Galán todo un clásico español del siglo XX. ¡Ahí es nada, ambos poetas por encima de las fronteras!

Alencartiana

Por cierto y a pesar o por esta cosa de la pandemia, hace escasos días, aparecía el ensayo Alencartiana. Pareceres sobre la poesía de A.P. Alencart (Betania), de varios autores y en edición de Jesús Fonseca Escartín. Los autores que participan en este florilegium son Ruiz BarrionevoCortés CabánMaresColladoRegaloSerranoAlves de FariaGaticaSantanoMoroDi LeoNajensonHernándezMartín CobanoBolañosSoussaBrissos-LinoNaupariIlichDe FrutosMirandaBarrosoReyesRedondoGarcía MafflaCastilloViloriaBalajGirmaceaBulzanFiricaNascimientoAlvaGarcía RuizInteriánWolfGalánChianaValle AlonsoQuiroga ClérigoMassone y Fonseca. Reconocidos lectores y críticos literarios de aquí y de allá: España, Portugal, Brasil, Inglaterra, Rumanía, Italia y Latinoamérica, también sin fronteras de ninguna clase que valgan.

Este libro se centra en las lecturas recogidas que sobre los poemarios de Pérez Alencart, Una sola carneGaudeamusPara después / Per il domani y Barro del Paraíso han escrito estos doctos lectores. El prólogo del aragonés Fonseca Escartín da buena cuenta de ello: “Aquí encontrarán pareceres sobre las antologías Una sola carne (2017), Gaudeamus (2018), y Para después (2018). A ellos se suman abordajes sobre su último poemario, Barro del Paraíso (2019). Entiendo que esta compilación de textos es un reconocimiento mínimo a su persona y a su conmovedora poesía”. Escritos con valor y libertad. Sinceros. Palabras de los profesionales lectores críticos que dejan testimonio de la grandeza del poeta A.P. Alencart.

Cabe apuntar que, tanto Regreso a Salamanca, con 146 páginas, como Alencartiana, con 428 páginas, cuenta con la colaboración de la esposa del poeta, la correctora de textos y fotógrafa Jacqueline Alencar Polanco y la del también fotógrafo y poeta José Amador Martín, además del ya citado Miguel Elias. Ambos textos están debidamente ilustrados y nos hablan de la grandeza de la poesía: esa que conmueve y se manifiesta por medio del lenguaje. No otra.

La poesía y bien lo sabía Gabriel y Galán y lo sabe Pérez Alencart es palabra sujeta a ritmo. Y esta su poesía, la de ambos, es ella en sí, y, a la vez, el lenguaje, el poeta y el lector. Dado que sus poemas se prolongan en las personas que los leen, los recitan o los escuchan. ¡Hagan la prueba y no tengan miedo de acercarse a la poesía de estos dos grandes: José María Gabriel y Galán y Alfredo Pérez Alencart!