«En agosto nos vemos» es García Márquez y punto

La novela póstuma del premio Nobel colombiano, «En agosto nos vemos», narra la historia de Ana Magdalena, una mujer que viaja cada año a la isla en la que está enterrada su madre, un lugar en el que se reinventa y se descubre a través del sexo y el deseo.

Texto: Pere SUREDA

 

Leer a García Márquez, desde su primera novela publicada, hasta sus relatos y memorias,  es inconfundible. El tamaño del genio se mide por sus efectos universales. Y la voz de Gabriel García Márquez no se puede suplantar. Sus tramas surgen directamente del lenguaje, de la voz interior de ese mago de las palabras. Esa es su arma secreta para contarnos historias. Las piensa mientras las escribe mentalmente, sin duda. De este tema hablábamos con William Ospina en una de las muchas conversaciones que tenemos sobre la poesía, sobre el lenguaje edificado con la base la de poesía. En una de estas charlas recuerdo perfectamente que Ospina me comentó la historia -siempre tiene un bolsillo lleno de historias y anécdotas- de varias conversaciones que mantuvo con el Nobel colombiano. Eran amigos y confidentes. Y esta historia tiene que ver con el libro En agosto nos vemos, que tanto revuelo ha cosechado, y del que solo diré que es García Márquez y punto. A quien le guste su prosa lo reconocerá. Con García Márquez es así. En las primeras páginas ya sabes que estás en su territorio, y en las manos que manejan su lápiz. Sería redundante y de mal gusto ir más allá.

Decía que en una de las charlas que mantengo con Ospina me contó que mientras conversaban, el escritor de Aracataca le confió que, en verdad, en el género donde más a gusto leía y donde más deseaba escribir era el relato. Los ejemplos de Tonio Kroger y de Muerte en Venecia ejercieron tal seducción que empezó a trabajar en un proyecto de tres relatos. Hablo de hace más de veinte años de esa conversación. Y lo que me sorprendió y me pareció más interesante fue que le dijo a Ospina textualmente: “Los tengo trazados, con títulos y engranaje, uno se llamará Rosalba dormida, y los otros dos En agosto nos vemos y El virrey resucitado por amor. ¡Pero no los voy a publicar ahora, no! Primero las memorias, Vivir para contarla, que si los publico ahora y luego las memorias ya me dan por muerto.”

Le contó los principios de los tres y siguieron conversando de otras vainas…

Rosalba dormida se convirtió, con los años, en Memorias de mis putas tristes. Su segundo relato, que acaba de aparecer en todo el mundo, ha mantenido el título, En agosto nos vemos. Y del tercero no tenemos noticia. Si lo escribió entero o si no lo continuó es un tema que queda para el futuro. En todo caso sepan que si…muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre le dio a conocer el título de un relato que tenía en la mente y que le dio por titular El virrey resucitado por amor, ese relato sería puro García Márquez.