«Ojos que no ven», de Antonio Ansón

Cátedra publica el último ensayo del profesor Antonio Ansón, «Ojos que no ven».

Texto: Enrique VILLAGRASA

 

Ojos que no ven. Sobre las palabras y las imágenes (Catedra) del poeta, profesor y especialista y toda una autoridad en fotografía Antonio Ansón (Villanueva de Huerva, Zaragoza, 1960) es un ensayo sobre la fotografía: esa fotografía realizada por una máquina o el telefonillo que usted, persona lectora,  lleva en el bolsillo, que pone o puso en su día “de manifiesto que existe una realidad invisible que, a pesar de no poder verla con los ojos, no por ello es menos real”. Pues bien, este ensayo de apenas 200 páginas, da cuenta de esto y mucho más. Consta de un prefacio explicativo y de dos partes: Palabras e imágenes y La fotografía como argumento, más seis páginas de bibliografía.

Tras leer este libro, denso, me ha venido a la mente si el retrato no es el nuevo orden y que la realidad y la imagen son unas palabras inventadas y hablar sobre ellas es hablar de algo que no sé si se llegaremos a su comprensión, pues casi todo es fruto del azar y la necesidad. ¿Quién se atreve a definir realidad e imagen, o las dos? Supongo que hablar de realidad e imagen o viceversa es un intento de aproximarnos, con temblor y temor al arte, a conocer las palabras y sus imágenes desde la experimentación y la creación para ponernos en el camino del conocer, del ser siendo, del retrato, pues: “Lo artístico de la fotografía no es una condición sino una consecuencia”.

Y es que la imagen y su lenguaje, creo, es la búsqueda arriesgada de llegar y entrar, penetrar, en un espacio velado: ese espacio de los casi imposibles y que para muchos es el espacio de lo otro hasta que no lo ves reflejado en la fotografía. Es que por azar o por necesidad, llegamos a la imagen buscando esa iluminación, esa revelación, que nos ayude a sobrevivir, en esta tragicomedia que nos ha tocado en suerte, pero estas revelaciones no son la mayoría de las veces sobre lo inaudito, sino sobre lo que está a nuestro alrededor, lo que conocemos bien. O como dice Ansón: “Las imágenes son el producto cultural del que mira. En las imágenes no hay nada, solo aquello que nosotros podemos ver”. Y se pregunta: “en qué medida una imagen es capaz de significar por sí misma sin la necesidad de una narración que la acote y la haga hablar. Imágenes ventrílocuas o imágenes sin voz, esa es la cuestión”.

Olvidado o no, o sin ser visto, al igual que no vemos lo que tenemos delante, pero que quiere que lo encontremos y quiere expresarse: la imagen quiere iluminar y es “la fotografía lo que cambia la manera de ver y lo que permite a William Carlos Williams reconocer la belleza de una carretilla roja y afirmar que cualquier cosa puede ser materia poética, del mismo modo que cualquier cosa puede ser fotografiada. Toda la realidad se vuelve fotografiable”. No está para nada lejos la fotografía del poema pues: “Con la fotografía aparece el poema en prosa. En 1842 se publica de forma póstuma el primer libro, Gaspar de la nuit de Aloysius Bertrand, que inaugura este género literario”.

Creo que es un ensayo, plagado de autores y obras, que se refieren a la fotografía en sus obras, como Gómez de la Serna, Cortázar, entre otros y otras muchas, desde que apareció el daguerrotipo (1939) hasta ayer, y a las imágenes y su lenguaje y que nos expone de una forma sutil el hecho de que la máquina que hace fotografías marcó el momento de la ruptura entre palabra e imagen: la imagen de la realidad de la fotografía sobre esa realidad misma, donde se nos asegura, por ejemplo, que: “El gran hallazgo de la literatura contemporánea, impulsada por la imagen mecánica, ha sido el de convertir la vida insípida y monótona de los hombres en una epopeya, y hacer con sus gestos más paupérrimos algo que, de alguna manera, nos redime”.

El autor es poeta y sabe de imágenes y palabras, es también una autoridad en el mundo de la fotografía y sabe de imágenes y palabras y siempre anda preocupado por estos temas tan vitales para las personas. Dos obras de Ansón que también creo que vale la pena leer, respecto a este tema de la fotografía son El ruido y la lira. Poetas franceses performers: Artaud, Luca, Tarkos (Eclipsados, 2011) e Hijos del agobio. Memoria y desmemoria de la guerra en la fotografía española contemporánea (Exit, 2019), del que ya nos hicimos eco en esta revista.

Creo que vivimos en un mundo de imágenes y la fotografía trae exactitud y precisión, reflejo indiscutible de la realidad, de no haber posibles manipulaciones sin y con inteligencia artificial, de esa y u otra realidad (re)creada. No obstante, Antonio Ansón termina este ensayo, Ojos que no ven, que es título de película, novela, canción y qué sé yo cuantas cosas más, con estas palabras tan elocuentes: “La reproducción mecánica de imágenes, de la que la fotografía es su modelo, supuso el final de una etapa, no solo por el arte, sino, lo que me parece más importante, para la vida de los hombres y su manera de estar en el mundo. La máquina, con su modo de reproducir las cosas y los acontecimientos, ha modificado la manera de ver, de vernos a nosotros mismos y a los otros, ha impuesto un nuevo orden, y se ha convertido en una prolongación de nuestro cuerpo, de nuestros ojos. Vivimos de forma vicaria en la isla de Morel, donde basta con pulsar un botón para hacer una copia del mundo e instalarnos cómodamente en esa copia”.

No dejen de leerlo, les encantará, pues les descubrirá muchas cosas y les hará plantearse otras más este Ojos que no ven. Y como finaliza el autor, Antonio Ansón: “Bienvenido a la máquina. Bienvenido”.