Diez mujeres poetas para el Día Mundial de la Poesía
Antonia Vicens, Tere Irastortza Garmendia, Quinny Martínez Hernández, Dolors Fernández Guerrero, Nuria Ruiz de Viñaspre, Sofía Crespo Madrid, María Antonia Ortega, Gloria Fortún, Andrea López Montero y Presentación Pérez González.
Texto: Enrique Villagrasa
Es justo y necesario ser esquina del verso para perseguir, esperar y vivir el encuentro con el poema. En el Día Mundial de la Poesía recordamos voces esenciales en la poesía de este momento, primer cuarto de siglo XXI. Qué grandes, qué poderío de imágenes encontrarán en sus versos y no les defraudarán.
Así pues, Antonia Vicens (1941) presenta Padre qué hacemos con la madre muerta / Pare què fem amb la mare morta (Contrabando), en edición bilingüe, con traducción y prólogo del también poeta Rodolfo Häsler. Uno de los poemas que más me ha sorprendido ha sido este: <<Mujer/ aprende del silencio/ quietud/ de las piedras No quiero ser/ vino de misa/ que encubre violaciones/ si acaso/ seré prostituta por las agujas de los relojes de sol>>. Por su parte, Tere Irastortza Garmendia (Zaldibia, 1961) nos despierta con Glosak Glosar el mundo. Selección de poemas 1980-2023 (Contrabando), en edición bilingüe, con traducción de la autora y edición y prólogo de la poeta Lola Andrés, quien dirige esta colección Marte de poesía. <<Piensa que lo posible es/ crear para ser y ser para crear/ y glosar el mundo/ y para cambiarlo/ acuñar palabras para lo inaudito,/ buscar silencios para atemperarlas,/ atender el infinito y acotar/ lo impreciso en lugares/ donde nacer, enraizar y morir>>.
También está la poeta colombiana Quinny Martínez Hernández (archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, 1979) con su poemario Salero de entrepierna (Ultramarina), quien nos habla de <<Ahora que soy yo la que vuela>>. Para explicarnos que: <<ojalá aprendamos de una vez por todas que el yoismo es egoísmo,/ que es una grave enfermedad que huela mal>> y <<Pensé que el amor entre mujeres no replicaba patrones/ de obtusa posesión>>. O Dolors Fernández Guerrero, con su accésit premio Vitrubio de poesía, La memoria de la piel (Vitrubio). Donde <<La memoria de la piel es un aserradero/ cuando estalla la arena del reloj,/ cuando las gaviotas huellan la playa/ en busca de una presa/ verde mar/ tras un ejército de hormigas,/ atentas a sus renglones torcidos>>.
Y la poeta Nuria Ruiz de Viñaspre (Logroño, 1969), quien con Todo este espacio (Algaida) se alzó con el XX Premio de poesía José Espronceda, Ciudad de Almendralejo; quien en sus inteligentes y elocuentes versos nos cuenta y canta: <<Escribo como el bosque sin manos/ escondiendo otras palabras debajo de las palabras/ escribo luz y la luz abre una grieta/ bajo el árbol veo un conejo con abrigo blanco/ que al pisar mi tiempo se santigua>>. O Sofía Crespo Madrid (Valencia, Venezuela, 1995) con su poemario Aunque me extinga (Candaya), con prólogo de Aida González Rossi y palabras en la carátula de Mónica Ojeda. Hay en este poemario versos de esta talla: <<Amor:/ llover con sol y asistir al milagro>> y <<Llegamos juntas/ a las cavidades de la espera>>.
Por su parte, María Antonia Ortega (Madrid, 1954) con El pariente lejano (Huerga y Fierro) da cuenta de la existencia con estos sencillos versos: <<La vida/ esa extraña/ que muchas veces pasa/ junto a mí>> y <<Pudo al final ver/ el desierto nevado>>. Una poesía iluminadora, no cabe duda. Y Gloria Fortún (Madrid, 1977) con su Adulta funcional (Dos Bigotes) nos sorprende vivamente, <<Soy poeta porque vivo en Madrid>>, <<Y mi cuerpo me ha salvado./ También me dicta los poemas>>, pues ella es <<libertadora de todas las gramáticas/ antes de que se desperecen sus amos>>, pues << -azores y vaqueras me avalan- >>. Las normas están para saltárselas diríase.
Además, esta Andrea López Montero (Madrid, 1989) con La dulzura del ornitorrinco (Piezas Azules), quien también se ha cuidado, en esta bella edición, de las ilustraciones interiores y la portada, locuaces dibujos y pinturas. Nos asalta con versos de esta índole: <<Mi cuerpo es un balbuceo/ en sintaxis desordenada/ con el gemido moral de la culpa,/ separa mi piel de la boca que dicta/ y se escribe tropezando en las letras/ para decir, sin decir, todo eso que sabes>>. ¡Genial! Y Presentación Pérez González (Villanueva de los Infantes, Ciudad Real) nos trae Punto de encuentro (Grupo Literario Guadiana) con versos diamantinos, duros, que buscan ser y despertar conciencias. Es cierto y ante la sociedad que nos conduce, ella, la poeta canta y cuenta: <<Este mundo convulso/ deja un desgarro en las afueras de la noche,/ soledad de un derribo>> y por eso <<Tu palabra se hace/ una ofrenda valiente, tan humana,/ que es anhelo cuando arde en cada pecho>>. Una vez todo esto, <<Y ahora hemos aprendido/ a disfrutar del vino de la dicha/ con la razón en ascuas,/ a repartir en cada infinitivo>>.
La poesía que nunca se ha ido regresa, o al menos vuelve esa razón poética de la que hablaba María Zambrano, pues anida esa misma razón en los poemarios que les propongo leer. Y aunque la poesía este más allá de la literatura y súper valorada, no cabe ninguna duda de que es el fundamento del mundo. Así pues, nos encontramos de nuevo, en estas diez poetas citadas y sus versos, con un lenguaje poético sencillo que es capaz de bucear en la memoria, en el mar de la realidad, con los útiles del mismo lenguaje y la mirada de las poetas. ¡Diez poetas sorprendentes, para leer esta primavera, sin ir más lejos!