10 poetas para festejar el Día Mundial de la Poesía

21 de marzo, el Día mundial de la poesía

 

 

 Texto: Enrique VILLAGRASA

 

La poesía, además de ayudarnos a gestionar la inteligencia emocional, es como el vino: los hay reserva, crianza y jóvenes. Al igual que en este grupo de poetas, que les proponemos, desde esta página de librujula.com, para celebrar el Día de la Poesía y que ella les acompañe durante esta singular primavera.

Crece el granado y el almendro crece;
gime el cerezo y muestra las heridas
que los corzos dejan en su tronco;
con las flores sueña el manzano mudo;
con el fruto redondo, el albergero.
Una ciruela roja es la promesa
del temblor de una rama aún inexistente.

Miro todo este aliento vegetal
embrionario y me remite
al comienzo de las cosas y a ese tiempo
que excede fugitivo
la edad del ser humano.

Afuera hay sol (Olifante) de María José Sáenz

 

demasiada cantidad de cuerpo
sola ante sus dimensiones
casta respiración
vacía el aliento
comienza allí
la parte enmudecida
regida por el no
pero hay un templo en la memoria malcriada
con la fiebre al descubierto

La nimiedad (Huerga y Fierro) de Sara Martín

 

no huye el ave
aguarda el dulce premio
a su plumaje
ningún sabor se parece
al soñado en lento labio
pico que horada
frambuesas
uvas
arándanos
gotean sobre el recuerdo
del cómplice

Tapiz rojo con pájaros (Bala perdida) de Olga Muñoz Carrasco

 

QUIETAMENTE

Dormí con tanta esperanza
en mi corazón oprimido
que noté cómo,
traspasado,
florecía.

Lengua muerta (Páramo) de Esther Cabrales

 

COLEÓPTEROS

Mariquitas que rompéis los siete sellos y seguís viendo al
cordero : unificaos y degollad al chico del arco porque
<<Miré y entonces había un caballo verdoso; el que lo
montaba se llamaba Muerte, y el Hades le seguía>> hay
que matar con la espada con el hambre con la peste
¿Hasta cuando vas a estar sin hacer justicia?

y el sol se puso negro como un paño de crin //
// la estrella se llama Ajenjo : aguas infectadas //

herir la tierra con plagas sepultadas de cadáveres
porque la Bestia surgirá del Abismo y
las criaturas celestiales serán arrojadas al mar

los siete ángeles de las siete trompetas se pusieron a tocar
y la voz del cielo que yo había oído me habló una vez más
y me dijo:

Fábula maternal (Bartleby) de Begoña Callejón

 

 

sobre la librería del salón
porque no han encontrado
un sitio en esta casa todavía
hay dos casas de pájaro

la tuya decorada
desabrigada y rústica la mía

serán para colgar las llaves

como ella tú y yo
somos dos casas haciendo
de esta casa un hogar

Tiempo de frutos (Piezas azules) de Ramiro Gairín Muñoz

 

nunca valoré lo suficiente cómo tus manos se unían en lo
inservible con las mías durante las heladas

sé que guardas todavía la pureza de nuestros dientes de leche

no me propondré nunca enterrarte bajo la leña calcinada.

[nota de progreso]

Länder (Editora Regional de Extremadura) de Xavier Rosell Mendo

 

XI

Estoy viva
como fruta madura
Gioconda Belli

Madura en la fruta pintada,
como terciopelo oscuro.
Coloniza lento la pieza
y aporta forma nueva.
La lámina escondida
en un cajón olvidado
donde el moho realiza
su fiel trabajo, su lenta
apropiación
de toda vana mentira.

Sobre madera húmeda
descansa la hermosa
engañifa; el trompe-l’oeil
de la única fruta falsa
que en casa me legaron.

Suceden tardes (Sloper) de Marcos Augusto

 

19:35

Un solo mapa desplegado
hasta llegar la noche,
un único trayecto
que a tientas reconoces.
El camino se eleva en lo recóndito,
en los restos de tierra entre las uñas,
en el empeño de las manos
tras el redoble de una voz progenitora.
Su ademán permanece tras la muerte
como una flor de huesos
que niega su orfandad.

Greenwich (Algaida) de Pablo Luque Pinilla

 

III

Otro día más, me echo
el alma al hombro
y el sencillo deseo de vivir
contra todo pronóstico

Otro día ya, te oigo cantar
alzado de mí mismo,
con el ala algo más oscura
solitario amigo

Te sigue un séquito d cientos
de compañeros, de ondas…
¡mi atención se concentra
allí en la primera hora!

Para tu visita temprana
el alba te prestó
la figura de un pájaro,
y su cítara, el sol.

La segunda persona (Sapere Aude) de Fulgencio Martínez

 

¡Feliz Día y pisen las librerías, pues en ellas están los libros, que les esperan! Y si esta propuesta no les satisface, seguro que encuentran otras; pero, siempre persigan calidad y belleza. ¡Una nueva vida nos espera, personas lectoras!