«Vuelo», de Susana Diez de la Cortina

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Susana Diez de la Cortina Montemayor (Huesca, 1966) es doctora en filología y profesora de literatura en la Universidad de Córdoba. Combina la actividad docente con la investigadora y literaria; fue fundadora de AulaDiez español online en 2002 y de la Tertulia Cultural María Moliner de la Casa de Aragón en Madrid, que coordina desde 2017. Colaboradora habitual en diferentes medios, ha escrito numerosos artículos académicos y de opinión, libros de gramática y manuales de español para extranjeros. Como escritora de poesía, ha colaborado en diversas obras colectivas y es autora de los libros Poesie (B&V Edizioni, Turín, 1983), El Castillo (Manuscritos, Madrid, 2016), La voz desnuda (Manuscritos, Madrid, 2016), La Senda Impar (Manuscritos, Madrid, 2018), Mutaciones (Manuscritos, Madrid, 2019) y El olivar azul (Manuscritos, Madrid, 2020). Como ensayista, ha publicado el libro La mujer y los sueños en el romancero (Mira Editores, Zaragoza, 2021).

 

VUELO

 

No estar ya aquí

ni haber aún llegado.

El cambio es el lugar,

y no pretendo

estar en otro sitio

que en mi vuelo.

 

**

 

El cuerpo a ti entregado

(piel, corazón, cerebro)

se desgajó del tuyo una noche de invierno.

Remolinos helados lo azotaron con furia,

mas consiguió sentir

placer,

amar incluso,

pensar

no en ti,

sino en lo que no eras,

como si tú ya no estuvieses

bajo el techo nostálgico del cielo:

separado de ti,

siguió viviendo.

El alma que albergaban tus pupilas

aborreció a ese cuerpo,

y eligió para sí

el camino de toda soledad.

El origen solo era

un punto diminuto

en los campos de luz.

Después, siempre tinieblas,

nunca más di mi sombra.

Cegada a lo invisible

dije: «no tengo alma»,

dije: «el alma no existe,

tengo piel, tengo seso, corazón,

alma no».

Sin embargo, una garza

la halló, desfallecida,

sin rumbo por el éter

de los limpios recuerdos:

«me he perdido, migré y no sé volver».

La recogió,

liviana como pluma

desasida,

y la llevó consigo.

Viajo así, desde entonces,

prendida por el pico de una garza

que se compadeció de mi tristeza,

que se compadeció de mi soberbia,

que se compadeció de la fiereza

de mi cruel voluntad.

Mi casa está en la noche de tus ojos,

y una garza me lleva de regreso.

 

Migraciones

Susana Diez de la Cortina Montemayor

Olifante

87 págs. 10€