Tardes de respaldo y soledad en la poesía de Ana Martín Puigpelat

Bartleby edita  el poemario «La hermana aprendida« de Ana Martín Puigpelat.

Texto:  Enrique Villagrasa

 

Una sorpresa de poemario este que nos ocupa, La hermana aprendida (Bartleby) de Ana Martín Puigpelat (Madrid, 1968), para las personas lectoras que rondan la vejez y la soledad anciana pues en él nos vemos reflejados con gran acierto cabe apuntar. Y es sorpresa, además de por sus versos, por los comentarios de los lectores que ocupan la primera y segunda página del libro, y también por el índice de primeros versos que es todo un poema, como el último verso del último poema: <<El tiempo lo cura          nada>>.

En la contra la también poeta Julieta Valero escribe que en este libro se <<…aborda con hondura la sabiduría silente y la aspereza de dos vidas que sobreviven juntas a una tiniebla que se viene>>. ¡Hay es nada! Y si me permiten un consejo lean el libro y después los comentarios de los lectores: por ver si coinciden su opinión con la de ellos: es un juego, pues <<El vínculo permanece, nada rompe resplandores>>.

Este poemario, con una sesentena de poemas donde <<Hubo tardes de respaldo y soledad>>, está escrito con acierto y tacto, además de con un fino e irónico lirismo estupendo: <<Así se sobreentiende que pasa la mañana mientras el agua/ se muda en caldo>>. Sin olvidar <<La sabiduría de la cuñada>>. <<Pues ya no limpian lentejas. Es bastante con la noche>>. No cabe ninguna duda de que este poemario es un acierto de memoria, mirada y lenguaje. De sus versos siempre me quedará esa mirada abierta: <<Es la ilusión sostenida vida tras año/ como la cuerda de tender>>.

Estos poemas  de Ana Martín son renovadores, ricos en imaginación y demuestran conocimiento del oficio de poeta. Como la imagen de la portada y este verso que habla de habilidad senil: <<Pero aún consigue entera la monda de la naranja>>. Y si la vida también nos confunde a veces, este La hermana aprendida logra que la realidad: <<Soy mujer: pisé mi último escalón hace ya horas>> y la poesía sean el mismo poema, como <<La línea circular de este trayecto sin destino>>.

Cabe apuntar que Ana Martín Puigpelat ha publicado los libros de poesía: Los amores de los días equivocados (1994), Álbum de fotos (Premio internacional de poesía Ciudad de Miranda, 1998), Los enemigos del alma (2001), Naranjas robadas (Premio Marina Romero, 2004), Estado de noria (2006), De la noche a la noche (2007), La deuda (2008), Apuntes para un génesis (2009), Lyon 1943 (2011), Tabula rasa (junto a Nuria Ruiz de Viñaspre, 2013), El descanso del viento (2014) y Pan duro, antología (2019). Junto al artista Leandro Alonso ha publicado Caligrafías extrañas (2020), Anverso reverso (2022) y La inversión o el reflejo (2024). En teatro ha publicado Amortal (2015). Imparte talleres de poesía desde 2005.

Para terminar, apuntar que de las opiniones de Carlos Jiménez Arribas, Concha Hernández, Rosana Acquaroni, Ernesto García López, Verónica Aranda, Nares Montero, Ketty Blanco Zaldivar, Javier Lostalé y Cecilia Quílez, todas justas y necesarias resalto la de este grandísimo poeta Lostalé: <<… La hermana aprendida es un canto a la vejez como fuente de sabiduría, una honda celebración de la existencia>>.

 

 

UNA dobla un pañuelo con sus dedos torcidos y deja en

su interior la fotografía del aire.

 

La otra derrumba consistencia de silencio como una

piedra pómez.

 

Ha transcurrido parte de la mañana y los cristales disfrazan

con ceguera el invierno sobre el cocido incesante por la

olla.