Sara J. Trigueros se abre paso entre las tinieblas en su poemario “Arkhé”

La poeta alicantina publica su libro “Arkhé” en la editorial Candaya.

Texto: Enrique VILLAGRASA

 

Tras leer este singular, audaz y primer poemario de Sara J. Trigueros (Alicante 1988), bajo el título de Arkhé (Candaya), he vuelto a primero de Filosofía y me he acordado de Anaximandro y su arhké como origen de las cosas: realidad eterna y una, que subsiste: o sea, origen y fundamento de la naturaleza. Menos mal que la filóloga en Clásicas y poeta Noelia Illán Conesa, lo explica mejor que yo en el prólogo, cual sextante para navegar por este quehacer demiurgo, tan exquisito de la poeta Trigueros: “sacando los pedazos de esta herida abierta”.

El poemario se abre con una cita de Ángel González y se cierra con una de Ada Salas; un poema introito, más dos partes Teselas afiladas y Auschwitz II, con un interludio entre ambas, una coda y agradecimientos. Es un todo homenaje a la literatura y a la vida: amor y dolor: experiencia del yo poético recogida en lo que bien podrían ser dos poemas más o menos largos en fragmentos. Por los versos andan desde Prometeo hasta Láquesis, pasando por Tiresias y Vallejo, entre otros; y en las citas desde Emmanuel Carrère a William Faulkner, pasando por José Ignacio Carnero, Ralph del Valle, Juan Carlos Monedero, André Breton, Hermann Hesse, Enrique Falcón y Raúl Quirós Molina, que dan cuenta de sus lecturas y formación. Siempre me ha gustado la mitología clásica y aquí la poeta la utiliza con buen ritmo para narrar su historia, que no tiene que coincidir con la autora o sí…

Me interesa del poemario ese devenir telúrico del silencio, ese descenso al infierno y la salida de este, al igual que en la Comedia de Dante: pero “Aquí las benzodiacepinas se suministran en forma de alprazolam (de 0,25 a 2 mg)/ y tampoco dan resultado”. Ese reflexionar sobre la existencia y tomar conciencia de la realidad: de la muerte: “No volveré a tener miedo./ No volveré a morir/ y fracasar”. Hay que huir de la muerte, esa para final de y en nuestra vida. Saber que sin sueños no podemos aceptar vivir en esta tragicomedia que nos ha tocado en suerte: “Has recogido los restos.// Me nombras y en tu boca/ Láquesis se vuelve/ a pronunciarnos/ juntas”.

Enjundia, belleza y calidad en este potente primer poemario de Sara J. Trigueros es lo que encontrará la persona lectora que abra una de estas setenta páginas que configuran Arkhé. Y según los datos que proporciona la editorial, la poeta “es por derecho propio la librera jevi de 80 Mundos”, una librería de humanidades y literatura universal, en Alicante: “pero lo que quiero/ lo que de verdad anhelo saber hacer/ es que la ciudad nos estremezca”.

Quiero citar el significativo párrafo de Porque elegimos, prólogo de Illán: “En su catábasis encontrarán los principios básicos de lo que se compone el mundo, el arkhé de los primeros hombres. Y aunque haya dolor -créanme- habrá anagnórisis, habrá catarsis, habrá redención”. Y las palabras de contra portada de Carmen Juan: “Y si bien es inmensa la pérdida del yo -y del otro- durante el camino, lo será tanto como obstinada es la insistencia en continuar / sobrevivir”.

Y por último me queda comentar que en este poemario asistimos además al descubrimiento por parte de todos de referencias esenciales del ser solo, del ser familiar, del ser entorno, de sus circunstancias, que estaban ocultas o las desconocían hasta ese momento. Una lectura que no defrauda y es que la poesía de esta poeta, Sara, de nombre mítico también, nos hace regurgitar conocimiento y experiencias y darnos cuenta de que la poesía, la buena poesía, es memoria, mirada y lenguaje: un rayo de luz que se abre paso entre las tinieblas. Estamos ante una poeta de raza: Sara J. Trigueros: “recuerda que podrías no doler./ Y que elegimos”.

 

 

Ya no quiero estos ojos

si van a ver

tu muerte.

 

No quiero estos oídos

que ciegos a Tiresias

escuchan sin cesar

el zumbido ahogado

del agua estancada.

 

No dejes

que te sobreviva

nunca.