Pepe Ribas: “Todo lo que he hecho y hago es solidario, fraterno. Soy un libertario”

El fundador de la mítica revista Ajoblanco, Pepe Ribas, recibió ayer el XV Premio José Luis Giménez-Frontín, que entrega la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña (ACEC) a personalidades del mundo de las letras que han contribuido al acercamiento entre culturas.

Texto: Susana Picos

 

La revista Ajoblanco forma parte de la historia cultural y de la contracultura de nuestro país. Su fundador, Pepe Ribas, se licenció en Derecho, aunque sus intereses y pasiones fueron por otros derroteros.  En 1974 fundó Ajoblanco, que en 1977 llegó a vender 100.000 ejemplares. En ese mismo año se celebraron las Jornadas Libertarias Internacionales en Barcelona, un encuentro que reunió a más de medio millón de personas. David Castillo, presidente de la ACEC, escritor, poeta y anarquista consumado, lo recordaba en el acto de entrega del Premio José Luis Giménez-Frontín, un galardón que desde el 2010 reconoce la labor de figuras del ámbito de la cultura en pro al entendimiento.

Castillo explicó que conoció a Pepe Ribas en el año 77, en los locales de la CNT, y cómo Ajoblanco se convirtió en un referente. “Pepe Ribas es un entusiasta. El éxito de la revista Ajoblanco consistió en que era una revista para todos los públicos que venía a subvertir la vida cotidiana”. Recordó algunas de las obras de Ribas que representaron un antes y un después en la historia libertaria de este país como De qué van las comunas, libro publicado por la editorial La Piqueta en el año 80, y su faceta como poeta, aunque solo publicó sus poemas en Ajoblanco, y de biógrafo, con su obra dedicada a Kaváfis.

Pepe Ribas, con una voz grave y clara, recordó aquellos años de la dictadura en la que jóvenes huían de su casa por la incomprensión familiar y buscaban un lugar en las comunas porque “el franquismo antes que una dictadura militar fue una dictadura religiosa”. “Somos una generación con mitos pero sin maestros”. Explicó que conoció a Giménez-Frontín a través de sus crónicas literarias en Tele/eXpres, y cómo tiempo después, en el 83, intentaron hacer un programa de radio pero “nos lo tumbaron, éramos raros”.

La revista Ajoblanco, como contó David Castillo, tuvo varias etapas. La primera fue entre 1974 y 1980, la segunda entre 1987 y 1999, y la tercera en 2016 hasta 2018. Entre una y otra etapa, pasó un lapsus de tiempo en el que Pepe Ribas se dedicó a estudiar, viajar, sobre todo por el continente americano, a ser editor y cómo él dijo “reencontrarse con la naturaleza y reflexionar”.

Su última novedad es el libro Ángeles bailando en la cabeza de un alfiler, porque “nos hemos olvidado de muchas cosas que pasaron a finales de los 70 e inicios de los 80 y la gente joven en estos momentos ha cortado con los políticos y no se creen nada”. “Para mí el anarquismo es plural y debemos aprender a debatir para conseguir un mundo mejor. Creo que estamos peor que en el 74 porque la educación y la cultura han fracasado. Hasta 2003, la cultura era fruto del esfuerzo y la pasión, y ahora se ha plegado al mercado”.

Con estas últimas palabras: “Todo lo que he hecho y hago es solidario, fraterno. Soy un libertario”, Pepe Ribas arrancó los aplausos del público, entre el que se encontraban editores, periodistas, escritores y la familia de Giménez-Frontín, con su viuda Pilar Brea.

El premio José Luis Giménez-Frontín es un galardón creado en homenaje a unos de los intelectuales más representativos de Cataluña, un poeta, ensayista y fundador de la asociación. Desde 2010 lo han recibido personalidades de la cultura como Enrique Badosa, Josep Maria Pou, Rosa Lentini o Anna Maria Moix.