“Mémora de voces”, el libro póstumo de José Costero

El Laberinto de Ariadna presenta hoy, 27 de mayo, el libro póstumo del poeta y narrador José Costero.

José Costero en la presentación de su último poemario, en 2014.

 

Texto: Redacción  Foto: Carme ESTEVE

 

Hace poco más de un año fallecía el poeta, narrador y ensayista José Costero en Barcelona, ciudad en la que nació en el año 35. Publicó su primera obra en 1968  Con sed y con miedo  y desde entonces no dejó de escribir. Su bibliografía la componen seis libros de poesía, uno de relatos, su ensayo 13 suicidas 13 y la serie de novelas del jubilado policía Ruano: Es peligroso asomarse (Tenerife, 2001), No pisar el césped (Tenerife, 2002), La pantufla del ahorcado (Tenerife, 2003), Vivir en Orsai (Tenerife, 2006), La muerte visita el geriátrico (Tenerife, 2011) y Asesinato de un obispo (Tenerife, 2015) publicadas por la editorial canaria Baile del Sol.

Hoy, viernes 27 de mayo, la asociación cultural El Laberinto de Ariadna, de la que fue socio cofundador, presenta en un acto de homenaje a las 18h en el Ateneo Barcelonés su libro póstumo Mémora de voces.  Se trata de un volumen, promovido por los escritores Ricardo Fernández, Felipe Sérvulo y José Florencio Martínez, en el que se recogen treinta y seis semblanzas sobre literatos, músicos, cantantes, pintores, poetas y personajes de cine a los que Costero disecciona con sus datos biográficos más relevantes entre los que teje apuntes psicológicos y críticos de su vida y obra.

El Laberinto de Ariadna es una asociación sin ánimo de lucro que nació en 2001 con el objetivo de promover la literatura, una agrupación compuesta principalmente por poetas y narradores. Este proyecto cultural del que fue cofundador Costero y al cual estuvo ligado hasta su muerte sigue el espíritu del gran poeta, dramaturgo y novelista Salvador Espriu, cuyas obras Cançons d’Ariadna y Ariadna al laberint grotesc inspiraron a sus fundadores para elegir el nombre de la entidad.

De José Costero, que había sido miembro de la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña (ACEC), dicen sus amigos que tenía “un sentido machadiano de la palabra, un hombre bueno que tenía un sentido profundo del humanismo y de la justicia social. Por eso, su literatura siempre apunta al hombre, a lo profundo del corazón donde tiene su raíz la angustia de la existencia.”