Pedro Herrasti

Foto y texto: Asís G. AYERBE
Recuerdo que, cuando comencé a hacer fotos, un amigo que se dedicaba a ello me dijo algo interesante: “Para hacer un buen retrato de alguien es importante conocerlo”. Él opinaba que los mejores retratos de los hijos, por ejemplo, los hacían las madres y los padres, que sabían muy bien cuándo su hijo estaba siendo real y no impostado.
Años después, la directora de Vogue en París, Lisa Lovatt Smith, me contó otra curiosidad sobre los retratos. Dijo que eran las modelos las que mejor elegían las fotos, pues sabían dónde estaban realmente bien. En mi coctelera fotográfica que publico en cada número de la revista en papel Librújula siempre he tenido presentes estos dos momentos. En cierta medida trato de conocer a quien retrato, y en el caso de Pedro Herrasti fue un proceso fácil. Yo no le había visto nunca, únicamente sabía que acababa de publicar Los crímenes del Retiro, una novela que nos lleva a un agitado Madrid de 1900, pero es una persona realmente amable. Convertimos la sesión en un paseo y así conocerlo, paso importante en el proceso, sería algo natural.
Todos los consejos quedan eclipsados por esa máxima de que la foto perfecta se consigue con “f8 y estár allí”, que decían los amigos de National Geographic. Quizá la quintaesencia sea simplemente estar, y todo lo demás suele terminar valiendo, sobre todo en estos tiempos.








