Mística y sensualidad en la poesía de Magdalena Lasala
La editorial Berenice publica el poemario «La piel del cielo» de Magdalena Lasala.

Texto: Enrique Villagrasa
Una nueva sorpresa admirable trae la lectura de La piel del cielo (Berenice), de la aragonesa Magdalena Lasala (Zaragoza, 1958), premio de poesía ‘José Antonio Ochaíta’ 2024, con prólogo del reconocido poeta Luis Alberto de Cuenca. Un poemario que nos lleva a disfrutar del cielo y de su belleza mística, mítica y sensual, ya desde los griegos presocráticos, desde la pasión sensual del cuerpo amado del otro, de esa otredad que siempre engrandece lo humano, también los mitos divinos. Homero tuvo la culpa de todo, pues con él nació la literatura de occidente. La poeta Lasala no tarda en hablarnos de Orión y su nueva historia, cazador mitológico, admirado por su hermosura y que Zeus lo hizo constelación, para mayor admiración aún, más si cabe, de propios y extraños. Ya desde el inicio: <<las cuatro estrellas gemelas de tu constelación>>, hasta el poema El sueño sagrado de Orión: <<el bello cazador con tus mismas piernas>>.
Posiblemente en este poemario, Magdalena Lasala intenta indagar en la adoración divina y humana sabiendo que el temor a lo desconocido, el miedo, ha creado los dioses. Leer a la poeta zaragozana es gozar de la literatura y de su sabiduría y gracias a ella, a Magdalena Lasala, logramos penetrarlas y comprenderlas más a fondo. Sus poemas extensos, algunos pocos breves, son la clave y la llave que abre esas puertas enclavadas en la realidad y que ahora se desvelan: <<Guardas para mí el secreto diáfano/ de lo que nadie sabe aún>>. Con sus certeros poemas podemos recorrer de forma reflexiva las múltiples cuestiones que nos suscita la existencia: el amor y su pasión, la vida, y que se van elucidando en este su trabajo: en su brillante La piel del cielo. También es cierto que la poeta no nos tenía acostumbrados a esta poesía, a este quehacer demiurgo: <<el rumor de nuestro silencio cómplice del rumor del cielo/ que duerme amansando, reunidos por fin el uno en el otro>>.
Magdalena Lasala hace posible el indagar en los secretos de la adoración a lo divino a través del cuerpo humano, amado y por amar. Pues el conocimiento se adquiere con esfuerzo y amor, con pasión humana hacia lo celeste: ella lo canta en alta voz ese secreto que es silencio: <<como la lluvia que guardan los cielos/ sin sospecharla>>. En el prólogo, Luis Alberto de Cuenca, deja claro que el libro <<está ubicado en la casilla de una espiritualidad cercana a la mística donde lo divino se mezcla con lo humano, la realidad del cuerpo con la del espíritu y el erotismo con el misterio del conocimiento adquirido a través del amor>>. No cabe duda pues de que este libro ahonda en el conocimiento de los mitos griegos, de su brillo y limitaciones, a través del amor amado y amándolo. En ese exceso de noche y sobredosis de estrellas diríase: <<Vivo los otros universos a través/ de tu aliento amansado,/ trascendidas lágrimas de mi felicidad devota>>.
En esta obra, La piel del cielo, de una sesentena de páginas recogidas en seis partes, encontramos belleza y lenguaje exquisito en su propia experimentación lúdica, de asombrosa lucidez. La grandeza de estos versos están en ese poder de conmover con sus metáforas e imágenes: hay poderío: <<Soy tu escultor enamorado de la rebeldía/ que no podemos evitar,/ ni tu belleza, ni mis dedos>>. Magdalena Lasala está en constante búsqueda, como lo hace el alma que plasma en este admirable poemario. Uno podrá estar de acuerdo o no con lo divino y los ecos de la cultura judeo-cristiana que nos ha tocado, pero lo que sí está claro es que podemos adentrarnos en este libro y llegar a comprender esos conceptos divinos aplicados a nuestra existencia. Aunque siempre queda, como a la poeta Magdalena Lasala, preguntarse <<Quién soy yo ofrendando mi sacerdocio,/ dejando que se consuman,/ mis miembros agotados de amor>>.
Magdalena Lasala es Premio de las Letras Aragonesas 2014, académica correspondiente de la Real y Noble Academia de Bellas Artes de San Luis de Zaragoza y miembro de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País. De temprana vocación literaria y vinculada al teatro desde su juventud, abandonó la carrera de Derecho para cursar formación en Arte Dramático, Canto y Música, Ciencias de la Información y Psicología Humanística, entre otras disciplinas y experiencias autodidactas que volcaría como finalidad primordial en la escritura. Cuenta con una extensa producción literaria que abarca todos los géneros, premiada con el reconocimiento de los lectores y la crítica. Es novelista indispensable en el panorama español de narrativa histórica y uno de sus valores más firmes, que ha consolidado una carrera literaria con repercusión internacional sin abandonar su producción lírica, que cuenta con un lugar imprescindible en la lírica contemporánea. Excelente narradora e investigadora de la historia, sus novelas en torno a la Edad Dorada de Al-Andalus, todas ellas con varias reediciones, le han procurado un lugar preferente como novelista de género convirtiéndose en referencia obligada para estudiosos y amantes de la historia hispano-musulmana, con repercusión en América Latina y traducciones en Alemania, Suiza e Italia.
VERANO
Miro los caminos de tu piel
replicados en el cielo de verano añorándote
en las piernas del arquero que señala el principio del día,
añorándote en las siete estrellas del cisne en vuelo
que refulgen rivales de la luna llena.
Miro tu brazo desnudo.
Miro el vuelo de la brisa oliendo tu pelo libre y tus hombros,
miro tu sonrisa llenándome de belleza los ojos.
Eres tan bello, y es tan bella
tu cintura de verano libre y descalzo.
La bruma crepuscular te alcanza,
cierra mis ojos que solo fueron para ti.
Miro tu piel gemela del cielo
emergiendo de la noche sobre tu boca,
sobre tu sueño imposible
sobre mi deseo pertinaz y el recuerdo
que haré mi firmamento para siempre.








