«Llevar en la piel», de Antonia Lassa

La escritora donostiarra Antonia Lassa, heterónimo de Luisa Etxenike, publica la novela negra «Llevar en la piel» (Nocturna Ediciones).

 

Texto: Slawka GRABOWSKA

 

Ya sabemos que la novela policiaca tiene siempre una veta de crítica social. Pero para que el mensaje nos llegue sin irritarnos, dejándonos disfrutar de la trama del libro, esa crítica no debe ser demasiado moralista y tampoco ofrecer una solución clara al problema, para que la investigación no parezca banal.

 

Llevar en la piel de Antonia Lassa cumple con estos requisitos. Y en ningún momento debería sorprendernos la maestría con que lo hace, porque su autora no es una debutante. Antonia Lassa es un heterónimo de Luisa Etxenike, que por primera vez decide adentrarse en este género tan sugestivo. Publicada primero en inglés por la editorial Corylus Books (Skin Deep), ahora llega en español de la mano de Nocturna Ediciones con la aparición de Luisa Etxenike en la cubierta como traductora del libro, en un guiño juguetón hacia los lectores más avisados.

 

Llevar en la piel es la primera novela protagonizada por Albert Larten, un abogado convertido en detective. Sin duda, es un personaje que aporta frescura a la novela policiaca actual, alejándose del arquetipo establecido del detective duro que parece moverse como pez en el agua en un ambiente de masculinidad tóxica. Por el contrario, Larten es un detective con la identidad sexual más fluida, decidido a presentarse al mundo tal y como es.

 

Podríamos decir que ese es el tema principal de la novela: la identidad. Y no hablamos solo de la identidad sexual del protagonista, sino también de cómo quieren las víctimas que las vea el mundo. La dureza de la sociedad con las mujeres mayores es muy evidente a lo largo de la trama. Los prejuicios de mucha gente sobre las mujeres de más de setenta años, sus deseos, su sexualidad, cómo deberían ser. La injusticia de hacerse invisible con el paso del tiempo. Es un tema complejo, pero aquí está presentado con sensibilidad y un enorme olfato narrativo.

 

Entonces, ¿de qué va realmente Llevar en la piel? Una anciana rica e influyente es asesinada de forma muy elaborada en un apartamento bastante por debajo de su nivel de vida en Biarritz. El inspector Canonne arresta a su joven y excéntrico amante, Émile Gassiat, pero, a pesar de estar convencido de que esta relación fue un acuerdo por dinero, sigue con la sensación de no haber dado con la persona adecuada. Y entonces es cuando el detective Albert Larten, con quien Canonne ya había perdido una batalla judicial, se involucra como abogado del detenido.

 

Todos los personajes de esta historia, tanto los principales como los secundarios están perfectamente dibujados, lo que nos permite imaginarlos enseguida, sentir como si los hubiéramos conocido en persona. Quedé maravillada por el contraste entre el comisario Canonne y el detective Albert Larten. La interacción entre ellos resalta muy bien el tema de la tolerancia (o su falta) en la sociedad, de sentir vergüenza y de luchar por poder ser nosotros mismos. Canonne representa lo tradicional y la confusión ante cosas que no entiende, pero a la vez es capaz de admitir sus errores, de arrepentirse de sus reacciones en el pasado; Larten simboliza lo desconocido, lo otro, lo que desafía las normas consideradas «naturales»; aquel sufre por un problema dental que afecta a su manera de ver el mundo, le hace aún más rígido; éste no duda en abrazar su lado femenino y expresarlo a pesar de las reacciones que suscita. Un contraste rico y fascinante.

 

Si alguien todavía no está convencido de que merezca la pena leer Llevar en la piel, tengo un argumento más: Larten tiene un blog, El Detective del Vino. Es un verdadero connaisseur y ese mismo placer que halla en un buen vino lo encuentra en la vida y en su trabajo. La felicidad es lo que importa y este es uno de los mensajes que nos transmite la novela: disfrutar de la vida y compartirla con alguien es importante aunque discuta con las expectativas de la gente que nos rodea.