La voz femenina de la poesía alemana: Else Lasker-Schüler

Libros del Innombrable publica «El séptimo día» en castellano y alemán.

Texto: Enrique Villagrasa

 

Leer a la gran poeta alemana, tal vez la mejor, y figura crucial del expresionismo Else Lasker-Schüler (Wuppertal-Elberfeld, 1869 – Jerusalén, 1945) en El séptimo día (Libros del Innombrable), en edición bilingüe y traducción de Monserrat Armas es respirar la poesía azul del mundo, pues esta existe desde: “Ya antes de épocas siderales/ Deseé para mí este amor azul,/ Claro, azul luminoso”. Que me lleva a su otro libro Mi piano azul y otros poemas (Igitur, 1997): “Cuando una ola salta a la playa/ La tomo rápida en mi mano”. Quiero suponer que, ya que en diversas culturas el azul significa mar, también para ella, pero también el cielo con toda su belleza externa (física) e interna (espiritual), o también ese algo o alguien que está lejos… en la lejanía donde casi nada se puede alcanzar: “Desde mí gritó y de su goce el miedo a la muerte”.

Hoy por hoy y dado lo que está ocurriendo en Palestina, uno no deja de fijarse en un fragmento de su biografía: “En 1932, Else Lasker-Schüler recibió el Premio Kleist, y en 1933, tras sufrir un violento incidente callejero de carácter antisemita, huyó a Suiza, comenzando así para la poeta los años de exilio. En 1934 viajó por primera vez a Palestina, viaje que se repitió de nuevo en 1937 y en 1939. Tras retirársele la nacionalidad alemana en 1938 e impedírsele regresar a Suiza, se vio obligada a establecerse en Jerusalén, ciudad en la que vivió los últimos años de su vida sumida en la pobreza y rodeada de un doloroso rechazo social. Murió el 16 de enero de 1945 y fue enterrada en el Monte de los Olivos, donde aún permanece”. ¡Ahí es nada, cada persona lectora saque sus conclusiones!

Cabe apuntar, como dice la doctora en Filosofía, estudiosa de la cultura alemana y traductora, Monserrat Armas en su prólogo que: “En  El séptimo día el tema principal de su poesía es ella, la expresión del <<yo poético>>, característico del expresionismo. Es en ese <<yo>> donde la poeta resuelve la imposible reconciliación social real entre el cristianismo y el judaísmo. Es aquí donde se halla la verdadera clave de su poesía: se trata de una poesía de la reconciliación. La reconciliación entre las religiones, entre el mundo judío y el mundo alemán, entre lo psíquico o espiritual y lo físico, entre el alma y el cuerpo, entre el amor y la sexualidad (ambos igual de importantes). Su poesía fue, por tanto, el arma con la que destruir convenciones y construirse a sí misma como un ser que alberga la capacidad de la reconciliación”. Creo sinceramente que esta poeta buscaba que lo judío y lo alemán se imbricase poéticamente y después y de ahí se pudiera llegar a la (re)conciliación social: “Y un beso y una fe,/ Como tres palomas,/ Nuestras almas eran una”.

Y hablando del expresionismo, del que nuestra poeta es figura crucial, piedra angular, se puede escribir que es una corriente artística que surgió en Alemania en los primeros años del siglo pasado y que tuvo como insignia y objetivo claro el de expresar la visión particular, desde las tripas de cada artista, en contraposición al impresionismo, que tenía como obligación el pergeñar la realidad de la forma más fidedigna posible. Se trataba pues de que las personas querían reencontrase a sí misma. No querían ser un mero útil sin libertad ni dignidad. Los poetas expresionista, desde su óptica, su más interna subjetividad, le renovaron al lenguaje la capacidad de transformación, regresaron al poder de lo espiritual, a su ser más íntimo. La poeta grita invocando su espíritu azul: “Y él en el reflejo de luz, inclina su cabeza, el silencio se cierne sobre nosotros,/ Y nuestra sangre mira hacia atrás, hacia el origen”.

Creo que es una poeta que, si bien sus temas eran un tanto y más judíos, su propia fantasía, pero lo más importante para ella, Else, era el lenguaje, y el lenguaje alemán: tradicional y moderno, tierno, fastuoso, que pergeñaba desde su propio quehacer demiurgo: ella misma, en complicidad consigo misma y hoy con todas aquellas personas que busquen la mejor poesía. No les quepa duda de que era una genia de verdad, opino igual que Gottfried Benn, poeta alemán, amigo de la poeta (1886-1956): “la poeta lírica más importante que Alemania ha tenido jamás”; pues, ella y su poesía anidan en la naturaleza, son la naturaleza y su ser siendo: “Y mi alma se cura con los olores de la tierra,/ Que de sus poros emanan, cálidos, por el verano”.

Me parece que es de necesaria y justa lectura esta poeta, ante la pérdida continua y espeluznante de la ausencia de valores humanos hoy, en esta sociedad nuestra y jocosamente democrática, ante esas y otras políticas absolutistas que se nos vienen encima. Las personas no somos conejillos de indias ni estamos sujetos a la obediencia debida: “Y mis brazos que se quieren alzar/ Se desploman…”

 

Fin del mundo

Herwarth Walden

 

Hay en el mundo un llanto,

Como si el Dios amado hubiera muerto,

Y la sombra plomiza cae

Con el peso de una tumba.

 

Ve, ocultémonos más cerca…

Como en ataúdes, la vida yace

En todos los corazones.

 

¡Tú!, besémonos intensamente…

Un deseo late en el mundo,

Y de él tendremos que morir.