Homenaje al escritor de los 600 libros, Jordi Sierra i Fabra

Ayer se celebró el homenaje que la Asociación Colegial de Escritores de Catalunya (ACEC), en colaboración con CEDRO, dedicó a uno de los escritores de literatura juvenil de nuestro país más leído, más premiado, y más prolífico (tiene publicados 600 títulos, contando libros de música y novelas para lectores adultos), Jordi Sierra i Fabra.

 

Texto: Susana PICOS

 

“Un encuentro de amigos” decía Jordi Sierra i Fabra al público que llenó la sala del Ateneo Barcelonés.  Un encuentro donde los escritores, compañeros de profesión y amigos, en muchos casos, le declararon su respeto y admiración. Pero en otro país, a un escritor de la talla de Sierra i Fabra, con la medalla de Sant Jordi, de las Bellas Artes, con todos los premios de literatura infantil y juvenil del país, con el Ateneo de Sevilla de Novela, con dos Fundaciones, una en Barcelona y otra en Colombia, donde por cierto es toda una celebridad; no se hubiese llenado una sala, se hubiese llenado el edificio. Los periodistas estarían sentados en primera fila y las autoridades acompañándolo, pero aquí no. Aquí introducir a la lectura a miles de personas de varias generaciones y poner su energía y su patrimonio en favor del fomento de la lectura no es noticia.

Y yo me pregunto, ¿qué estamos haciendo mal?

La trayectoria de Jordi Sierra i Fabra no es flor de un día. Hortènsia Galí, que lo conoce desde hace 50 años y es directora de la Fundación Sierra i Fabra, lo contaba en la inauguración del homenaje destacando lo “único” que es Sierra i Fabra. Cómo se convirtió en escritor a pesar de todos los obstáculos. Era tartamudo y en la escuela se reían de él. Se sentía aislado, por eso leer y escribir lo salvó. Descubrió que cuando escribía no tartamudeaba.

Sin embargo, su padre no quería oír ni una palabra de ser escritor profesional porque “nadie se gana la vida con eso”. Le prohibía escribir y para hacerlo desistir de su empeño le rompió en mil pedazos su primer manuscrito. Aun así, con tan solo doce años, Sierra i Fabra escribió una novela de 500 páginas. En la escuela tampoco encontró el apoyo de los profesores, al contrario, por su imaginación desbordante y por no seguir los cánones le ponían ceros en lengua y literatura. Parecía que lo tenía todo en contra, pero él quería ser escritor y sabía que lo conseguiría. Así ha sido.

Durante sus años de juventud la música pasó a ser también parte de su vida. Lo recordaba el crítico musical de El Periódico, Jordi Bianciotto. Escribió para diversos medios musicales y acompañó a los grandes grupos de la época. En el año 72 publicó su primer libro musical 1962-72 Historia de la Música Pop que se convirtió en un éxito de ventas y aún hoy se sigue reeditando.  Nunca ha perdido el alma de rockero, aunque ahora ya no luce las melenas de antes.

El talento de Sierra i Fabra para escribir y pergeñar historias ya sean de ciencia ficción, realistas, de novela negra, de amor… en fin, de cualquier género, es indiscutible como resaltaron los escritores Maite Carranza, David Castillo y Andreu Martín, pero si alguien mostró más gráficamente la faceta cercana y solidaria del escritor fue el joven autor Arturo Padilla, quien ganó el primer premio de la Fundación Jordi Sierra i Fabra. Padilla tenía 16 años cuando descubrió el premio, aún no sabía si quería ser escritor, pero había disfrutado con los libros de Sierra i Fabra que le habían mandado leer en el instituto. Vio que el certamen estaba abierto a chavales de hasta los 18 años de edad y que el premio tenía una dotación económica y la publicación del libro. Se presentó. Lo ganó y fue el propio Sierra i Fabra quien lo llamó para comunicárselo. Lo invitó a él y a su familia a su casa y allí lo pudo conocer y, desde entonces, siempre han mantenido la relación. Ahora, Arturo, tiene 34 años y es un escritor profesional, además de que forma parte del jurado del Premio. Aún sigue recordando esa llamada que “fue uno de los momentos más felices de su vida”.

Ese es Jordi Sierra i Fabra. Ese escritor que ayuda a los jóvenes que desean escribir a lograrlo. Ese escritor cercano que comparte con sus colegas sus secretos de escritura. Ese escritor que sigue tecleando con dos dedos su ordenador a toda velocidad y de forma apasionada porque en su cabeza las historias siguen bullendo sin cesar.  Ese escritor que cruza el Atlántico para reunirse con más de 1.500 jóvenes entusiasmados en la reciente Feria del Libro de Guadalajara, México. Ese… es Jordi Sierra i Fabra.