Guerras, revoluciones y dictaduras en la Europa Oriental: Historia y relatos para entender el rompecabezas
De la última novela traducida al castellano de la croata Daša Drndić al estudio sobre el comunismo de Manuel Florentín, los ensayos históricos, crónicas y novelas publicados en estos meses nos acercan a las convulsiones en la Europa del Este.
Texto: José Ángel López Jiménez
La literatura, y especialmente el ensayo, continúan alumbrando publicaciones que se ocupan de estos temas en un ámbito geográfico que es, en cierto modo, rehén de su historia. Así lo atestigua Belladonna, la última novela traducida al castellano de la croata Daša Drndić (ed. Automática). Fallecida en el año 2018, traza la historia trágica de Europa durante el siglo XX a modo de reflexión vital del protagonista, un psicólogo recién jubilado que, diagnosticado de un cáncer de mama —poco probable en los hombres— retrata a través de los recuerdos, informes, trabajos de investigación o fotografías familiares, los horrores de la Segunda Guerra Mundial y de los conflictos que desintegraron la antigua Yugoslavia. El carácter pendular de los acontecimientos históricos y las brutalidades humanas perpetradas en nombre de supuestas ideologías liberadoras atraviesan un inquietante relato, especialmente por la actualidad internacional que nos acompaña en estos días.
Hélène Carrère D´Encausse nos ha dejado una brillante obra póstuma, la biografía de Alexandra Kolontái, (ed. Crítica). Como reza el subtítulo, una feminista en tiempos de la Revolución Rusa. Nacida pocos meses después del experimento revolucionario de La Comuna de París, renunció a su vida aristocrática tras presenciar la experiencia de la fallida revolución de 1905 y la matanza frente al Palacio de Invierno, lo que iniciaba el camino hacia el final de los Romanov. Fue una mujer a la vanguardia del feminismo, culta, luchadora por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres (voto, salarial, derecho al divorcio, representación en la vida política) que ocupó el cargo de Comisaria del Pueblo (ministra) en el primer gobierno bolchevique de Lenin y posteriormente de diplomática en Noruega, México y Suecia. Personaje histórico recuperado en los últimos años, pero sobre el que faltaba una visión tan ajustada como la de la última galardonada con el premio Princesa de Asturias.
El historiador especializado en Rusia y otros países de Europa oriental José María Faraldo, ha publicado un título que ya existía en el mercado editorial, pero con otra perspectiva y mirada crítica del que adolecía el primero. En Rusofobia (ed. Catarata) rastrea los prejuicios con los que se ha mirado tradicionalmente desde Occidente a Rusia y también al revés, despreciando las aportaciones culturales tan sobresalientes que desde este semi-continente se han realizado: literarias, artísticas y científicas. A pesar de que el tema no ha sido objeto de atención por parte de la historiografía, el autor niega la mayor: no ha existido una rusofobia como práctica sistemática (o sistémica), aunque sí una exposición recurrente de prejuicios hacia Rusia, a través del uso de estereotipos en el ámbito de la política internacional y de las relaciones internacionales. Especialmente desde Occidente y fruto de las tensiones geopolíticas, más que de las derivadas de productos o herramientas esencialmente culturales. Ensayo breve, pero muy interesante para desmontar muchos tópicos que se están desplegando como consecuencia de la agresión de Rusia a Ucrania.
Pilar Bonet, en Náufragos del Imperio (ed. Galaxia Gutenberg) hace un ejercicio crítico de los orígenes, consecuencias y escenarios futuros de la guerra en Ucrania provocada por Putin. Resulta gratificante para los que trabajamos en estos temas desde hace décadas encontrarnos con un trabajo y una autora que tienen un conocimiento exhaustivo del tema y que, además, tiene unas vivencias en el antiguo espacio soviético —desde antes del colapso— que la permite un análisis profundo de las claves, personajes, territorios e historia; elementos esenciales de los que se nutre para no caer en descripciones superficiales y sobrevuelos a los “mantras” habituales que nos han inundado durante estos últimos años de alta inflación de pseudo-analistas. Por ello, a diferencia de aquellos que defienden posiciones abiertamente políticas y polarizadas, reconoce las dificultades para alcanzar una resolución del conflicto. Además, descubre a una Ucrania culturalmente rica y conectada tanto con Europa occidental como oriental. Lo que también hace que se debatiese, hasta el inicio de la agresión rusa, en un cruce de caminos para decidir su futuro más inmediato.
En Historias alucinantes de Rusia, de Manel Elías (ed. Arpa), el periodista y corresponsal de varios medios en Moscú, como TV3 y Catalunya Ràdio, despliega sesenta vivencias, anécdotas o personajes atrabiliarios que conforman el escenario ─cuando menos pintoresco─ de la Rusia de los últimos años, aunque algunas son referidas por los protagonistas que las vivieron mucho tiempo atrás. En cierto modo definen el carácter particular del pueblo ruso, por momentos fatalista o grandioso, pragmático o resignado. Todo a la vez, fruto de la desorganización que en ocasiones ha impregnado su existencia. El libro parece caótico, sin un hilo argumental, con una sucesión de historias delirantes. Sin embargo, como reconoce el autor, son el producto de una historia bastante surrealista en su pasado reciente rematada con el colofón autoritario de Putin. De hecho, la cita de la escritora rusa Daria Sarenko “vamos a mejor y a peor simultáneamente” es el mejor resumen de un país acostumbrado a casi todo.
La experiencia traumática del sistema totalitario tomó como rehén a todo un pueblo durante el periodo soviético. Manuel Florentín se centra en un colectivo que formaba parte de la Intelligentsia en su libro Escritores y artistas bajo el comunismo (Ediciones Arzalia). La represión, el envío al gulag, la censura o la eliminación física formó parte de la vida en el régimen para aquellos miembros de la intelectualidad que no se plegaron a formar parte de la propaganda activa del sistema. Pero incluso también para los que, adoptando la línea oficial del partido y formando parte de los coros que ensalzaban las bondades del comunismo, acabaron cayendo en desgracia por los motivos más pueriles o por capricho del dictador de turno. La obra recorre todos los escenarios mundiales donde se desarrollaron sistemas del denominado socialismo real, pero también se ocupa de la recepción que en Occidente tuvieron las posiciones críticas a este tipo de sistemas políticos y el vacío que sufrieron sus protagonistas por parte de algunos partidos, gobiernos y sectores sociales y culturales.
En una línea similar se desarrolla el nuevo libro de Frank Dikotter, Dictadores (ed. Acantilado). Acreditado autor con su monumental trabajo sobre la China de Mao (La Gran Hambruna y La Tragedia de la Liberación, ed. Acantilado), aborda en este caso los perfiles biográficos y políticos de ocho dictadores (Mussolini, Hitler, Stalin, Mao, Kim Il-sung, Duvalier, Ceauçescu y Mengistu). Cada uno con sus particularidades, pero todos adornados por un delirante culto a la personalidad, que les proporcionase la falsa sensación de ser idolatrados por un pueblo atenazado por el terror y la represión. Elemento que tuvo un carácter instrumental de primer orden cuando la violencia no era un instrumento suficientemente disuasorio para la permanencia del régimen. Precisamente sobre la dictadura de los Ceauçescu, el sátrapa y su consorte —finalmente ajusticiados en extrañas circunstancias— ha publicado un libro Sonia Devillers, Los exportados (ed. Impedimenta). Soportado por una investigación alrededor de hechos históricos reales, esta periodista francesa —hija de inmigrantes rumanos a Francia durante el periodo de Ceauçescu, relata lo que había permanecido en los archivos secretos de la Securitate rumana oculto hasta su apertura hace pocos años: el intercambio de vidas de judíos rumanos por dinero. La única posibilidad que tuvieron para salir a cualquier estado occidental pasaba por abonar auténticas fortunas por sus vidas. Inicialmente, el régimen intercambiaba vidas humanas por animales comestibles, especialmente cerdos, pero también vacas y pollos. La escasez de Rumanía de alimentos, con un Ceauçescu obsesionado por pagar la deuda externa a costa del sacrificio de la población, convirtió a los judíos en moneda de cambio. En particular cuando pasó a cambiar el pago de cerdos a dólares. Una ignominia más, que todavía permanecía desconocida, de un periodo histórico oscuro y tétrico. En un ámbito geográfico, por lo demás, en el que el antisemitismo ha estado muy impregnado.
Serhii Plokhy acaba de publicar su último análisis sobre la situación del conflicto en Ucrania. El catedrático de Historia de la Universidad de Harvard y Director del Instituto de Investigación Ucraniano de esta Universidad nos ha aportado numerosos ensayos sobre la evolución histórica de este estado, desde sus orígenes en la Rus de Kiev hasta la actualidad. La Guerra Ruso-Ucraniana. El retorno de la Historia (ed. Península) nos sitúa en un dilema existencial: el de Ucrania como estado independiente, al margen de la tutela del Kremlin, y el de la supervivencia de los principios y valores que afectan al conjunto de la comunidad internacional. Para el autor, la guerra de Putin va a reconfigurar el nuevo orden internacional, pero la forma que adopte el mismo y la primacía de las reglas y de los instrumentos normativos sobre la barbarie y la violencia va a quedar marcado por la manera en la que acabe la actual agresión de Rusia todavía en curso. Si el mundo vuelve a establecer esferas de influencia de las diversas potencias regionales, el multilateralismo y el sistema de seguridad colectiva construido después de la Segunda Guerra Mundial tiene las horas contadas. Con el desenlace consecuente que nos traslade a la incertidumbre permanente entre estados nuclearizados. Mensaje para los que creen que lo que sucede en Ucrania solo afecta a su vecindario, en un sistema internacional interconectado.
Por último, una viva recomendación de un ensayo publicado recientemente por la editorial Báltica, cuya notable aportación y empeño por alumbrar la historia, la política y el devenir de Europa oriental en España —tan históricamente de espaldas hacia esta realidad— resulta encomiable. Mercedes Monmany hace un amplio repaso a la literatura más relevante de las últimas décadas, y a los principales autores húngaros, polacos, rumanos, checos, búlgaros, eslovenos, serbios, bosnios, croatas y ucranianos en su último libro Del Drina al Vístula. Lecturas Centroeuropeas. Resulta una guía de iniciación excepcional para todo el mundo que quiera adentrarse en esta apasionante, y todavía mal conocida región.