Gisela Martín le echa un pulso al glioblastoma
La Plataforma de Poetas por Teruel publica el poemario «Glioblastoma», de Gisela Martín Nagore.
Texto: Enrique Villagrasa
Para darme cuenta de lo que es poetizar la enfermedad del cáncer desde otra perspectiva: la de esa enfermedad de moda siempre, que nos roba la vida, he tenido que leer y releer este libro: GLIOBLASTOMA. Poemas de mi enfermedad (Plataforma de Poetas por Teruel) de la profesora Gisela Martín Nagore (Zaragoza, 1975). Y es que la vida te posee hasta que se cansa de ti. Como la poesía y como la verdad y la belleza: <<Me rompí aquel 10 de mayo de 2023,/ cuando la noticia llegó como un rayo,/ me rompí en mil pedazos/ cuando dejé de ser la misma>>.
La enferma, poeta primeriza, se ilusiona con escribir un libro de poemas para contarnos a qué se está enfrentando: a esa enfermedad que tiene, que padece y sufre, con las armas que tiene: su palabra, su poesía: y nacen una treintena de poemas en verso libre y medidos, hasta con rima algunos, que de todo hay; también sonetos tiene escritos con alegría y licencias poéticas aplicadas, como si se tratase de uno de sus alumnos. Algunos poemas con versos duros y afilados como cuchillos de cocina, que atraviesan fácilmente la piel de quien lee esos mismos versos: <<Sé que el cariño es un lazo cierto,/ y en cada abrazo hallo el valor,/ de seguir dando guerra en este desierto>>.
Poemas que hay que leer y releer, con la luz del día en la complicidad de la poeta con la persona lectora: <<En la sombra de un miedo que me abruma,/ la enfermedad acecha, cruel y dura/ mi alma lucha, aunque a veces se ría/ de un futuro incierto que se consume>>. No olvidar que estos poemas dan impulso y energía para continuarlos como sujetos lectores. Hay enjundia. Hay calidad. Y hay mucha belleza y más vida, también humor, ya que el dolor se supone como a la soldadesca el valor: <<Las risas flotan,/ como hojas al viento,/ los sueños despiertan,/ en un suave momento>>.
Un libro, GLIOBLASTOMA, de temor y temblor, que está escrito con la paciencia y la soledad del orfebre, pero sin barroquismos ni adornos innecesarios: <<El miedo acecha, la vida es un viaje,/
y aunque a veces duela, mi alma se abriga,/ en el amor hallamos la paz que se apaga>>. La poeta Gisela Martín anhela la libertad por parte de su redentor, de su neurocirujano (con o sin síndrome de Estocolmo), y más si estás preso de un laberinto oscuro: <<Necesito apoyo, un faro en la niebla,/
una mano que me guíe, que me sostenga,/ pues cuando el corazón se siente vacío,/ es difícil encontrar el camino claro>>. Estamos además ante un poemario contemplativo y meditativo a la vez, que observa la dura existencia y se funde con ella: <<Cree, siempre cree,/
que las palabras y las poesías/
tienen el poder de cambiar el mundo,/ de transformar el dolor en belleza,/ de convertir el silencio en canto>>.
Son versos en los que las palabras se buscan y se rozan como pedernales, haciendo surgir una chispa iluminadora: <<Pase lo que pase,/ nuestra esencia permanece intacta/ como un faro en la tormenta>>. Un canto de la poeta que ama y descifra el lenguaje para después intentar la comprensión de sí misma: <<La vida nos derriba,/ nos lastima,/ pero también nos enseña,/ nos convierte en protagonistas/ de nuestra propia historia>>. Un libro de gran calidad y belleza donde los textos poemáticos conviven con naturalidad con versos desnudos y contundentes, cual mantra, sobre todo en el poema Así que dime: <<Déjame escuchar/ las palabras de tu boca,/ y en cada latido,/ sentirte aún más cerca>>.
La poesía de GLIOBLASTOMA es espejo de humanidad y el azul es un poderoso símbolo: <<Necesito ver el mar, su canto me llama:/ Verano, dulce verano, el sol me abraza>>. La inspiración está en la propia vida y hasta en el bar de la esquina: <<El chiringuito nos espera, el sol que no se acabe,/ mi amiga y yo, risas y cervezas>>. Estos poemas son verdaderas declaraciones éticas y estéticas. En esa aproximación mayor al mundo en el que vivimos: <<En el vasto lienzo de la vida,/ el amor se pinta con colores vibrantes;/ un abrazo que trasciende el tiempo,/ una mirada que dice más que mil palabras>>.
Es pues un libro, con esta treintena de poemas de mi enfermedad, de alto voltaje existencial y poético, justo y necesario y que debemos y podemos leer: <<La amistad, un refugio en la tormenta,/ un lazo que se fortalece con cada risa,/ en los reencuentros, el corazón late,/ como si el tiempo nunca hubiera pasado>>. ¡Leámoslo pues y hagámoslo nuestro y reflexionemos con sus líricas, a la vez que, certeras palabras! ¡Gracias por escribir tamaña poesía, Gisela Martín Nagore!: <<Un instante es suficiente,/ un minuto para que sus ojos brillen,/ para que su risa resuene en el aire/ y el mundo se detenga en su presencia>>.