«Esa pequeña víbora disfrazada de diosa», de Sonia San Román
Sonia San Román (Villamediana de Iregua, La Rioja, 1976) es licenciada en Filología Hispánica, máster en Estudios Avanzados en Humanidades (especialidad en Estudios Hispánicos) y doctoranda en poesía española contemporánea. Escritora y profesora de Lengua y Literatura, ha desarrollado su trayectoria entre la creación y la crítica literarias. Es autora de ocho libros de poesía, entre ellos La barrera del frío, galardonado con el Premio Ateneo Riojano en 2018. En el ámbito narrativo fue finalista del Premio Cosecha Eñe (2015). Y forma parte del consejo editorial de Ediciones del 4 de agosto, con quienes colabora tanto en la organización del festival Agosto Clandestino como en la edición de antologías poéticas dedicadas, entre otros, a José Hierro o Gloria Fuertes.
Su obra transita con frecuencia el diálogo interdisciplinar: ha trabajado junto a músicos, fotógrafos y artistas plásticos, y ha participado en festivales literarios y publicaciones colectivas tanto en España como en América Latina. Este 2025 ha sido responsable del estudio introductorio de la poesía reunida de Eva Vaz, publicada por la editorial andaluza Garvm, y este año, a finales de verano, ha publicado su último poemario, Esa pequeña víbora disfrazada de diosa, con Ediciones del 4 de agosto, del que presentamos este poema que da título al libro.
V
Cuando todo se hiele como las sirenas de las
ambulancias al aire de la calle, como las mañanas de
enero a los calcetines del balcón como mi sangre al
ver las huellas frescas de tu marcha.
Cuando todo se enferme de ignorancia, de tristeza, de
picaduras de insectos, de aburrimiento, de deudas, de
escasez de luz, de inanición, de sed, de falta de belleza.
Cuando todo se infecte por aquello que deberíamos
haber dicho, por lo que hubiera sido mejor haber
callado, por arrancar las costras con las uñas sucias.
Entonces nos miraremos el hueco tras la espina y
veremos que aún queda la llama roja que
encendimos, un cable suelto danzando a ras del suelo
y un horno fundiendo sus propias resistencias.
Porque nos queda el fuego, nada menos, ese que vive
debajo de la lengua y al que llaman amor.
Esa pequeña víbora disfrazada de diosa.
Esa pequeña víbora disfrazada de diosa
Sonia San Román
Planeta Clandestino