«Dos que se besaban en la muerte», de Mateo Rello

Libros de Aldarán publica el último poemario de Mateo Rello.

Versión en mármol de la escultura de Auguste Rodin «El beso».

Texto Enrique Villagrasa

 

Leer el poemario Dos que se besaban en la muerte (Libros de Aldarán), octava entrega poética de Mateo Rello (Badalona, 1968) me ha llevado al enorme poeta Francisco de Quevedo y su poema Amor constante más allá de la muerte, en su último terceto: <<Su cuerpo dejará, no su cuidado;/ Serán ceniza, mas tendrá sentido;/ polvo serán, más polvo enamorado>>. El también poeta Manuel Rico, apunta en el prólogo: <<En el fondo, Dos que se besaban en la muerte acaba perfilándose como una hermosa, profunda y emocionante elegía a Tere, a quien Mateo Rello dedica el libro. En él hemos avanzado desde la muerte plural, desde la muerte concepto, desde los miedos que la preceden y que viven en la enfermedad, a la ausencia concreta de una mujer en cuyo recuerdo y presencia habita un mundo desaparecido y acaso feliz>>. La dedicatoria die así: A Tere, de este lado del aire, significativa y señera para entender el poemario.

 

Los poemas de tono elegíaco y algunos fechados en este libro, de 130 páginas, fueron escritos desde mayo de 2017 a septiembre de 2019, sin ir más lejos; y está dividido en tres cuadernos con cinco, cuatro y tres apartados, con sus respectivos poemas, y es un ir y venir <<del amor al olvido>>. Cosa que está bastante clara si suponemos que mientras alguien exista que los recuerde, los muertos estarán presentes con nombre y paisaje, en tristeza o en alegría, según el momento; pero siempre en y con el amor: <<amor por la vida me retuvo aquí>>. Es un cantar y contar del poeta que ama y descifra el lenguaje para después intentar la comprensión de sí mismo: <<Como quien entra en un trigal,/ extendidos los brazos y los dedos,/ recorro las tinieblas del pasillo>>. El título de este poema Pobre abril nos lleva a T.S. Eliot y su Abril es el mes más cruel.

 

Me gusta el título del libro pues me trae ecos de esas conexiones de y con la muerte y me hace pensar que no se muere, se cambia de plano tal vez. Aunque uno se cayó del caballo y perdió la fe en esa otra vida y la nada ocupó su lugar. Supongo que estos poemas tan reales son de doble lectura, lineal y la otra (psicoanalítica posible). No me entraré en ese huerto y sí en lo lograda que está la libertad del poeta con el lenguaje, su lenguaje; su memoria y la mirada certera sobre ese paisaje de dolor. Estamos pues ante un poemario contemplativo y meditativo a la vez, que observa la vida amor y se funde con ella: <<Y qué grave mandato es estar vio, me dije>>. Son versos en los que las palabras se buscan y se rozan como pedernales, haciendo surgir una chispa iluminadora: <<Así hasta ayer mismo>>.

 

Un libro de gran calidad y belleza donde los textos poemáticos conviven con naturalidad con versos desnudos y contundentes: <<Ahora quiero dormir y despertar mañana en el desierto>. O <<Donde la quietud, donde el silencio duelen>>. Es una escritura del yo que se descubre a sí mismo amando y se hace otro en el acto del lenguaje con el verso. Pues poetizar, escribir poesía/prosa lírica, es una aventura de ese otro que resuelve su deseo en y con la dialéctica espiritual y material de las imágenes y metáforas y aquellos otros mitos debidamente imbricados, diríase. Poesía es, no me cabe duda, Dos que se besan en la muerte: <<Todo lo muerto, todo lo que alienta y lo que vendrá/ sentí de pronto en mis pequeñas manos>>.

 

Mateo Rello es autor de los poemarios Orilla sur. Fábula de Barcelona (2002), A lomos de salamandra (2009), Libro de cuentos (2009), Tahúres y emplumados (2012), Meridional asombro (2013), Los primeros ángeles (2017), El atlante (2020) y De magos y mineros (Una historia de Plutón) (2022). Y es director del proyecto Caravansari (www.caravansari.com), dedicado a la poesía en lenguas peninsulares, y lo fue de su bienal, que se celebró en Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) entre los años 2013 y 2023. Ha participado en varios festivales internacionales de poesía en Venezuela e Italia, y en diversas antologías poéticas, como Barcelona. 60 poemes des de la ciutat (2004). Es autor del breve ensayo De Marta Agudo: una poética de la herida. De justa y necesaria lectura.

 

Epílogo

Pero entonces, muertos –si hay alguien ahí,

si es verdad que de algún modo estáis-, decidme:

qué es eso que falta,

ese caliente unánime universo

que desemboca en dos labios azules

y que por no saber, llamamos muerte.

 

Es vana la pregunta, bien lo sé,

y que os ha de importunar.

Menos que nadie me podréis decir

qué es ese poquito de amor apenado,

último rescoldo de los soles

que titila, se sobrecoge ante la puerta,

si en el trance, muertos, lo perdisteis.