Diarios del olvido
Diarios del olvido
Semezdin Mehmedinović
Trad. Marc Casals
Deleste
272 págs. 21’95€
Mehmed, es bosnio, tiene cincuenta años, vive en Washington D. C. y acaba de sufrir un infarto. Mientras lo trasladan al hospital en una ambulancia, su mente no se introduce en el túnel del tiempo, en lugar de eso, observa fijamente lo que sucede a su alrededor y lo hace sin miedo, casi con ternura y hasta con un leve sentido del humor. Quiere aferrarse al presente. Luego, después de salir del quirófano y enfrentarse a su «nueva vida», aparecen su mujer, sus hijos y los recuerdos. Pero el presente nunca se aleja demasiado, ni siquiera cuando evoca quién había sido hasta su llegada a Estados Unidos y en quién se ha convertido.
Esta crónica de una muerte anunciada pero nunca consumada es la historia de una familia que tuvo que huir de la guerra en su país, donde llegó a convertirse en refugiada en su propia ciudad cuando una bomba destruyó la casa donde vivían y los obligó a mudarse a otro barrio. Es, además, la historia de extranjeros en Europa y América, de gente perseguida, cuyo relato va construyéndose a base de fragmentos, entre desplazamientos, aeropuertos y maletas sin abrir. El padre sufre un infarto y la madre una embolia, dos acontecimientos que lejos de acercarlos a la muerte, los acerca a su hijo y los ayuda a consolidar eso que llamamos amor, que solo llegamos a saber de qué se trata si corremos el riesgo de perderlo.
Paul Auster consideraba a Semezdin Mehmedinović una especie de Ernest Hemingway moderno. Quizás lo decía por su estilo, directo, sin trámites, y aun así de una misteriosa hondura, que a veces provoca la sensación de estar leyendo a alguien a quien comenzamos a conocer gracias a las confidencias que nos va haciendo a lo largo del libro. A veces Diarios de olvido se lee como uno leería las columnas del mismo escritor en un periódico, una tras otra, solo que aquí juntas y no separadas, convertidas de esa manera en una novela que hasta entonces había vivido dispersa, con páginas esparcidas aquí y allá. El dolor de toda una vida —hecha añicos por la guerra, el exilio, la vejez y la enfermedad— se apacigua en el interior de un libro como este, que describe con una poesía sotto voce la fortaleza de una familia ante la adversidad, la frágil victoria de la luz en su desigual lucha contra las tinieblas. Hilario J. Rodríguez