De inmigrantes, mafias y duelo

Luis Prat publica «Clandestinos», una novela sobre la inmigración que llega a Europa a través de la ruta del Mediterráneo.

 

Texto:  Carmen SIMÓN

 

Las prisas por escribir y publicar no tienen nada que ver en la tarea literaria de Luis Prat. Durante los primeros brotes del nuevo milenio, el autor comenzó a trabajar en la escritura del libro que desde su inicio le dio el título de Clandestinos. Además de la investigación personal y su observación atenta sobre el creciente fenómeno de la inmigración africana hacia Europa, Prat estableció contacto con un grupo de marroquíes llegados a España tras largas y penosas odiseas, alrededor del cual se montó una tienda de artesanía de ese país en Sant Pere de Dalt. Luego de recorrer diversas ONG dedicadas a la inmigración y de relacionarse con senegaleses venidos en pateras, estuvo colaborando durante unos años con la Fundación Bayt al-Thaqafa, básicamente en el área de acogida.

Con todo ese bagaje, concibió la idea de proyectar en su novela lo que en un futuro cercano desembocaría en una tragedia de grandes proporciones, debido a la criminalización de los inmigrantes africanos que se dirigen hacia Europa, empujados por el hambre, las guerras, la explotación y la falta de futuro. Sin embargo, su manuscrito hubo de permanecer varios años en la oscuridad de un cajón de escritorio, luego de un episodio de informalidad, en 2007, de un gran grupo editorial que había prometido su publicación. Durante la pandemia, Luis Prat tomó la decisión de desenterrar su manuscrito; lo revisó y actualizó, y entendió que era el tiempo en que su visión estaba siendo realidad.

Nacido en el barrio de Gràcia de la ciudad de Barcelona, Prat es el primero de dos hijos del matrimonio de un profesor y pedagogo catalán y una bibliotecaria malagueña que arribara a estas costas mediterráneas en los años sesenta y que se convirtiera en propietaria de la antigua librería Dalla. Prat, Doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona, ha sido docente en Estudios de Comunicación Audiovisual de la Universidad Pompeu Fabra y en el Centro de Estudios Cinematográficos de Cataluña, ha transitado por la videocreación y aun cuando su incursión en este medio fue breve, se alzó con más de un premio en festivales internacionales. Clandestinos, su primera novela, que ahora ve luz, aborda sin atajos la inmigración clandestina a través de la ruta del mar Mediterráneo.

Entre los pulsos del bien y del mal, surge Gimi, el protagonista, un detective privado con ciertas peculiaridades que construyen una personalidad original: no es mujeriego, tampoco ciego, todo sea dicho, y además del cultivo de las yerbas aromáticas, le gustan los blues y el rock-blue, que acompañan el desarrollo argumental. Por ahí asoma la mítica versión de Muddy Waters, Baby Please Don’t Go, donde su blues se encontró, en 1981, con el rock and roll de Mick Jagger en el Checkerboard Lounge Club de Chicago. Gimi reniega de su padre, un policía que resulta víctima de la propia red clandestina por él construida; para acabar con la mafia, imita a la mafia y termina muerto por la mafia. Durante la investigación forzada que este joven detective lleva a cabo, sostiene a ratos discusiones con el fantasma de su padre en un intento por entender en qué momento su integridad se quebró, y poder así sobrellevar el duelo.

Conforme avanza la acción se insufla la trama, que descubre las raíces geopolíticas profundas de las migraciones clandestinas y cómo su criminalización, lejos de resolver el problema, complica aun más las cosas. El Mediterráneo va convirtiéndose en un cementerio de cuerpos humanos cubiertos por el mar y en tierra levanta polvo con la corrupción, los asesinatos, el abuso y el tráfico de personas.

Ubicada principalmente en Barcelona y sus alrededores, el autor recorre barrios del inframundo, donde la pobreza hace su trabajo y propicia actividades turbias en medio de drogas, camellos, palizas y prostitución. Emergen, también, los guantes impolutos que ocultan las manos sucias de la burguesía catalana, origen familiar de Gimi.

A pesar de la tragedia, Luis Prat ofrece respiros al lector, como árboles frondosos bajo cuya sombra fresca se desarrolla, también, una historia de amor. Pero no bajemos la guardia, advierto, todo aquél que tenga contacto con el crimen organizado, no tiene salvación.