Cien años de «Vecinos y enemigos»

Ian Black, una vida dedicada a analizar el conflicto palestino-israelí. 

Texto: David Valiente

 

El periodista, analista político, historiador y experto en el Próximo Oriente Ian Black nos dejó en enero de 2023, a la edad de 69 años. Antes de morir quedó despojado de sus herramientas de trabajo (su capacidad de hilvanar ideas y expresarlas a través del lenguaje) a causa de una enfermedad degenerativa que afectaba a su lóbulo frontotemporal, una dolencia posiblemente agravada por el Síndrome Corticobasal. Con el tiempo, también perdió sus capacidades motrices. Pero, aunque su cuerpo y su mente dijeran basta, Ian Black había aprovechado las casi siete décadas de su vida para informar (e informarse) de los intrincados sucesos que ponían las relaciones entre Israel y Palestina en el centro del foco mediático.

Una buena parte de ese esfuerzo intelectual está recogido en su magna obra Vecinos y enemigos: árabes y judíos en Palestina y en Israel (Península), en la cual nos conduce por los cien años de historia que van desde el chanchullero Tratado de Balfour (1907) hasta los últimos acontecimientos producidos en 2017, tratando siempre de desvelar y entender el papel que han jugado el nacionalismo árabe, el sionismo y la comunidad internacional.

El prólogo de la edición en español corre a cargo del profesor universitario, traductor del árabe y escritor Ignacio Gutiérrez de Terán, que en una entrevista concedida a Librújula destaca entre las cualidades del británico su capacidad de aunar “una perspectiva incisiva y la disposición analítica propias de un periodista con vocación política con la exhaustividad del documentalista”. Este atributo se ve reforzado por su dominio lector de las dos lenguas de los pueblos enfrentados y la posibilidad de acceder a una variedad de fuentes más amplia.

El libro de Ian Black es una llamada a buscar una solución pacífica que, como dice Ignacio Gutiérrez, pasa por “atender primero a lo que dicen las partes, sin entrar necesariamente en la evaluación de los argumentos esgrimidos”. Otro de los puntos fuertes de la obra, además de su estilo claro y directo, es “su sinceridad y modestia”. A pesar de su origen judío y contar con la amistad de “individuos y colectivos de la sociedad palestina”, nunca se dejó guiar por una visión parcial o ideologizada del conflicto. “En mi opinión, Vecinos y enemigos tiene una singularidad notable: explorar los orígenes y fundamentos de las diversas narrativas sin establecer juicios de valor sobre cuál de ellas es la más correcta o merece su elogio”. De este modo pudo “enfocar la cuestión palestina y la realidad del Estado de Israel de una forma distinta a la de la generalidad de los analistas, historiadores y periodistas al uso.”

Durante muchos años, la esperanza estuvo viva pero, cuando se dio cuenta de que las vías pacíficas y de entendimiento se estaban agotando, reconoció que su frustración (y la de sus compañeros) “derivaba de su incapacidad para leer e interpretar de forma correcta los parámetros de la realidad”. Esta frustración y sensación de fracaso siguen vivos en la comunidad de intelectuales y especialistas en el Próximo Oriente, más si cabe después de que los cielos de la región se volvieran a vestir de negro por los continuos bombardeos.

El libro de Ian Black proporciona un marco teórico que, bien empleado, habría permitido leer las líneas del conflicto e intuir la oleada de violencia que comenzó el 7 de octubre de 2023. Sin embargo, asegura el arabista y prologuista que, “como en tantas otras cosas, casi nadie prestó atención a las señales”.