Canon de cámara oscura
Canon de cámara oscura
Enrique Vila-Matas
Seix-Barral
224 págs. 19’90€
Orson Welles hizo con sus películas algo que me recuerda a lo que hace Enrique Vila-Matas con sus libros: buscar la realidad del cine desvelando antes la retórica y la tramoya que lo ayudan a cobrar forma. Hay una secuencia en Don Quijote donde se ve al protagonista entrar en un cine, seguir una lucha desigual en la pantalla, dirigirse escandalizado hacia el escenario, lanzar mandobles con su espada mientras la mayoría del público le aplaude y Dulcinea le observa aterrorizada, y desgarrar finalmente la tela hasta que ya solo se ve el bastidor que la sujeta. Tras las imágenes, la nada. Tras la imaginación cinematográfica, la nada de la realidad. Esa nada de la realidad es lo que uno descubre tras la arquitectura de casi toda la obra de Enrique Vila-Matas.
Sus novelas se articulan casi siempre en torno a escritores: escritores que se mezclan con locos, se esconden, huyen o convierten su arte en una performance artística. En Canon de cámara oscura, el escritor quiere fijar una lista de los mejores libros de la historia, se llama Vidal Escabia y bien podría ser un Denver-7, un androide. Este nuevo personaje es una especie de monstruo de Frankenstein que se reconfigura a través de fragmentos, de los poemarios, las novelas o los ensayos del canon intempestivo e inactual que articula el esqueleto de la historia, y que finalmente no solo lo construyen como personaje sino también como marido y padre. Un autor se construye a base de los fragmentos que otros autores le van entregando a lo largo de su vida, como un lector. Pero ¿y un padre? Un padre es lo que emerge finalmente de las páginas de esta última aventura de Enrique Vila-Matas, que es el maestro perfecto porque tiene el corazón de un joven explorador.
Me quedaría muy corto si dijese que Canon de cámara oscura es un buen libro, un gran libro; es una obra maestra y un potente elixir para alcanzar la juventud y la felicidad eternas. Hilario J. Rodríguez