Candice Fox: “El mundo criminal siempre ha fascinado a nuestra familia”

La escritora australiana publica en España “La poli, la convicta, la gánster y la ladrona”.

 

 

Texto: Susana PICOS

 

 

Candice Fox es una de las autoras más destacadas de la literatura negra australiana. Con su primera novela, Hades, ganó en 2014 el premio Ned Kelly, el galardón más prestigioso del género policiaco del país austral, premio que volvió a conseguir al año siguiente con su libro Eden.

El recorrido de esta autora, que nació en uno de los suburbios de Sydney, en una casa llena de niños y en acogida temporal, ha sido vertiginoso desde su primer éxito editorial. “Empecé a escribir —contaba durante una reciente charla pública con su editor español, Antonio Lozano,— para crear mi propio espacio en medio de ese caos y tener un poco de control sobre mi propia vida. Es algo que ha sido muy determinante para mi carrera de escritora porque explico cosas en mis libros que los editores después me decían si no serían excesivas, y eran historias que yo había escuchado en la casa”. Su relación con el mundo del crimen explica que le viene desde siempre: “Mi padre fue agente de libertad condicional. Mis padres estaban obsesionados con los crímenes, contaban historias negras todo el tiempo. Mi padre siempre estaba al tanto de lo que sucedía en la prisión: quién había matado a quién, si alguien se había suicidado, los trapicheos…El mundo criminal siempre ha fascinado a nuestra familia: ¡ahora es mi trabajo!”

No obstante, antes de ser escritora, Candice Fox probó en la Armada y se enroló en la Marina Real Australiana, pero su aventura como soldado fue breve. “Para ser militar hay que ser fuerte y duro, y yo lloraba, además preguntaba mucho. Quería saber por qué se ordenaba esto y lo otro y me decían tajantes: ‘Basta de preguntas’”. Tras esa incursión frustrada en el estamento militar y realizar trabajos varios, se dedicó a escribir y desde su debut literario en 2014 no ha parado. Junto con el escritor súperventas estadounidense James Patterson, Candice Fox ha escrito una serie de novelas a cuatro manos protagonizada por la detective Harriet Blue. Actualmente se dedica a la escritura y a la enseñanza.

Su novela La poli, la convicta, la gánster y la ladrona, es su último libro publicado en nuestro país, editado por RBA, en la colección Serie Negra. La novela, como Fox nos avanza en el largo título, tiene a cuatro mujeres como protagonistas. Estas, a pesar de sus diferencias y rencores, se asocian para resolver la desaparición de la hija de una de ellas. “En mi novela aparecen cuatro mujeres y además son muy diferentes. Claro que eso puede descontrolar el hilo de la narración, pero creo que es lo que la hace interesante y es de lo que me siento más orgullosa de haber logrado. Ninguna de las cuatro es suplementaria, si quitas a cualquiera de ellas, la trama no funciona, no son substituibles. El hilo de la novela está cosido entre las cuatro.”.

En esta historia de inocentes castigados por la sociedad y culpables que sortean las cárceles, las normas del bien y el mal se diluyen, aunque el intento de hacer lo correcto sobrevuela la historia, al margen de que después las protagonistas salgan perjudicadas, porque Fox nos muestra que la justicia en muchos casos no va ligada con lo que es justo. “La chispa de la novela fue que estuve viviendo en Los Ángeles durante un año, haciendo televisión, y quise describir ese mundo. Tienes Beverly Hills, que es precioso, con sus grandes mansiones y elegantes avenidas, y después en las afueras hay gente que vive en casetas miserables sin lavabo. Estuve documentando la actividad de un horrible asesino en serie que atacaba a mujeres en la zona de Los Ángeles y me obsesioné con eso”.

En esta novela todos buscan algo, las protagonistas, pero también los personajes secundarios. Unas buscan resarcirse por sus acciones pasadas, otras intentan recuperar a su familia, encontrar la bondadque creen perdida en su interior, y luego están los que buscan el poder y el dinero. La escritora australiana cuenta en la novela que nadie está a salvo de que su vida “perfecta” se desmorone en un momento. No es necesario haber cometido un grave error, simplemente las circunstancias se ponen en tu contra y, sin imaginártelo, pierdes a tu familia, tu trabajo y tu puesto en la sociedad. Perderlo todo es muy fácil, recuperarlo resulta mucho más difícil.